VOX. 'NO LOS QUEREMOS'

Si había alguna duda sobre la actitud de VOX, una de cuyas banderas más queridas es la del repudio a la inmigración, lo ocurrido en Ceuta  le  despejará  el panorama mental. Se ha retratado a plena luz del día y ha mostrado su verdadera imagen. La habitual, por cierto. Mucho ruido, demasiada incitación al odio y al enfrentamiento contra quien se tropieza en el camino. Con razón o sin ella, ‘a tiempo o a destiempo’. Eso  sí,  siempre aprovecha, para complacencia de Sánchez, la más mínima situación para darle caña al PP ante su ‘buenísimo’. ¿Será que lo suyo (lo de VOX) es, por el contrario, ‘el odio saduceo’?

Para acertar y no equivocarse en el juicio, sus simpatizantes y cómplices deberían centrar su mirada en el mensaje que VOX pone sobre la mesa y en los instrumentos que propone para solucionar el problema de la inmigración.  Es conveniente a este respecto no perder tampoco de vista el lenguaje escénico y corporal de alguno de sus líderes, el tono ‘bélico’ de muchas de sus comparecencias públicas, el empeño, en este caso, de echar gasolina al fuego para apagarlo y la presunta vinculación de la inmigración con la criminalidad.

Atrévanse, señores que apoyan a ciegas a VOX, a contemplar, por una vez, todo esto con imparcialidad y objetividad. ¿De verdad, piensan  que es esto lo que quieren de VOX porque sus soluciones resolverían el problema inmigratorio? ¿De verdad creen, aunque la inmigración sea, efectivamente, un grave problema, que todo el mundo (la Unión Europea, el Gobierno, el papa Francisco) está equivocado y que la solución radica en el rechazo total de la inmigración? ¿De verdad estiman que están siendo útiles en la solución del problema con sus propuestas? ¿De verdad se creen que todo ha ocurrido porque no se han escuchado sus advertencias? ¿Son capaces de entender y admitir que los demás también pueden atesorar una parte de verdad?

Es más, no tengo inconveniente en señalar la crítica a que se ha hecho acreedor el Gobierno de España y la desmedida reacción de Marruecos. Es, por otra parte, una evidencia. Pero, ahora, no es esta, aunque daría mucho juego, la reflexión que deseo suscitar en el electorado de VOX.  Ni mucho menos. Ya sé que no soy nadie para decirles a ustedes cómo deben de actuar y valorar. Simplemente, les ofrezco algunas propuestas y expresiones para que,  con conocimiento de causa, puedan  juzgar, si lo estiman oportuno.

Vox ha insistido que ‘no son inmigrantes. Son invasores enviados por una potencia extranjera (…). Es una cuestión de seguridad nacional (…)  Son soldados que obedecen a un gobierno (…) No es una crisis migratoria. Es una auténtica invasión del territorio nacional del país vecino. Muchos de ellosson varones en edad militar y vemos cómo Marruecos está lanzando también a menores, a niños y mujeres, siendo utilizados como arietes humanos’ (Abascal) o en que ’España está siendo atacada. El enemigo extranjero tiene clara su prioridad. España ha sido atacada. Ha sido invadida. España tiene la obligación de defenderse’ (Espinosa de los Monteros).

Para cerrar el círculo de los despropósitos, atiendan a estos tres hechos: 1). Al portavoz de VOX en el Parlamento andaluz sólo se le ocurre este ilegal exabrupto: ‘En Andalucía no los queremos, no vamos a conseguir que esos menores lleguen a Andalucía y si el Gobierno andaluz los acoge dejará de contar con el apoyo de este grupo parlamentario’. Amenaza que han ejercido, aunque el Presidente Moreno Bonilla no se haya arredrado; 2). Vox cumple su amenaza y tumba en un día la ley del suelo y la reforma de la ley de salud pública. Se se  escenifica el final del apoyo parlamentario de Vox  al Gobierno andaluz por la mera acogida de doce menores emigrantes y para forzar un adelanto de elecciones; 3). Ante la simbólica imagen en la que una trabajadora de Cruz Roja abraza a un migrante subsahariano exhausto, a Hermann Tertsch, diputado de VOX en Europa, sólo acierta a articular este pensamiento: ‘La víctima y la salvadora o el abusador y la idiota. Toda una representación de Europa haciendo el gilipollas’.

¿Qué les parece? ¿De verdad, señores que apoyan a VOX, no quieren acoger a doce menores?  ¿De verdad estiman que el órdago de los políticos que apoyan es proporcionado? ¿Están seguros que, con semejantes  actitudes, están sirviendo al pueblo andaluz?  Lo siento. Pero, si eso fuese cierto, me veo en la obligación de decirles que el gran error de VOX consiste, precisamente, en que sus políticos, como dice Manuel Valls, son iguales a la gente que les  vota. Son incapaces de entender que una cosa es tener que ganar en un proceso electoral y otra, muy diferente, tener que gobernar o apoyar un Gobierno concreto. Como es habitual les ‘pone’ eso de ser tontos útiles al servicio de Sánchez. ‘Vaya patriotas!

¡Qué casualidad! Salvini, Le Pen, Vox, siguiendo los pasos de Trump  y  todos a una. Venden e insisten en el mismo discurso xenófobo. ¿Así esperan superar el problema? Estamos apañados. No comparten la vía diplomática como posible intento de solución. ¿Por qué? ¿Acaso porque la ha sugerido el PP?  Prefieren ‘una respuesta de fuerza’. Pero, ¿cuál en concreto? El ‘muro infranqueable’ del que vienen hablando, ya tiempo atrás, o la ‘militarización permanente’ de toda la frontera en el sur? La cosa es meter presión, intimidar a la gente, asustar a los andaluces y perjudicarles en sus intereses. ¿Es esto lo que, realmente, quieren?

Quiero, por último, aludir a una cuestión de la que,  quienes apoyan a VOX y sus dirigentes, suelen hacer profesión e invocación para arropar su populismo desenfrenado. Me refiero a su ‘ser católicos’.  No quiero valorar la estima en que cada cual tenga tal circunstancia  básica y menos desde una perspectiva religiosa. Pero, la actitud de Francisco respecto al fenómeno inmigratorio se parece muy poco a la de VOX. ¿Lo han pensado alguna vez? ¿Y no les parece raro? ¿No estaremos ante una utilización política de la profesión religiosa personal para obtener ventajas políticas? 

                                                      Gregorio Delgado del Río

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