EVANGELIO VIVO

VIGILIA DE PENTECOSTÉS, leemos el evangelio de San Juan 7,37-39

ESPÍRITU SANTO  BLOG 1 VIGILIA

Hoy, sábado 8 de Junio, VIGILIA DE PENTECOSTÉS, leemos el evangelio de San Juan 7,37-39, comentado por el H. Patxi Loidi, presbítero.

37 El último día de la fiesta, el más solemne, Jesús puesto en pie ante la gente, exclamó con solemnidad: «Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. 38 Ríos de agua viva brotarán, como dice la Escritura de lo más íntimo de quien crea en mí.

39 Esto lo decía refiriéndose al Espíritu que iban a recibir quienes creyeran en él. Porque aún no se había enviado el Espíritu, pues todavía Jesús no había sido glorificado.

PALABRA DEL SEÑOR

COMENTARIO

Amigas y amigos: Estamos en la Vigilia de Pentecostés, celebrando el envío del Espíritu realizado por Jesús Resucitado. El gran día de mañana se adelanta al anochecer del sábado, como se hace en la Pascua. No es que hoy recibamos el Espíritu, tampoco mañana; lo recibimos en nuestro bautismo. Lo que hacemos en esta magna celebración es tomar conciencia del Espíritu Santo que habita en nosotros y avivar su presencia, su fuerza y todo lo que implica el Espíritu:

  • v Que somos hijos de Dios y el Espíritu nos da el sentimiento profundo de nuestra filiación divina.
  • v Que el Espíritu nos ilumina sobre el evangelio de Dios y nos da su aliento divino para vivir como Jesús y hacer las obras de Él y aún mayores, como Él mismo dijo a sus discípulos en su despedida después de la última cena.

Es el último día de la fiesta de las tiendas de campaña, el más importante. Era una fiesta agrícola que se celebraba en otoño. Daban gracias por la cosecha conseguida y pedían la lluvia para la siguiente cosecha. En ese día final, ante una gran multitud, Jesús se manifiesta de manera solemne y clara como alguien enviado por Dios: Ríos de agua viva brotarán de lo más íntimo de quienes crean en mí.

El agua viva o agua del Señor es una fórmula que se refiere al Espíritu Santo. Ya sabemos que la cronología no es una cuestión que interese a los autores de los evangelios. Por ello pensemos que los ‘ríos de agua viva’ se refieren al tiempo de la resurrección de Jesús. Para los judíos, el tiempo del Mesías. Para nosotros, el tiempo del Resucitado, que es quien ha prometido y quien enviará el Espíritu a los creyentes. El texto lo dice claramente: el Espíritu que iban a recibir quienes creyeran en Él. Y que aún no se había dado el Espíritu, porque todavía no había sido Jesús glorificado.

Podemos, pues, decir que el tiempo del Resucitado con el envío del Espíritu  es lo que llamamos tiempos mesiánicos, de acuerdo con la tradición judía; y para nosotros, que somos el nuevo Pueblo de Dios, es, además de los tiempos mesiánicos,  la nueva creación y la nueva alianza. Estos tres enunciados –tiempos mesiánicos, nueva creación y nueva alianza- quedan más claros en el mismo evangelio de Juan, cuando el Resucitado se aparece a los apóstoles, en el cap. 20, en un breve texto de enorme densidad. Los envía a la misión, como el Padre lo envió a él y les da el Espíritu soplando sobre ellos, como hizo Dios en la primera creación.

Tiempos mesiánicos y nueva creación nos emplazan a tomar postura ante Jesús: aceptarlo o no. La aceptación implica fe o produce fe en el mismo acto de aceptarlo, esa fe cálida, que nos lleva a la amistad con Jesús y a la oración de amistad. Y con Jesús, el Espíritu nos transmite el sentido filial afectuoso; el sentimiento vivo de ser hijas de Dios. Y nos ayuda a realizar lo que Jesús nos enseñó: que Dios es Abbá, es decir, padre y madre, papá y mamá.

Esta vigilia es una buena ocasión para renovar esa fe cálida, impregnada de amor. Oremos intensamente durante toda la vigilia; y ahorita mismo, con este comentario y con la plegaria.

PLEGARIA

Espíritu de la gran liberación

Veo, Señor, la Historia humana como una larga caravana,

que avanza impulsada por una fuerza misteriosa,

conquistando día a día cotas de libertad,

abriendo anchas calzadas,

por donde circulen sin cadenas las hijas de Dios.

¿Hay algo que garantice la ascensión lineal hacia la libertad?

Hay una esperanza que se hace clamor universal.

No todos las luchadoras conocen a tu Espíritu;

pero todas han de estar movidas por El,

con ese ansia irrefrenable de seguir ampliando fronteras,

aunque ellas mueran en el empeño.

Tú las acoges como hermanas

y tu Padre las bendice como a hijas.

Otras vienen detrás,

engendradas por el mismo Espíritu,

quizá sin conocerlo,

y se ponen en pie después de las derrotas,

para seguir conquistando espacios más anchos,

construyendo nuevas calzadas para la liberación.

El jubileo liberador de Dios

se extiende con tu Espíritu de siglo en siglo,

como un solo grito prolongado,

que resuena con un eco interminable de montaña en montaña.

Y la Humanidad se hace adulta

con la esperanza de ser liberada de la esclavitud,

para gozar de la libertad gloriosa de los hijos de Dios,

mientras seguimos gritando sin cansarnos:

Marana-Tha, ven, Señor, con tu Espíritu,

el Espíritu de la gran liberación.

Au 922 Jn 7,37-39

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