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Comienzan a cerrar las puertas jubilares

Año nuevo: El alma y la memoria son el aula del tiempo

01.  Feliz año nuevo.

       En primer lugar feliz tiempo, feliz año nuevo 2026, feliz vida, feliz eternidad.

       Los seres humanos necesitamos fragmentar el tiempo para estructurar la vida y romper el hastío del eterno retorno. Por eso organizamos el trabajo, las fiestas, las celebraciones, las témporas, los solsticios, etc. Todo tiene su tiempo

Posiblemente el primer calendario está en el Génesis. Dios trabaja seis días y el séptimo descansa.

Dios crea los astros con los que el hombre se ha servido para medir el tiempo, los ritmos de la vida, el día, la noche, los años.

Al mismo tiempo en el Génesis encontramos una medición mítica de la semana y del trabajo: el primer día, el segundo, tercero, etc. y el séptimo descanso.

02.  Entre bendiciones y maldiciones.

Hemos comenzado la Eucaristía -y el año- acogiendo la bendición bíblica de Dios:

       El Señor tenga piedad, nos proteja y nos bendiga

       Bendecir

Bendecir viene del latín: benedicere que significa decir bien, hablar bien de alguien.

       Pero no es cuestión de meras palabras, sino más bien de mostrar bondad ante lo que una persona es. Bendecir es agradecer la bondad de lo que una persona es en la vida.

       Pues bien, Dios nos bendice: habla bien de nosotros, pero no con palabras bonitas, sino que nos bendice con su amor y con su voluntad creadora y salvífica. Dijo Dios y así fue (Gn 1,9). Dios nos bendice sobre todo en la persona de JesuCristo: Bendito sea Dios que nos ha bendecido en la persona de JesuCristo, (Efesios 1).

       Cuando nosotros bendecimos a Dios, hablamos bien de Él, le damos gracias por su bondad, por la creación.

       El cántico de Daniel es una bendición al Señor: Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor…

       Maldecir

       Somos débiles y por desgracia muchas veces vivimos no entre bendiciones, sino maldiciendo. Maldecir por contraposición a bendecir significa “decir mal”: maldecir.

       Vivimos muchas veces maldiciendo nuestra suerte, maldiciones entre políticos, en el mundo deportivo, en la vida cotidiana. Incluso algunas personas se consideran a sí mismas y a otras personas como malditas (male dictus: mal dicho). Para nuestro Dios nadie es maldito: por muy en la miseria moral que nos podamos encontrar o que alguien se pueda encontrar, nadie está “mal dicho”: nadie es maldito.

Jesús como buen judío vivió y oró bendiciendo: Te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra (Mt 11,25). El último gesto de Jesús en este mundo, cuando ya en la Ascensión se despide de los suyos (de nosotros) fue un gesto de bendición: Los sacó hasta Betania y alzando sus manos los bendijo. Y mientras los bendecía se separó de ellos y subió al cielo, (Lc 24, 50-51)

03.  Un año de bendición

Hace bien, nos hace bien vivir bendiciendo, agradeciendo a Dios y a los demás en la vida. Eso es vivir en gracia, en agradecimiento, en bendición.

Que el año que comenzamos y todo nuestro tiempo transcurra impregnado de bendiciones

El Señor nos proteja, nos bendiga.

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