Somos barro y aliento vital

SOL

  1. Antropología

        La homilía de este tercer domingo de Adviento va a versar sobre la dimensión espiritual de la persona humana.

        Antropología (antropos: hombre / logos: tratado o visión sobre el hombre) es una palabra que significa cómo entendemos el ser humano qué es el ser humano. La antropología es, pues, la visión que tenemos del hombre, lo cual, por otra parte, es harto difícil de definir. A este respecto solemos tener un pequeño “caos”. Normalmente nos entendemos como cuerpo, alma y espíritu. En el AT tenían una visión del ser humano. San Pablo y el NT entendían la persona con otras categorías.

        En esta homilía vamos a pensar un poco en la dimensión espiritual del ser humano. Y lo vamos a hacer porque de estas cosas hace siglo y medio que no piensa ni habla casi nadie. Nadie se pregunta por la cuestión de qué es el ser humano. Habitualmente hacemos una lectura del ser humano poco más que somática, corpórea, casi anatómica, si bien desde Freud (1856-1939) nos hemos abierto un poco a la psicología, que todavía está en “mantillas”.

¿A qué creéis que es debida la lentitud y a veces escasa mejoría de las enfermedades psíquicas?

En la mentalidad del pueblo, en la educación hemos eliminado la dimensión espiritual de la persona,

Probablemente el progreso científico, político y social no ha supuesto un progreso espiritual y moral proporcionado.

¿A quién le importa hoy en día en nuestro hábitat cultural y en nuestra geografía si somos cuerpo y alma, materia y forma, si somos seres espirituales, religiosos o no somos más que unos cuantos kilos de corporeidad?

La idea central que quiero subrayar es que el ser humano es espiritual por naturaleza.

  1. Seres espirituales.

        Las personas somos inteligentes. Igualmente todos somos seres libres, más o menos pero libres. También todos somos sexuados.

De la misma manera todos somos inteligentes, libres, somos también espirituales. Otra cosa será cómo pongamos en activo esa espiritualidad.

El ser humano es espiritual por naturaleza.

03    Breve nota aclaratoria.

        ¿Qué es ser espiritual?

        En  las lenguas románicas las palabras que llevan la componente “spc”, “xpc” hacen referencia al futuro: espera, esperanza, desesperanza, desesperación, expectativa, expectación, espectáculo…

        Dando un paso más, ser espiritual es vivir en una apertura continua, eterna hacia todo lo que “se da” en la historia. K. Rahner decía que el ser humano es Espíritu en el mundo, abiertos a “todo”, al Ser, podríamos decir a Dios (o a los ídolos).

        Y esta apertura hacia el horizonte la llevamos adelante a través de las realidades, acontecimientos y vivencias de la vida por medio de la transcendencia.

        En la vida vamos transcendiendo todo lo que vemos y vivimos:

Unos colores, un anagrama nos hablan de alguna institución deportiva, cultural, religiosa. También unos colores (banderas) nos hablan de alguna patria, de alguna institución religiosa o humana.

El amor matrimonial o no matrimonial nos habla del amor infinito de Dios. La naturaleza nos lleva hacia el creador. Una sinfonía de Beethoven nos habla de libertad. Una misa de réquiem nos habla de esperanza. La noche nos habla de tinieblas. El pan y el agua nos hablan de la Vida.

        Ser espiritual es una infinita apertura transcendente  a todo lo que se da en la historia incluida la Palabra, Xto. Todo el pensamiento de K Rahner se basa en que el ser humano es Espíritu en el mundo, Oyente de la Palabra, de toda Palabra que se pronuncia en la historia.

  1. hemos tapiado la ventana del espíritu hacia el horizonte.

        Quizás nuestro problema no es tanto que no creamos en Dios o que hayamos dejado la Iglesia y la práctica religiosa. Hoy en día nuestro problema es que hemos eliminado de la vida del ser humano su dimensión espiritual, “no somos espíritu ni espirituales”, no trascendemos nada y por ello nos hemos vuelto “in-trascendentes”.

Y una persona, un pueblo, una cultura que no transciende se torna “in-transcendente”, irrelevante, insustancial.

        Vivimos en la superficie de la  existencia, surfeando por encima de la cresta de las olas, pero no navegamos, no remamos mar adentro, ni vamos ni venimos…

  1. El Espíritu está sobre mí (Lc 4,18)

Desde el comienzo en el sentido más original, el espíritu está presente en la historia y en la prehistoria). El espíritu se cernía sobre la creación. El barro humano llega a ser viviente cuando tiene el aliento vital, el espíritu de Dios. En varios momentos de los evangelios aparece cómo Jesús dice: El Espíritu está sobre mí (Lc 4,18).

Las personas, las instituciones, las ideologías tiene- -tenemos- un espíritu, un tono vital

El espíritu, el tono vital de Dios Padre está sobre Jesús. Es un espíritu bueno, un Espíritu Santo.

“El Espíritu del Señor está sobre mí,

porque me ha enviado

a llevar la buena noticia a los pobres;

me ha enviado a anunciar libertad a los presos

y a dar vista a los ciegos;

a poner en libertad a los oprimidos;

a anunciar el año tiempo de salvación del Señor. (Lc 4)

Es el mismo Espíritu que estaba sobre María: espíritu de vida.

Cuando tal espíritu preside nuestra existencia vivimos y construimos vida

        Podemos mirarnos a nosotros mismos y ver qué espíritu llena mi espiritualidad. ¿De qué espíritu está llena mi vida?

        Jesús sanó a muchos de sus malos espíritus: que en algún caso podría ser una enfermedad psíquica, en otros podrían ser tendencias negativas en la vida: poder, egoísmo, racismo, riqueza, avaricia, etc.

        Quizás la oración de este domingo de adviento pudiera ser que el Señor nos libere de nuestros malos espíritus, tendencias, inclinaciones y nos conceda su espíritu bueno, santo, su aliento vital.

        En todo caso acojamos lo que S Pablo les recomendaba a los cristianos de Tesalónica: no apaguéis el Espíritu...

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