Para que quede revelado lo perverso y engañoso que impide que brote y fluya la vida Confesar a Cristo en la verdad abrazando la cruz del sufrimiento y la adversidad

Cristo, camino
Cristo, camino

"Abrazar y confesar a Cristo como nos recuerda Pablo en la segunda lectura de la carta a los Gálatas es vencer toda diferencia que divide y separa"

"La cruz del sufrimiento en la verdad para que se manifiesta la vida no deja de ser un signo fuerte transformador, donde se exige la entrega y renuncia de uno mismo"

"La cruz no es cómoda, nunca será cómoda, como sabemos que la verdad nunca es cómoda"

En el evangelio de Lucas de este domingo 12 del tiempo ordinario donde Pedro confiesa y dice que Jesús es el Mesías, creo que hay que tener en cuenta la revelación que Jesús hace de su persona cuando dice: Yo Soy El Camino, La Verdad y La Vida.

El camino de la cruz que Jesús asume para revelarse como la Verdad y la Vida, nos ayuda a entender la fuente de vida que Dios quiere hacer brotar en Jerusalén y habitantes, derramando un espíritu de piedad y compasión, así como nos relata el profeta Zacarías en la primera lectura de este domingo.

Abrazar y confesar a Cristo como nos recuerda Pablo en la segunda lectura de la carta a los Gálatas es vencer toda diferencia que divide y separa para entendernos que con Cristo somos también descendencia de Abraham donde desparece y se supera toda separación de raza, frontera, lengua para vivir como una familia donde somos coherederos con Cristo.

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Jesús

Por eso lo primero al confesar a Cristo, es aventurarnos a hacer un camino en la verdad que pueda manifestar la vida y en cuyo camino, la Palabra que es Jesús nos deberá guiar en cada paso, acción y sentimiento profundo del corazón para dar cabida a la luz de la verdad y la vida, asumiendo la cruz del sufrimiento.

La cruz del sufrimiento en la verdad para que se manifiesta la vida no deja de ser un signo fuerte transformador, donde se exige la entrega y renuncia de uno mismo. En la cruz debemos renunciar a nuestros propios conceptos, ideas y quereres porque la Palabra, que es Jesús, nos ilumina y conduce en su Voluntad, con mirada que todo lo invade y lo penetra, para ir transformando lo perverso y lo engañoso en una purificación en la verdad que hace libre y da vida, como ya en la primera lectura de Zacarías se nos habla de esta purificación.

Liberarnos de lo perverso y engañoso, sea del Mal que es el diablo como también de aquellos que hacen el juego a lo perverso y engañoso, nos deberá hacer entender que nuestra vida está expuesta en Jesús por la verdad y el bien de la vida.

Hacer este camino de renunciar a nosotros mismos por esta verdad para que haya la vida, debemos entender cuál es la exigencia cristiana que se nos pide a cada uno en la vocación recibida para ser discípulos y testigos de Jesús para que la obra del Padre en su Hijo Unigénito pueda resplandecer.

Ahora podemos entender lo que Jesús nos dice del Espíritu Santo, como Espíritu de la Verdad y abogado que nos ayudará a caminar en la verdad hasta su plenitud.

Es importante ver cuál es la tarea que nos toca realizar como cristianos hoy en nuestros entornos de vida, donde seamos conscientes que nuestra confesión en Cristo, que es Camino, Verdad y Vida, nos lleva a vivir la cruz del sufrimiento y adversidad que esta iluminada por la esperanza de la palabra de Jesús que nos guía o debe guiarnos para transformarlo todo en Cristo.

La cruz no es cómoda, nunca será cómoda, como sabemos que la verdad nunca es cómoda, ya lo dirá Jesús ante Poncio Pilatos: yo soy Rey, para eso vine al mundo para ser testigo de la verdad, todo el que es de la verdad escucha mi voz.

La verdad fue lo que oscurecieron nuestros primeros padres cuando sucumbieron ante el engaño de la serpiente y se perdió toda la libertad y vida.

Por eso si al final de la vida, esta verdad deberá liberar y dar vida, deberá dejar claro lo perverso y engañoso que nos dominó en esta vida temporal.

Cristo viene a devolvernos esa libertad en la verdad y por eso nuestro caminar debe ser siempre en Cristo, en quien no se encuentra ni mentira ni engaño.

Cristo

Haciendo un camino así en la cruz del sufrimiento, por la verdad y la vida, entonces podremos vivir con confianza plena en que somos conducidos a buen puerto aunque sean infinitas las batallas, porque es mucho el mal que debemos combatir, sea en nuestras personas, en nuestras familias, en la iglesia y sociedad.

Confesar a Cristo es hacer una confesión en la verdad que da vida y que no hay otro camino que el de la cruz.

Por eso los enemigos de Jesús fueron los Sumos Sacerdotes, Escribas y Fariseos que impedían que fluyera la vida, de quienes Jesús dijo: ustedes ponen cargas muy pesadas, impiden a otros entrar a la vida y ustedes mismos no entran a la vida. Estos son quienes constantemente ponen trampas a Jesús y lo quieren enredar en sus argucias. Estos son los primeros que se verán expuestos ante la verdad revelada, en todas sus formas, por Jesús una vez resucitado. El engaño seguirá moribundo en los Escribas, Fariseos y Sumos Sacerdotes, después de la Resurrección; pero al final prevalecerá el anuncio de Cristo Resucitado que ha vencido la mentira y el engaño, ha vencido al mundo.

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