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DOMINGO 32° DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

DIOS DE ABRAHAM, ISAAC Y JACOB,DIOS DE VIVOS Y NO DE MUERTOS

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Digital Patxi Loidi

Hoy, domingo 9 de noviembre, TO 32,leemos el evangelio de San Lucas 20, 27-38, comentado por el Hermano Patxi Loidi, Presbítero.

27 Se acercaron a Jesús algunos de los saduceos, los que sostienen que no hay resurrección, y le preguntaron:28 «Maestro, Moisés nos dejó escrito que si a uno se le muere un hermano casado y sin hijos, debe casarse con la viuda para dar descendencia a su hermano.29 Pues bien, eran siete hermanos. El primero tomó mujer y murió sin hijos; 30 la tomó el segundo, 31 luego el tercero; y murieron los siete, sin dejar hijos. 32 Finalmente, también murió la mujer.33 Así, pues, esta mujer, ¿de cuál de los siete hombres será esposa? Porque fue mujer de los siete.»34 Jesús les dijo: «En este mundo, los hombres y mujeres se casan;35 pero, en la resurrección de los muertos, no se casarán ni las mujeres ni los hombres que sean dignas de tener parte en aquel mundo.36 Y ya no pueden morir, sino que serán como ángeles; son hijas e hijos de Dios porque han resucitado.37 Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.38 No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos viven.»39 Algunos de los maestros de la ley le dijeron: «Maestro, has hablado bien.» 40 Y ya no se atrevían a hacerle más preguntas.

COMENTARIO

Amigas y amigos: La historia que se inventan los saduceos no deja de ser un poco rara para nosotros. Y también su trampa: una trampa burda, que se ha hecho tan famosa, que a las trampas de ese estilo se las llama trampas saduceas. La clave está en que los saduceos no creían en la resurrección de los muertos. Y de la Biblia sólo aceptaban los cinco primeros libros, los atribuidos a Moisés. Con la historia que se inventan, le ponen una trampa a Jesús. Su mentalidad queda patente: se imaginan que la vida futura es como ésta. Tenían peso social, porque controlaban el templo y su riqueza. Cuando ocurrió la destrucción de Jerusalén, desaparecieron, porque ya no había ni templo ni negocio.

Jesús responde a aquella trampa mostrando que la vida futura no es como esta vida. Ambas se parecen en el amor, pero en la vida futura será perfecto y mucho mayor. Abarcará, de forma plena y directa, a todas y cada uno de los seres humanos de todos los tiempos. Y no harán falta matrimonios por parejas como aquí. Viviremos sumergidos en el amor absoluto de Dios, amando de forma particular a todos y cada uno.

¿Misterioso? Sí, y muy alentador. Una gran realidad y una gran esperanza, la única esperanza de la inmensa mayoría de los pobres, que no debe quitarnos fuerza para la luchar por la justicia en este mundo, sino que nos la debe dar. Dejar de luchar por mejorar este mundo, con el argumento de que en la vida futura todo será perfecto, es contrario al evangelio. ¿Por qué? Porque Dios quiere que, incluso en este mundo, a pesar de su limitación, vivamos como hermanos, en justicia, libertad y amor mutuo.

Jesús aprovecha aquella oportunidad para afirmar la resurrección de los muertos. Utiliza hábilmente el Éxodo, uno de los libros de la Biblia que aceptaban los saduceos. Y apela a Moisés, que era para ellos la única autoridad. Su argumento es claro para un judío: Si el Éxodo enseña que Dios es el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, ello quiere decir que Abraham, Isaac y Jacob están vivos, porque Dios no es un Dios de muertos. Y si ellos están vivos, es que han  resucitado, porque todos ellos murieron. Por lo tanto, hay resurrección de los muertos. ¡Con qué maestría responde Jesús!

Este evangelio nos invita a avivar nuestra fe en Jesús Resucitado. Hay cristianos que no creen en la resurrección. Pablo les preguntaría con razón, como a los Corintios, cómo es que siguen siendo cristianos. Nosotros creemos en Cristo resucitado; y sabemos que esta fe es la gran fuerza, no sólo religiosa, sino también social, para crecer en personalidad y trabajar firmemente por una sociedad más humana. Ojalá lo hagamos.

PLEGARIA

Lumbre roja

Señor, aviva el fuego,

aquella lumbre roja de tu Pascua.

¿No ves a mucha gente que pierde la ilusión

y está buscándola en promesas vanas?

No encuentran lo que buscan

y andan nadando entre dos aguas.

Pretenden ver el sol de frente

en vez de hacerlo ladeadas,

con los anteojos de la fe.

Y no ven nada.

Y se queman los ojos.

Revive en sus entrañas

tu viejo cirio joven del Sábado de gloria.

Enciende en su interior el firmamento,

para que tengan luz y capten la verdad,

y no las apariencias.

Con la fuerza de tu resurrección,

sopla sobre sus mortecinas brasas:

que el rescoldo no muera por completo,

sino que prenda como viva llama,

devolviendo el vigor a su existencia.

Y ellos darán a muchos rostros la esperanza.

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