Se puede ser muy religioso, pero muy poco o nada espiritual y se puede ser poco o nada religioso pero de gran hondura espiritual

E SANTO

  1. el ser humano es espiritual por naturaleza.

    En todas las culturas y en gran parte de las filosofías el ser humano es considerado como a dos tiempos: materia y espíritu, cuerpo y alma, materia y forma, etc.

El ser humano tiene una dimensión corpórea, material y, al mismo tiempo, es también espiritual, transcendente. Somos y tenemos un universo espiritual de apertura “más allá” de la pura materialidad. Todo el mundo de los símbolos, de la poesía, de la transcendencia es en el fondo ser espiritual.

  1. No es lo mismo ser espiritual que ser religioso.

Que los humanos seamos espirituales no significa que tengamos un temperamento algo melifluo y dado a ciertas prácticas religiosas, cuando no mágicas o supersticiosas. Ser espiritual tampoco significa que una persona milite en una religión.

Ser espiritual significa que somos abiertos a todo lo que “se produce o se pueda dar en la historia”.[1]

En las lenguas románicas (provenientes del latín), las palabras que llevan la componente “sp”, “spc” ó “xpc” hacen referencia al futuro, a la apertura del ser humano hacia el futuro: espera, esperanza, expectativa, expectación, espectáculo, etc. miran hacia el futuro.

    Somos seres siempre en búsqueda, en camino, abiertos al futuro. La persona espiritual está siempre abiertas.

Se puede ser muy religioso, pero muy poco o nada espiritual y se puede ser poco religioso pero de gran hondura espiritual.[2]

Estamos viendo y padeciendo fundamentalismos religiosos dentro y fuera del mundo eclesiástico. Eso no es ser espiritual, sino fanáticos de unos ritos, dogmas o costumbres religiosas, cuando no de un mundo supersticioso.

  1. el ateo y un estado laico también son espirituales.

Uno puedo ser ateo o increyente. Si es una opción seria, es una posibilidad válida en la vida. Una sociedad, un estado puede optar por ser laico o aconfesional. Son elecciones serias y legítimas en la organización de los pueblos.

Pero que una persona o un pueblo sean aconfesionales no significa que dejen de ser personas y sociedades espirituales. Toda persona y grupo humano habrá de cuidar siempre su dimensión espiritual. Cultivar la dimensión espiritual del ser humano no significa una serie de prácticas religiosas, sino valorar y cuidar la esperanza y el sentido de la vida, la paz y la libertad, la ética, el arte, la delicadeza personal, la transcendencia, las tradiciones de un pueblo, etc…

No se puede zanjar de un plumazo la dimensión espiritual del ser humano y de la sociedad. Habríamos perdido el humanismo

  1. el espíritu de Jesús

Jesús tenía y tiene un buen espíritu, un Espíritu santo, bueno. Jesús tenía y vivía (vive) de un ideal, que es el Reino de los cielos: “Reino de justicia de amor y de paz”. ¿Qué otra cosa es el Reino de Dios sino libertad, justicia, perdón y paz? Y ¿qué otra cosa es el espíritu cristiano sino libertad, bondad, misericordia y acogida?

El espíritu de Jesús y de Dios Padre es bueno, porque de él brota la bondad, que anima, consuela, hace comprender la vida…

El evangelio de hoy nos habla de la presencia del Espíritu de Jesús resucitado en la iglesia naciente. Tal espíritu confiere alegría, paz y perdón.

  1. exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: recibid el espíritu santo.

    “Exhalar el aliento” es la misma expresión que emplea el Génesis cuando Dios inspira su hálito vital sobre el barro humano (siempre dentro del mito).

Entonces Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente. (Gn 2,7).

    Los humanos por nosotros mismos somos un puñado de barro. Muchas veces en la vida andamos, como los primeros discípulos, tristes, decepcionados por las mil circunstancias que nos pueden sobrevenir.

    Somos vivientes, humanos cuando tenemos espíritu, el espíritu de Dios.

    Jesús “exhaló su aliento”, su paz, su bondad y misericordia sobre nosotros

Nos hace bien vivir del espíritu, tener tono vital, “consuelo”, bondad. Necesitamos también unos ideales nobles y sanos, un espíritu bueno para llegar a ser vivientes, humanistas, creativos. Algo de todo eso es el espíritu que Dios y Cristo nos infunden. Vivimos cuando estamos impregnados de respeto, convivencia, libertad, paz

recibid espíritu santo

[1] Decía K, Rahner que ser espíritu-espiritual significa que el hombre es absoluta apertura hacia toda “palabra” que se produce en la historia, (Oyente de la palabra, 73).

[2] Los fanatismos son muy religiosos pero nada espirituales.

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