Hermano Patxi Loidi Evangelio vivo

Hoy, domingo 11 de agosto, 19º domingo del TO,

leemos el evangelio de San Lucas 12, 32-4

JesúsSolidario

32 Jesús dijo a sus discípulos: No temas, pequeño rebaño, porque al Padre de ustedes le ha parecido bien darles el Reino. 33 Vendan sus bienes y den limosna. Hagan bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón, ni la polilla corroe; 34 porque donde esté su tesoro, allí estará también su corazón.35 Tengan ceñida la cintura y las lámparas encendidas, 36 y sean como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle al instante, tan pronto como llegue y llame. 37 Dichosos los siervos a quienes el señor, al venir, encuentre despiertos: les aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, los servirá. 38 Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos ellos! 39 Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría asaltar su casa. 40 Estén también ustedes preparados, porque cuando menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre.41 Dijo Pedro: Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos? 42 Respondió el Señor: ¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darle a su tiempo su ración conveniente? 43 Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, le encuentre haciéndolo así. 44 De verdad les digo que le pondrá al frente de toda su hacienda. 45 Pero si aquel siervo se dice en su corazón: “Mi señor tarda en venir”, y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse, 46 vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le castigará severamente y le señalará su suerte entre los infieles.47 Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; 48 el que no conoce su voluntad  y hace cosas que merecen azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más.

PALABRA DEL SEÑOR

COMENTARIO

Amigas y amigos de Evangelio Vivo: El pasaje de hoy hay que enmarcarlo dentro de la cultura mediterránea de aquel tiempo: cultura de amos y siervos, premios y castigos, incluso azotes; y cultura del honor, como el valor mayor de aquellas sociedades.

Aparte de ello, este evangelio es como una confidencia que hace Jesús a su gente más cercana. Pone mucho cariño. La llama pequeño rebaño. Es el grupo que preparaba para su gran obra. Hoy ese grupo somos sus seguidores y seguidoras. ¿Qué nos dice el Señor cariñosamente?

Ante todo nos da seguridad. No temas, pequeño rebaño. Estamos en buenas manos. El Padre nos va a dar su reino. Somos felices. Hoy mismo nos lo está dando.

A continuación nos recuerda los grandes valores del Reino de Dios. El primero de ellos es la pobreza solidaria. Vender lo que tenemos y darlo a la gente de escasos recursos.   ¿Cuánto vendo? Ni te lo preguntes y ni lo midas. Simplemente déjale a Jesús que hable dentro de ti y sé generosa. La generosidad te hace libre y solidaria, como quiere el evangelio. Da dinero y tiempo. El tiempo que damos es muy importante para el Reino de Dios.

El segundo valor es la vigilancia. ¿Para qué? Para abrir la puerta al Señor tan pronto como llame. Si no estás vigilante, no le oyes ni le abres.

La tercera recomendación es ser gerentes eficaces de los bienes del Reino de Dios. ¿Cuáles son esos bienes? Muy sencillo: la familia, el trabajo, las actividades sociales y apostólicas, la atención a las amistades, el amor práctico a la gente pobre, el compromiso por la justicia, etc. Todo ello requiere sacar rendimiento a mis capacidades, mis conocimientos, las oportunidades que me presenta la vida,  y dedicar tiempo, que es oro para el Reino de Dios.

La conversación acaba con una frase para pensar. A quien se le da mucho, se le pedirá mucho. Tú y yo hemos recibido mucho. Más que preocuparnos por cuánto nos va a pedir Jesús, hemos de alegrarnos, porque el Señor nos anima a emplearnos al cien por cien por el Reino de Dios. Así la vida cristiana es la gran alegría.

PLEGARIA

Y se pondrá el delantal

¿Bolsas sin agujeros? Solo son las del cielo.

Aquí los agujeros nos roban las monedas.

Hagan, pues, bolsas que jamás se deterioren.

Que no pueda agarrarlas el ladrón

ni corroerlas la polilla.

Y estén en pie, la mesa preparada,

a la espera del dueño, que llega a media noche, igual que los ladrones.

Alertas siempre, en la tiniebla y en el día,

con las sandalias y con delantal,

las llaves en la mano,

para abrirle al instante, cuando llame a la puerta

Verán cómo les quita el delantal

y se lo pone él mismo,

para hacerlos sentarse y ponerse a servirlos

como a señores y señoras,

en una eucaristía compartida,

en la que, siendo el anfitrión,

es a la vez el alimento.

Y cantarán y danzarán.

Se darán mil abrazos.

Y dejarán de ser las siervas y los siervos,

para ser sus hermanas

y los hermanos de la gente.

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