"Lo importante en los tres textos de este domingo es sabernos encontrar con Dios en su gracia" La acertada indicación de la manifestación de Dios

Cordero de Dios
Cordero de Dios

"Que importante es saber identificar la manifestación de Dios para hacer un camino en la fe, desde la escucha y obediencia a la Palabra"

"Es muy importantes tener maestros que nos indiquen el camino correcto, o lugar donde Dios se está manifestando"

"Entendemos que el Espíritu Santo nos ilumina y nos conduce para agradecer el don de nuestro cuerpo y nuestro espíritu"

En este segundo domingo del tiempo ordinario, la liturgia de la palabra nos invita a adentrarnos en la indicación de dónde, en quién y cómo se manifiesta Dios, como ahora consideramos:

Juan el Bautista dice a sus dos discípulos: Este es el cordero de Dios.
El sacerdote Eli al joven Samuel : habla Señor que tu siervo escucha.
San Pablo a los Corintios: o es que no saben ustedes que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, que han recibido de Dios y habita en ustedes ?

Que importante es saber identificar la manifestación de Dios para hacer un camino en la fe, desde la escucha y obediencia a la Palabra.

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Venid y veréis

Los dos discípulos que están con Juan el Bautista, inmediatamente responden a la indicación de que Jesús es el Cordero de Dios, yéndose detrás de él, y a la pregunta: ¿dónde vives Rabí? Escuchan al Maestro que les dice: ¡venga a ver!

Es muy importantes tener maestros que nos indiquen el camino correcto, o lugar donde Dios se está manifestando, porque ese es el camino perfecto para crecer en la gracia y hacer el camino de seguimiento para servir al Señor.

Así San Pablo, en la primera lectura de la carta a los Corintios señala: el cuerpo es para servir al Señor y no para fornicar porque en el cuerpo habita el Espíritu Santo y somos santificados en él.

Superar nuestro egoísmo de la fascinación del placer de la fornicación, y dar un paso en la trascendencia del espíritu, para disfrutar las caricias santificantes, constante de la presencia de Dios en nosotros, es un gozo de plenitud que deja la huella de una paz profunda.

La importancia de ser nosotros los que decidimos, en la gracia de Dios, más allá de la fuerte atracción en nuestra naturaleza, por la atracción del placer carnal que sentimos como algo natural, y que es parte de nuestra vida, para no esclavizarnos; en ese esfuerzo, en esa lucha personal propia, siempre recibimos esa presencia de Dios, que es amor, para tener nuestra mirada más allá de esa fuerza natural de la carne, y abrazando esa realidad, ver que somos templos del Espíritu Santo.

Entendemos que el Espíritu Santo nos ilumina y nos conduce para agradecer el don de nuestro cuerpo y nuestro espíritu, para que en esa unidad, podamos servir al Señor con todo nuestro ser y nuestra Alegría.

Escucha, Israel

Por otro lado, como nos recuerda la primera lectura de Samuel, él era un joven, que ante la instrucción de Eli: habla Señor que tu siervo escucha, le permite ir creciendo en la gracia de Dios, experimentado como Dios está con él y cumple todo lo que le dice como profeta.

Aunque en el tiempo del sacerdote Eli y el profeta Samuel no eran frecuentes las visiones o revelaciones de Dios, sin embargo, Eli es capaz de entender de que es Dios quien le está hablando al joven Samuel, y por eso, acertadamente, le dice responder: habla Señor que tu siervo escucha.

Esta naturaleza propia de la vida de Samuel, es lo que debe caracterizar la vida del pueblo de Israel: escucha Israel…

El tiempo del profeta Samuel marca una etapa de renovación y fidelidad al Señor, tiempo en el que está próximo el inicio de la menarquia en Israel, tanto con Saúl como con David.

Lo importante en los tres textos de este domingo es sabernos encontrar con Dios en su gracia, siguiendo acertadamente las indicaciones de las manifestaciones de Dios a través de los auténticos maestros del espíritu, que indican por donde afianzar nuestros pasos.

Cordero de Dios

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