¿Y cómo termina "esto"?

Juicio

  1. Hacia el final del año litúrgico. Hacia el final de la historia

¿Y cómo termina esto?

Estamos terminando el año litúrgico y las lecturas de este domingo  nos sitúan ante el final personal y ante el final de la historia. Pero no ante el punto final, sino ante la cuestión de ¿cómo acaba “esto”?.

Con un lenguaje apocalíptico las lecturas de hoy nos plantan ante lo que denominábamos “los novísimos”: muerte, juicio, destino eterno.

¿Qué nos cabe esperar en la vida y en la muerte?

apocalíptica

Los textos bíblicos de este domingo tienen un colorido apocalíptico. Este género literario emplea un lenguaje lleno de imágenes, metáforas y símbolos. En el texto de Malaquías se dice que «llega el día ardiente, como un horno», y que los soberbios y prepotentes serán quemados como paja en el fuego de ese día. Aquí aparece Dios como Juez inexorable que viene a “arreglar cuentas” y dar su paga merecida a los malvados.

El evangelio de hoy pertenece al capítulo escatológico de Jesús en el evangelio de San Lucas y emplea también símbolos apocalípticos: guerras, revoluciones, terremotos, hambre, etc.

Acojamos esta palabra apocalíptica con respeto, pero sabiendo que es un modo de hablar y escribir sobre cuestiones que desconocemos.

        La pregunta de este domingo es ¿Cómo termina esto? Y en esa pregunta va implícita, ¿Qué podemos esperar de la vida?

  1. Nuestra traditio

A las cuestiones últimas en nuestros catecismos, en nuestra tradición cristiana se les denominaba “novísimos”, “postrimerías”: muerte, juicio, cielo, infierno y gloria.

Mal que bien, con más o menos pánico y miedo, esa es la visión de que hemos recibido de estas cosas. No faltaba una imagen tremendista y apocalíptica del fin del mundo: los astros caerán, el cielo se oscurecerá, las trompetas sonarán, los sepulcros se abrirán. Siempre estaba presente un infierno bien caldeado y un purgatorio para abonar los últimos pagos de la vida.

        Gracias al espíritu del concilio Vaticano II, gracias a la reinserción de la Biblia en la vida eclesial, en la teología, en las homilías, catecismos y gracias a los buenos y bondadosos teólogos cambió mucho la perspectiva que tenemos de estas cosas, aunque no sé si otra visión del final ha llegado al pueblo, ni si hay interés en que llegue.

  1. Nuestro momento es otro.

Pero tal vez hoy en día, en esta civilización “líquida” en que vivimos, la cuestión de fondo es ya otra.

Quizás hoy en día estas cosas ya no interesan ni preocupan. El final, la finalización del ser humano y de la historia no es ya motivo de esperanza ni de desesperanza, porque simplemente no hay nada. Las cuestiones finales no son ya ni materia de pensamiento.

Vivimos en una sociedad inestable con una profunda desconfianza en los “grandes relatos”. Todo aquello de la “verdad”, la libertad (Éxodo), la ética (Sinaí), la justicia, la religión, la tradición, etc. son “cuentos de hadas”.

Hoy en día la novedad desplaza a lo perdurable. No hay nada cierto, ni seguro. Todo cambia o puede cambiar de hoy a mañana. La sociedad es inestable y no solo políticamente. Vivimos sin principios, sin cimientos sólidos. La verdad depende de la ideología en que milites, la justicia depende de los vientos económicos y políticos que corran, etc. El último “saltimbanqui” de la última ideología salta al ruedo y pretende constituirse en dueño de la verdad. ¡La historia comienza conmigo! Los grandes pensadores de la historia, la filosofía, la religión son unas antigüallas que ya no sirven. ¿Para qué queremos Biblia teniendo Inteligencia Artificial?

Así que, no te tomes nada en serio, porque la vedad no existe y “mañana” saldrá otra cosa.

        Por ello vivimos en un “suspenso vital”. Venimos de la nada y vamos a la nada. Ello nos impulsa a una vida existencialmente hueca, a un hedonismo como criterio de vida. Lo mejor que te puede pasar es que te lo pases bien, porque otra cosa no va a pasar. La vida es un paréntesis lleno de consumismo y vacío.

  1. Cuidado que nadie os engañe

Sin embargo las cuestiones y preguntas afloran. La muerte sigue, el bien y el mal son un problema serio en la vida: guerra, hambre, justicia social, etc…

En lo que se refiere al origen del Universo y del hombre lo resolvemos con el “big bang” original y con la evolución de las especies (Darwin). Y en cuanto al futuro  del ser humano lo zanjamos con la eutanasia y una planta incineradora…

Cuidado que nadie os engañe

Y hoy el engaño puede venirnos por la eliminación del pensamiento y de las grandes cuestiones. Pásatelo bien y no pienses a poder ser en nada.

Pero los problemas siguen haciendo carrera

Asumiendo lo que nos ofrecen las ciencias en cuanto al origen del Universo y a la evolución del ser humano, queda en el fondo lo que ya S Tomás (siglo XIII) se planteaba (las cinco vías de S Tomás): ¿el orden del Universo, la perfección de la vida, el ser humano viene de la nada y vuelve a la nada?

¿La nada y el vacío nos envuelven y nos esperan? ¿La vida es un suspiro entre dos nadas?

        No.

El Ser, Dios es más grande que la nada. Venimos del Ser y volvemos a Él.

  1. El ser

Creo que la vida, el universo y el hombre estamos en el Ser, no en la nada. En Él vivimos, nos movemos y somos.

Venimos y vamos hacia el Ser, al que Jesús llama Padre, Dios Padre.

La existencia humana está abierta al misterio del Ser, al misterio de Dios, al encuentro del amor de Dios Padre.

La existencia humana y cristiana vive y descansa en una actitud mística de apertura al misterio que nos desborda y nos llena de sentido y esperanza.

  1. Rahner decía a mediados del siglo XX que el cristiano del siglo XXI será místico o no será. Y esto lo decía Rahner porque el ser humano tiene -es- una dimensión espiritual personal profunda más allá de su mera materialidad, más allá de las normativas sociales, políticas y eclesiásticas, el ser humano es abierto al misterio…

La mística no es algo melifluo sino que es la actitud del ser humano que vive abierto al misterio, a la ultimidad.

Mística es vivir abiertos al Ser, a la vida, a la belleza, a Dios.

Cuando en un atardecer intuimos a Dios eso es mística, cuando escuchando una música sentimos no lo bonito, sino la emoción estética, cuando en una espiga de trigo sabemos vislumbrar la vida, el pan de vida, eso es mística.

Mística es vivir abiertos siempre al horizonte absoluto

¿Cómo termina esto? Desde el comienzo hasta el final, somos y estamos en el Ser. JesuCristo es “alfa y omega”, principio y fin.

Estamos llamados a una “cristofinalización”.

Terminaremos en Cristo. Esto termina bien, en Cristo Jesús.

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