¡Cuántos crucificados hoy en día!

cruz

Cuando levantéis al hijo del hombre, sabréis que “yo soy

(Jn 8,28)

Mirarán al que atravesaron

(Jn 19,37)

  1. El gran vacío de la Existencia humana.

    Que somos barro nos lo dice el Génesis. Que somos poca cosa lo sabemos por nuestra propia debilidad humana: debilidad física, psíquica y moral.

    Somos culpabilidad, no pocas veces frustración y tristeza profundas, a veces vacío; estamos emplazados por la muerte.

“No podemos con nuestra alma”.

    El “Yo soy” (joánico) se hace densamente presente en la cruz. Jesús ya había dicho aquello de que: cuando sea elevado, sabréis que yo soy. (Jn 8,25-28).

    Miremos, contemplemos, pues, ahora al que es y al que atravesaron.

Contemplar al que traspasaron tiene un contenido y un valor absolutos para el creyente: redención, perdón y esperanza de vida causan una paz y serenidad interior infinitas.

Nuestra culpa-pecado, nuestra angustia, nuestra muerte encuentra sentido y descansan en el crucificado.

Hay que llegar hasta el final para darnos cuenta, para creer que Él es: Yo soy. Y lo es en la cruz.

Contemplemos al que transpasaron.

  1. al pie de la cruz: la madre y el discípulo amado.

    De la cruz poco se puede esperar que descienda.

    Los discípulos de Jesús han ido quedando de lado: Judas quizás por dinero, Pedro y su familia por el poder, otros discípulos decepcionados de que Jesús no haya triunfado militarmente (zelotas).

Al pie de la cruz están la madre y el Discípulo Amado Solamente el amor está al pie de la cruz: la madre, fuente de amor y de vida y todo cristiano que se siente amado (Discípulo Amado) por el Señor.

Solamente desde el amor podemos comprender lo que supone el Viernes Santo de Cristo y los “viernes santos” de la humanidad.

  1. Agua y sangre: nacimiento de la Iglesia

    Del costado de Cristo brota agua y sangre: inclinando la cabeza, nos entregó su espírituDe su costado brotó sangre y agua…

Del costado de Cristo nace la Iglesia, nacimiento del Pentecostés joánico: El Espíritu desciende del crucificado. La Iglesia nace del agua (bautismo) y la sangre (redención).

    La Iglesia está naciendo al pie de la cruz, desde el espíritu del crucificado acogido por la Madre y los creyentes que se sienten amados por Jesús.

    Tal vez en la Iglesia hagan falta estructuras, Curias, Vaticano, etc…, pero lo que nos hace Iglesia es ponernos al pie de la cruz y que el Espíritu de Jesús descienda sobre nosotros. Necesitamos un bautismo de agua y sangre.

  1. Consummatum est. Todo está consumado.

Todo el Evangelio de Juan es un caminar hacia la hora en que se consumará la glorificación de Cristo y la salvación de la humanidad.

En las bodas de Caná no había llegado la hora. Ahora, en la Cena, sabiendo Jesús que había llegado su hora

    También a nosotros nos llegará la hora de la consumación de nuestra existencia. La consumación no es el apagamiento de la vida, la consumación no es la decepción total, sino la hora de la plenitud de nuestra existencia.

Estamos redimidos, justificados de nuestros fracasos, pobrezas y nuestro vacío existencial está lleno del Espíritu de vida de JesuCristo.

Jesús crucificado es la razón última de la esperanza cristiana, para superar el absurdo del mal y de la muerte,

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