Para aquellos que necesitan un “Dios con buena prensa” "Busco tu rostro", de Cristina González Alba, en Desclée de Browver

"Busco tu rostro", de Cristina González Alba, en Desclée de Browver
"Busco tu rostro", de Cristina González Alba, en Desclée de Browver

Sugiero la lectura de este libro, publicado por Desclée de Browver en la colección 'Caminos', por tratarse de una lectura que carece de la idea –la “mala prensa”- que prevalentemente se tiene de Dios

Cristina González Alba ofrece XXIV capítulos dedicados a cuantos necesitan la imagen y la presencia de un "Dios con buena prensa" por los "caminos de la oración"

Del capítulo "Orar con los sentidos" afirmo que su lectura facilitará el encuentro con Dios, un Dios verdadero, que quiere y apuesta porque todas sus creaturas sean felices por naturaleza, por sensibilidad, por vocación y por profesión

Es posible que a algunos, la frase de ”Dios tiene mala prensa” les suene rematadamente mal a sus “oídos piadosos”, y hasta ofensiva, mitigándola envuelta en la similar de “Dios no tiene buena prensa”, culpando de tal agravio a los “impíos y blasfemos profesionales” de la misma. Con mis sugerencias, creo humildemente prestarles a los lectores, conformes o disconformes, un discreto servicio.

La impresión que se tiene de Dios en todas las religiones, es más o menos idéntica, y ella, -la que se nos predica- no es sobresalientememente coincidente con ideas de misericordia, bondad, amabilidad, ternura, relaciones paterno-filiales, disponibilidad, brazos sempiternamente abiertos, vida, redención, libertad, respeto, redención, re-creación esperanzadora y siempre a nuestra disposición sacramental de cuantos elementos nos sean precisos para salvarnos, ayudando a salvar a los otros, que es y constituye el eje, centro y justificación de la condición religiosa, en cuyo ámbito nos movemos, estamos y somos.

La idea –la “prensa”- que prevalentemente se tiene de Dios, es la de “todo justiciero, omnipotente, rey y señor del universo, castigador de los malos, y hasta de los no tan malos,(en conformidad con los cánones de otras creencias), legislador, riguroso vigilante de sus preceptos, y en manos de los de sus representantes más o menos legítimos o legitimados con órdenes sagradas, o a dedo, coincidentes con la clerecía, varones todos ellos y además misóginos y sin escatimarles atributos y privilegios atribuibles tan solo a los componentes del sexo masculino, acaparadores hasta de la sagrada condición de personas, dejando lo de “cosas y sub –personas para las mujeres por el hecho de serlo…

Así se escribe la historia y los hechos son así de elocuentes e indiscutibles. Están a la vista de todos y de todas. Los responsables de tal distorsión y manipulación de la idea de Dios, convirtiendo el padre-madre en dictador y en jefe de policía que ordena el tráfico de los comportamientos, sentimientos y pensamientos humanos, son lógicamente aquellos “vocacionados”, pertenecientes a los estamentos de la institución “religiosa”, tal y como en la actualidad se nos sigue presentando, con toda clase de amenazas humanas y divinas en el caso de infracción por parte de los “pecadores”. A estos, el primer castigo al que son sometidos es el de la des-filiación, incapacitados, por tanto, para poder llamar y tratar como “padre” a Dios.

El Dios encarnado en Jesús, también participa de tan mala prensa. La literatura –doctrina y ética- moral, así como los ejemplos de vida de algunos de sus ministros lo representan con largueza y sin posibilidad de excusa ni pretexto. No pocos libros piadosos siguen proyectando imágenes de Dios, de por sí “desdiosadas” e impiadosas.

De este género no forma `parte el libro publicado por “Desclée de Brouwer”, con el título de “Busco tu rostro” (discursos espirituales para orar), perteneciente a la colección “Caminos”, de la que es director Francisco Javier Sancho Fermín, con el número 151 de los ya editados y expuestos en tan adoctrinador escaparate bibliográfico.

De su autora hay que relatar que se llama Cristina González Alba, nacida en Sevilla, con estudios jurídicos en su Universidad, habiendo vivido y ejercido su profesión un puñado de años en distintas ciudades de Argentina.

Del florilegio de sus XXIV capítulos dedicados a cuantos necesitan la imagen y la presencia de un “Dios con buena prensa”, por los “caminos de la oración”, destaco los titulados “Después del silencio; Un Dios actual; “Como si fueran personas; El Espíritu y la Verdad; Recuperar el sentido del tiempo; Asombro; Discernimiento; Dios abulta…;

Del capítulo “Orar con los sentidos” afirmo que su lectura facilitará el encuentro con Dios, un Dios verdadero, que quiere y apuesta porque todas sus creaturas –hombres y mujeres-, y con todos sus sentidos, sean felices por naturaleza, por sensibilidad, por vocación y por profesión. “Porque Dios es bueno” y, por ejemplo, “porque el olor es un mensajero más de Dios”. Amén.

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