"Una vida que se comunica a todos en la diversidad de cada uno" Pentecostés: abrirnos en la diversidad para caminar en la unidad a través del don de los dones, el Espíritu Santo

Espíritu Santo
Espíritu Santo

"El Espíritu Santo nos comunica toda la riqueza de sabiduría y de vida que se expresan en el amor verdadero que busca siempre el bien"

"El Espíritu Santo al encaminarnos a la unidad en el amor nos impulsa o anima a tener una actitud madura en el amor que nos relaciona siempre en libertad"

"La vida está ahí en la unión de la diversidad y lo que debemos siempre ver es la vida que se gesta en la unidad de la diversidad"

Hay que empezar entendiendo que vivimos en relación con la diversidad que comunica vida.

Los textos de este domingo de Pentecostés: Hechos de los Apóstoles, Corintios y Juan, nos invitan a dejarnos conducir en el Don del Espíritu Santo.

El Espíritu Santo nos comunica toda la riqueza de sabiduría y de vida que se expresan en el amor verdadero que busca siempre el bien.

El Espíritu Santo nos conduce en esa verdad que hace libres; nos ayuda a tomar conciencia a cada uno de nuestra realidad. 

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Espíritu
Espíritu

Muchas veces nos conflictuamos en nuestras relaciones porque queremos imponer nuestro estilo, nuestro pensamiento, nuestro modo de actuar, lo que creemos que debe ser y creo que ahí fallamos, porque lo primero es relacionarnos en una libertad madura.

Una libertad madura que sabe respetar los tiempos, las formas, los procesos que cada persona lleva en su propio caminar.

El Espíritu Santo al encaminarnos a la unidad en el amor nos impulsa o anima a tener una actitud madura en el amor que nos relaciona siempre en libertad sin imposiciones que asfixian la relación.

De ahí que una de las características del don del Espíritu Santo sea llevarnos en comunicación y diálogo; los cuales nos facilitan hacer un camino abierto a la empatía, que sabe ponerse en el lugar del otro para suscitar la comprensión y, desde ahí, alimentar una comunión en el amor que sabe entender, escuchar, fortalecer, liberar, sostener, hacer crecer…

Debemos descubrirnos cada uno en el propio don para vivir nuestra entrega de amor en servicio, buscando hacer el mayor bien a los demás, privilegiando el bien común.

Debemos ser tolerantes y pacientes en esta diversidad que muchas veces nos conflictúa en el camino hacia la madurez para lograr la unidad.

La vida está ahí en la unión de la diversidad y lo que debemos siempre ver es la vida que se gesta en la unidad de la diversidad.

Muchas veces nos falta dar el paso a la vida, quedándonos entrampados en el conflicto de la diversidad, en nuestros pleitos y diferencias. Nos falta dejar fluir en nuestras comunidades: familia, grupos sociales, amistades, etc., la sangre de la libertad en nuestras relaciones.

La sangre de la libertad es la que deja fluir la vida para que uno mismo y los demás tengamos esa vida, pero siempre permitir y facilitar que siga corriendo la sangre de la vida en libertad, que sea capaz ésta vida de llegar a los demás, de contactarlos, sentirlos y alimentarlos.

El Espíritu Santo es así, una vida que se comunica a todos en la diversidad de cada uno, dando vida verdadera, para descubrimos en las posibilidades que cada uno tiene en sus dones y comunicarlos con toda generosidad para darle vida a la comunidad que no deja de ser un cuerpo enriquecido por cada uno y embellecido en la diversidad de lo que cada uno es.

Vivamos en una mayor libertad que nos permita ver la riqueza de la diversidad para que fluya la sangre de vida que cada uno puede comunicar.

Seamos capaces de ver la riqueza de cada uno más allá de los límites y conflictos que siempre hay y que nos retan a un trabajo en el amor que sabe respetar, ser tolerante y abierto a esa verdad en el amor que siempre iluminará cualquier oscuridad.

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