No matemos al mensajero (ni a nadie)

VID

  1. La viña es el símbolo de la vida, de la felicidad.

    A nosotros nos pilla un poco lejano el mundo rural, agrícola. Pero -en cualquier caso- no nos resultará muy difícil imaginar que la viña es el símbolo de la felicidad del ser humano, de la fecundidad: tu mujer como parra fecunda, es el símbolo de la abundancia,  Lo mismo otros símbolos parecidos como son el olivo, el trigo, el agua.

Dios planta una viña, la cuida, la protege. Es decir, Dios crea al ser humano, a la humanidad para que sea feliz. Dios quiere el bienestar y la buena convivencia de Israel, de la humanidad, de la Iglesia.

La viña en la Biblia es el pueblo de Dios, Israel, que mataba a los profetas y, finalmente incluso al hijo, a JesuCristo.

  1. Parábola de los viñadores homicidas.

La parábola de los viñadores homicidas está dirigida a los sumos sacerdotes y senadores: a los jefes y poderosos de este mundo y del sistema religioso judío y no judío.

Es evidente la alusión a los profetas del AT: Jerusalén mata a los profetas.

También es clara la alusión a JesuCristo: Lo matamos, lo llevamos fuera de la viña, fuera de la ciudad, y nos quedamos con su herencia.

Seguramente que a los cristianos de origen judío de las comunidades de Mateo, esta parábola les causaría un cierto escalofrío pues les está recordando que la jerarquía de Israel fue la que mató al Hijo, a Jesús.

    También nosotros podemos ver al hijo en el prójimo, en los necesitados. Y también nosotros podemos matar al Hijo o les dejamos morir: hambre en el mundo, pateras, migraciones, droga, armas…

    Dios ama al ser humano, a todo ser humano: no le dejemos morir, no matemos a nadie en la vida…

  1. Siempre con el poder a vueltas.

La parábola de los viñadores homicidas está dirigida a los principales y jefes de Israel.

El poder es enormemente atractivo y quienes tienen un puñado de poder económico, político, eclesiástico, cultural, familiar, no están -no estamos dispuestos- a soltarlo. Basta con ver una sesión de investidura.

Y el  poder, -todo poder- quiere hacerse con los frutos mesiánicos, la herencia.

Como los sumos sacerdotes y ancianos, matamos a profetas y pensadores, anulamos la libertad de pensamiento; destruimos la razón, la sensatez, la bondad, el perdón, el servicio.

  1. Poder y fanatismo

El poder, también el poder religioso, lleva o puede llevar al fundamentalismo, al fanatismo. Hemos vivido, a veces padecemos en ámbitos políticos, en contextos religiosos y también eclesiásticos posturas exacerbadas y fanáticas.

Pero la religión que mata o fomenta guerras de religión en nombre de Dios, no es exactamente "religión", no es “religación” con  Dios y mucho menos es cristianismo. Por eso esta es una parábola que hemos de leerla contra los fundamentalismos religiosos que amenazan frecuentemente a los pueblos y a las culturas.

No es cristiano bendecir guerras patrióticas (Kiril – Putin).

No se puede defender la religión ni a Dios fanáticamente con violencia o con la muerte de los otros, porque en todos esos muertos, está el Hijo y Dios mismo está muriendo. 

No es religión ni cristianismo defender, bendecir y vivir con violencia, agresión  o guerra. 

Fano y profano.

    Fano (fanático) viene del latín y griego y significa: templo: sacro-sagrado. Profano es lo que “está” ante lo sacro pero no es sagrado.

    El fanático sacraliza y absolutiza una realidad: el dinero, la patria, el deporte, el consumismo, la ideología doctrinal, etc. y trata de justificarlas e imponerlas a toda costa a los demás, incluso con violencia y guerras “si hace falta”.

    Fanatismos se dan en todos los órdenes de la vida: en política, cultura, deporte, etc… Y tratan de buscar el respaldo de la religión.

    Para el cristiano absoluto es Dios. De tejas abajo, todos somos humanos.

  1. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.

    A Jesús le mataron porque criticó a los jefes, que se creían los dueños de la viña.

Los hombres no somos propietarios de la viña, sino trabajadores de la viña, de la mies.

    La piedra angular de la vida humana no es la fuerza, la violencia, el dinero, la doctrina, la agresión, sino que la piedra angular de la existencia es JesuCristo, el amor de Dios.

JesuCristo es la piedra angular.

    La imagen de la piedra angular es muy empleada en la Biblia. JesuCristo y solamente él es la piedra angular.[1]

    En la vida necesitamos apoyarnos en alguien. ¡Cuánto se agradece -especialmente en momentos de dificultad- encontrar apoyo y comprensión en una persona amiga, en un familiar, en el médico, y en último término en Dios, etc.!

    ¡Cuántas veces nos sobreviene la dificultad: una crisis, un problema grave de salud, una mala situación psicológica, familiar, una crisis con las instituciones, etc.! En esos casos -y siempre-, necesitamos un cimiento sólido, una roca donde apoyarnos, la piedra angular.

Cristo es nuestra piedra angular

[1] En el NT aparece en seis ocasiones: (Mateo 21:42, Marcos 12:10, Lucas 20:17, Hechos 4:11, Efesios 2:20 y 1 Pedro 2:7).

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