Pedro Coda, en Ciudad Nueva Dios cree en ti

Dios cree en ti (Ciudad Nueva)
Dios cree en ti (Ciudad Nueva)

"Un Dios cercano, presente y siempre  disponible, que desea hacer madurar  la identidad y la responsabilidad de sus hijos"

Los dedos rugosos y creadores de Nuestro  Padre Dios, y que re- creara el grandioso Miguel Ángel, aparecen últimamente con frecuencia en portadas de libros diversos relacionados con la ciencia y la sabiduría, como símbolos de religiosidad y de cultura. En nuestro caso, lo hace en el nuevo libro  de la editorial “Ciudad Nueva”, cuyo texto ronda las  250 páginas  y del que es  autor Pedro  Coda, asiduamente presente en “CN”, con títulos tales como  “Dios entre los hombres”,  “El Ágape como  gracias y libertad””, “Dios, libertad del hombre”, “Dios que dice amar” y otros.

Del prólogo del libro “Dios cree en ti”, entresaco este párrafo firmado  por el editor Aurelio Romero:

”El Padre cuyo nombre revela Jesús no es Dios paternalista, un Dios que proteja al hombre  casi hasta el punto de sofocarlo. Ni mucho menos un Dios que pueda ser instrumentalizado  por el hombre para su propio uso  y consumo, como si fuese el “tapa-agujeros” de  nuestros  vacíos, aquél que solventa     los problemas que nos queda  por resolver” como escribió el teólogo Dietrich  Bonhoeffer desde el campo de concentración en que se hallaba recluido. Por el contrario  es un Dios cercano, presente y siempre  disponible, que desea hacer madurar  la identidad y la responsabilidad de sus hijos. En la parábola de los talentos se anuncia un Dios  que aguarda una respuesta libre, adulta y madura de sus hijos, y esto pasa por asumir  la propia responsabilidad, en primera persona, desde el interior de la trama poliédrica, y en ocasiones, no exenta de riesgos, de la historia”.

Los títulos de los capítulos son estos: “Dios te quiere precisamente a ti”,  “El retrato robot del Padre”,  “¿Y si la fe tuviera razón?”, “La identidad de la Iglesia y el diálogo”… Solo esta parte merecería  sobradamente la publicación del texto en el marco de  unos tiempos  como los actuales  en los que dentro y fuera de la Iglesia, el estudio y la predicación acerca del diálogo resultan ser  expresión fiel de vida civil y eclesiástica  de manera ejemplar, consciente y evangelizadora.

De su página 163 subrayo este párrafo:

“El papa y los obispos no son los jefes del pueblo de Dios: son miembros del mismo  con un ministerio particular  que es esencial a la vida de la comunidad  y que se  le confiere mediante el don del Espíritu. El sentido de la autoridad ejercida  dentro de la comunidad cristiana es iluminado, así pues, por el mandato evangélico del servicio recíproco, para la comunión y el testimonio a todos del evangelio”.

Severio Gaeta, en largo, docto y casi exhaustivo listado de preguntas, afronta la redacción del libro,  cuya lectura resulta suelta, fácil  y atractiva para muchos, necesitados  de “presentarse ante  el enorme desafío de cada uno de los temas, con la bella noticia e  interrogantes, de la imagen cristiana de Dios”.

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