"Ni el odio ni la división, sino siempre la unidad" Desde un principio distinguir entre el bien y el mal

La familia del Señor
La familia del Señor

"Nos refieren la importancia de vivir en la voluntad de Dios para ser parte de su familia y estar disfrutando de todo lo que El nos comunica en gracia"

"Luchamos para que esta gracia sea fecunda, en lo que cada uno es portador con sus dones"

"Hacer lo que no está en la voluntad de Dios, y está prohibido, nos saca del camino de la gracia y de la bendición"

En la creación de Dios, en su obra, somos colocados con absoluta libertad para conducirnos en la escucha y obediencia de su voluntad.

Hoy, en este domingo X del tiempo ordinario, tanto la primera lectura del Génesis como el evangelio de Marcos, nos refieren la importancia de vivir en la voluntad de Dios para ser parte de su familia y estar disfrutando de todo lo que El nos comunica en gracia.

En nuestra libertad tenemos que elegir en donde Dios se manifiesta con más fecundidad en gracia, como ya lo refiere san Pablo en la segunda lectura de la carta a los Corintios.

Caminamos en una fe de lo que hay que hablar con el testimonio, aunque nuestra mirada terrena se desmorona, miramos a aquello que no vemos y es eterno, porque lo que vemos es pasajero transitorio.

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Familia del Señor

Por eso luchamos para que esta gracia sea fecunda, en lo que cada uno es portador con sus dones.

Nuestros primeros padres no supieron ni pudieron mantenerse en gracia porque rompieron todo vínculo con la voluntad de Dios, haciendo lo que está prohibido.

Hacer lo que no está en la voluntad de Dios, y está prohibido, nos saca del camino de la gracia y de la bendición, y nos hace recorrer un camino de sufrimiento, de ausencia de vida.

De ahí que tenemos que estar fuertes en la lucha para que el Espíritu Santo, a través del cual, Dios actúa en nosotros, nos vaya conduciendo en la manifestación de Dios y distingamos lo que no es de Dios.

A Jesús sus parientes dicen que se ha vuelto loco, los escribas que está poseído por Satanás. Jesús, sin embargo, tiene la claridad que el actúa con el poder de Dios, no dejándose ni engañar ni confundir y, afirmando que en El todo es acción y manifestación del espíritu santo, con la claridad de expresión del amor y de la vida. Ni el odio ni la división, sino siempre la unidad.

La voluntad de Dios nos conduce en el amor y la vida en unidad.

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