EVANGELIO VIVO

DOMINGO 16º DEL TIEMPO ORDINARIO

Lc 10,38-42.- LO MÁS IMPORTANTE ES JESÚS

marta-y-maria RD 16 07 2019
marta-y-maria RD 16 07 2019 PATXI LOIDI

DOMINGO 16º DEL TIEMPO ORDINARIO

Amigas y amigos de Evangelio Vivo:

El texto de hoy nos presenta a Marta y María,

dos personajes reales, convertidos en símbolos.

Marta puede simbolizar la acción y María, la oración.

Pero el evangelio no opone la oración y la acción.

¿Acaso no fue Jesús un hombre de acción?

Nos comunica algo sencillo y profundo:

que nunca dejemos de lado a Jesús,

por mucho trabajo que tengamos.

Lc 10,38-42.- LO MÁS IMPORTANTE ES JESÚS

PROCLAMACIÓN DEL EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS

 38 Yendo ellos de camino, entró en un pueblo. Y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. 39 Tenía ella una hermana llamada María, que se sentó a los pies del Señor, y escuchaba su palabra, 40 mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Al fin, Marta se detuvo y le dijo a Jesús: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude.» 41 El Señor le respondió: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas. 42 Pero hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada.»

PALABRA DEL SEÑOR

COMENTARIO

Amigas y amigos: Fijémonos en la figura de Marta. Está muy atareada por obsequiar debidamente a Jesús. Mientras tanto su hermana María está con Jesús y no hace nada. Al fin, Marta se planta y se queja ante el Señor. ¿Tenía razón? Humanamente, sí, porque ambas recibieron a Jesús; ambas tenían que prepararle una acogida digna.

Si es así, ¿por qué Jesús le da la razón a María? El pasaje está escrito con intención teológica. No pretende calificar a María y descalificar a Marta. Tampoco quiere decirnos que la oración es más importante que la acción. Además, cuando decimos acción, nos referimos a la acción apostólica y social, mientras que Marta, en este pasaje, lo que hace es trabajar en las tareas de casa. Por lo tanto, nada de sacar conclusiones indebidas.

Entonces ¿qué es lo que quiere decirnos este pasaje? Veamos algunas lecciones.

Primera lección. Para el cristiano, lo  más importante es Jesús: conocer y amar a Jesús, seguirle, proseguir su causa y darle a conocer a todas las personas que podamos. En centro de la vida cristiana es Jesús y solo Jesús.

Segunda lección. La actividad que nos aparta de Jesús no es buena. Vacía la interioridad; nos vacía por dentro. Podemos tener mucha actividad, el mismo Jesús la tenía. Pero siempre sacaba tiempo para estar con su Padre; nunca dejaba la oración silenciosa, apartada y profunda. Lo mismo hemos de hacer nosotros con Él.

Hoy hemos canonizado el trabajo. Pero el exceso de trabajo es negativo. Y cuando nos fuerzan a ello es una injusticia. Pero hay muchas personas que trabajan demasiado porque quieren. Y se vacían por dentro. Y descuidan a su familia. Y dejan de lado a Jesús.

Necesitamos conseguir tiempo para Jesús. Y tiempo para estar con la gente y escucharla, que es lo que se echa de menos. Y -¿cómo no?- tiempo para nosotros mismos, para estar en soledad con Jesús, leer, reflexionar, hacer oración, tomar decisiones cristianas.

Las figuras de Marta y María no se pueden tomar como aparecen descritas. Son aquí dos figuras simbólicas que iluminan la vida cristiana; dos espejos en los que debemos mirarnos. Y nos gritan: Ni oración sin acción, ni acción sin oración.

Miremos de nuevo a Jesús. Unía y no separaba. Nunca dejaba una de las dos partes por excederse en la otra. Trabajaba sin cesar en favor del ser humano, muchas veces peligrosamente. Y oraba mucho. De su trabajo apostólico y social, el evangelio nos dice que muchas veces no le quedaba ni tiempo para comer: había que curar enfermedades, liberar posesos, enfrentarse a quienes oprimían a la gente. Esa acción social era también profundamente religiosa, porque nunca dejaba la oración.

Este texto se ha utilizado a veces para calificar a las distintas vocaciones o formas de vida. Enseñaban que la más perfecta es la vida monástica, tanto de hombres como de mujeres. La segunda, la vida religiosa. En este paso había una pugna con los presbíteros diocesanos, que también podrían ser los segundos. Y los terceros en importancia serían los laicos y laicas. Esta clasificación no puede deducirse de este pasaje. Y no tiene ningún valor. No hay estados de vida o vocaciones superiores a otras. Todas las vocaciones, incluida la vocación laical, son de primera categoría. Y todas tienen misiones importantes. Por ejemplo, de la vocación laical dice la Iglesia que su campo de acción es el ancho mundo de la cultura, el trabajo, la sociedad… Y que su misión consiste en un apostolado religioso y social en el mundo y desde el mundo, que solo ellos pueden realizar. Otra cosa es que la práctica actual ha desviado y degradado esta gran vocación.

No hay superioridades, porque Dios es gratuito. Cada cristiano comprometido elige su vocación, no por superioridad, sino porque cree que es la que Dios quiere para él. Elegir una vocación porque es superior a otras es un error; y denota egocentrismo religioso y soberbia religiosa. De ahí viene luego la dominación religiosa de unos cristianos sobre otros.

Grandes lecciones, las de este pasaje y las de la vida de Jesús. Él es el centro, el único centro. A Él miramos y seguirnos, a nadie más

PLEGARIA          

Estar (1)

Jesús, quisiera estar contigo,

ante ti, junto a ti, contigo, solo estar.

De rodillas, de pie, sentado, caminando...

Dejadme solo, para estar con Él.

Lo sé, no me lo digan: “La fe es como un racimo.

¿Tiene sentido ese individualismo?

Sí, porque incluso cuando estamos los dos solos,

está todo el racimo con nosotros.

Dejadme, no me lo digáis de nuevo,

pues somos como dos amantes,

que necesitan estar solos.

Ya llegará el momento de la gente,

de las empobrecidas, las dolientes,

y de las amistades.

Ahora es tiempo de Él.

Marchaos y dejadme solo.

Estar (2)

 A veces nada dice, pero estamos.

A veces yo le digo cosas…

Me gusta estar con Él, estar y nada más.

Escuchando, pues habla algunas veces.

Si me apuráis, os digo que habla siempre.

Y siempre me caldea el corazón.

Quisiera estar atento a sus palabras,

como Él está a las mías,

y a los latidos de su corazón.

Y notas que te quiere, te ama siempre.

Y te levanta el ánimo, te da seguridad…

Como si despidiera una energía…

No sé… Te sientes alguien, más humana…

Y más divina, más hermana…

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