La fe más que doctrina, es una confianza infinita en el Señor

- El paciente ante el psiquiatra.
Me parece a mí que, cuando un paciente en depresión o situación semejante, se acerca a la consulta del psiquiatra, en el fondo le está diciendo y pidiendo lo mismo -más o menos- que los apóstoles a Jesús: auméntame la fe, dame sentido y ganas de vivir, ilusión.
Y es que el justo, la persona vive serena y equilibradamente por la fe. No digo por la fe estricta en la fe cristiana, sino por la confianza en la vida, en la familia, en un ideal, en Dios…
De esto era ya consciente el profeta Habacuc (hacia el año 612 a.C.): el justo vivirá por la fe. Y tal será un tema central en la vida y teología de San Pablo: (Rom 1,17; Gál 3,11). El ser humano equilibrado vive por la fe, con todo lo que ello supone de confianza en la vida, en las personas, en Dios.
- El ser humano cree siempre en algo o en alguien.
La fe, lo que uno piensa y cree es lo más central de la existencia De hecho todos creemos en algo, en alguna realidad, en algún valor o contravalor humano. Necesitamos creer en algo o Alguien para vivir humanamente.
religión
Cuando ponemos nuestra confianza, nuestra fe en algo o en alguien, ello nos religa… La palabra religión significa: religarse con alguna realidad, poner la confianza en Dios o, quizás, en algún ídolo.
Otra cuestión será que nos podamos equivocar de dioses, de ídolos por tanto de fe, pero necesitamos creer, religarnos con algo o alguien para vivir.
El lenguaje de muchos políticos puede que sea ateo, pero es enormemente “religioso”. Llama la atención cómo muchos políticos y no políticos se religan militantemente a una patria, a una constitución, a un sistema de gobierno, a una economía, a un deporte, a una institución, etc.
- La fe es confianza
Ya en el ámbito cristiano, el sentido principal de la palabra fe es confianza: fiducia.
La fe, la fe cristiana no es la mera aceptación de unas doctrinas o de unos dogmas. Inicial y principalmente la fe es confianza, fiarse de Dios, descansar y explayarse en JesuCristo.
En la Biblia aparece con frecuencia esta actitud: vivir de la fe, vivir por la fe: (Habacuc 2:4, Romanos 1:17, Gálatas 3:11, Hebreos 10:38)
A veces concebimos la fe como un aval para que Dios nos dé la recompensa final. Para muchos la fe es como el “carnet del partido” con el cual Dios me recompensará, me salvará. Pero eso no es fe.
Un poco coloquialmente ser creyente es vivir la vida -¡y la muerte!- en una confianza infinita en Dios y con Dios. La fe es vivir confiadamente, serenamente con los demás y con Dos
La tradición de S Pablo dice: Sé de quién me he fiado, (2Tim 1,12).
Creer en el Señor no es cumplir sino confiar, fiarse de Él.
Sería exagerado y no del todo cierto, pero esta es la gran diferencia entre un católico y un protestante. Lutero (gran lector de S Pablo), hubo de llegar a fiarse de Dios, mientras que los católicos no nos fiamos de Dios y por eso “jugamos” con el cumplimiento. El Dios de los católicos tiene la “mecha corta” y explota rápido, por eso hay que tenerlo aplacado. A modo de “test” y sin que sea exacto: mientras el luterano confía, El católico cumple…
- Crisis de creencias.
Cuando en los medios eclesiásticos se lamentan de la crisis de fe, lo que se detecta más bien es una crisis de creencias, de formulaciones, de estructuras. Y se pretende resolver esa supuesta crisis con una vuelta a las posturas más intransigentes, cuando no fanáticas. Otro sector del catolicismo propugna un cristianismo de revisión y “modernización” de unas cuantas normas de moralina barata o de disciplinas eclesiásticas o litúrgicas. Les gustaría que se dispusieran normas más modernas.
Pero eso no es fe. La fe es confianza. La fe es confiar amigablemente en JesuCristo.
La crisis de “creencias”, no es propiamente crisis de fe. Un luterano, un ortodoxo, un católico y un armenio creemos en el mismo JesuCristo con diversas formulaciones. Y porque creemos, confiamos en Él.
- La confianza como tono vital.
La vida transcurre con quietud y se realiza con esperanza cuando vivimos en la confianza (fe) como actitud existencial.
Cuando digo “yo creo” no estoy diciendo que acepto una doctrina, estoy afirmando que confío, me fío de Dios. La vida necesita y merece “credentidad” de ser vivida.
Desilusiones y desolaciones vendrán, ¿qué barca no ha pasado por tempestades? Con Teilhard de Chardin podemos orar: adora y confía.
¡Señor, auméntanos la fe, la confianza en Ti!