El mercedario publica 'Saber escuchar. Desde un silencio profundo' (Paulinas) Alejandro Fernández Barrajón: "Uno de los grandes problemas de la iglesia hoy es su mentalidad clerical y de púlpito. Habla y habla pero no escucha"

Alejandro Fernández Barrajon y su 'Saber escuchar'
Alejandro Fernández Barrajon y su 'Saber escuchar'

"Vivimos en el tiempo de la comunicación pero estamos sin cobertura en el fondo, sin amor del bueno, sin relación interpersonal de calidad, sin interacción con la naturaleza de la que fórmanos parte y, sobre todo, privados de la suave brisa sonora del Espíritu de Dios"

"Vivimos en un tiempo tóxico, no solo por el Coronavirus sino por la anemia de humanidad"

Sobre los políticos: "Su desprestigio por no saber escuchar a la población está creciendo de manera alarmante. Hay que saber escuchar"

"Es muy fácil mirar desde púlpitos y estrados e indicar lo que tienen que hacer los otros. Solo bajando de los estrados y del presbiterio y sintiendo los latidos de la humanidad, de la calle, con sus luces y sombras, será eficaz la verdadera comunicación".

Alejandro Fernández Barrajón es un enamorado de la palabra, pero también de la escucha. Su propia experiencia vital (una enfermedad le hizo tener dificultades a la hora de comunicarse verbalmente) ha sido un acicate para escribir 'Saber escuchar. Desde un silencio profundo' (Paulinas), que esta semana presentó en su Fuente el Fresno natal. Un compendio para abrir las orejas, también en la Iglesia, también en la política, en un mundo demasiado marcado por el ruido y las palabras vacías. Hablamos con él.

¿Por qué un libro sobre la escucha?

Vivimos en un tiempo tóxico, no solo por el Coronavirus sino por la anemia de humanidad. Nos admira lo que debería ser normal, la entrega de los sanitarios, por ejemplo. Por eso ellos insisten en que no son héroes sino que han hecho lo que tenían que hacer.

Un síntoma de esta toxicidad que vivimos, que afecta también a la naturaleza, es la soledad en la que viven tantas personas. No hay escucha. Necesitamos hombres dispuestos a “ perder su tiempo” para hacerse cercanos a los que necesitan ser escuchados porque su soledad es excesiva y traumática. En el Reino Unido ya se ha creado un “Ministerio de la soledad” y hemos llegado a saber que se han dado casos en Japón de ancianos solos que han ido a robar a propósito a los supermercados para que los vean, los detengan y los internen en lugares donde haya gente con quien poder hablar.

Pero escuchar no es fácil, queremos, mas bien, ser escuchados. Por eso este libro. Una mano para “ Saber escuchar”.

Alejandro Fernández Barrajon y su 'Saber escuchar'
Alejandro Fernández Barrajon y su 'Saber escuchar'

¿Vivimos en una sociedad que no escucha a nadie, que solo sabe hablar, imponer? De tanto hablar... ¿hemos dejado de dar significado a las palabras?

Peor aún, hemos dejado de dar significado a los hechos. Y alguien sin hechos es un muro que impide el paso a los demás. Estamos en un tiempo de muros y necesitamos puentes de encuentro. Escuchar es un magnífico puente de encuentro.

Quien escucha tiende sus manos y se hace esponjoso a los otros. No con un corazón de piedra sino con un corazón de carne.

La iglesia, ¿sabe escuchar?

Uno de los grandes problemas de la iglesia hoy es su mentalidad clerical y de púlpito. Habla y habla pero no escucha . Y muchos se van porque no se sienten escuchados, sobre todo, los jóvenes. Ellos mismos lo dicen y nadie les hace caso. Crecen las desafecciones y los abandonos y seguimos encerrados en nuestros castillos ideológicos con las ventanas cerradas y los puentes levadizos levantados. Estamos voluntariamente confinados a la voz de la vida qué pasa.

¿Sabe hacer oír su voz?

Quien no escucha no puede pedir ser escuchado. Al final se genera un “diálogo de sordos” . La iglesia tiene muchas palabras hermosas, frescas y convincentes que decir pero sus propias defensas, miedos e incoherencias se convierten en celemín que oculta su propia luz, que es la luz del Evangelio.

Escuchar, meditar y orar con el Evangelio
Escuchar, meditar y orar con el Evangelio

¿Qué le pedirías a los políticos a la hora de escuchar a las religiones en España?

A los políticos solo les pediría que sean políticos, es decir amantes y defensores de la “ polis”, de la ciudad y sus habitantes. Pero ellos, como la iglesia, se han convertido en casta, en general, muy preocupados por exigir a los ciudadanos pero muy poco en dar ejemplo para estimular a la solidaridad a los ciudadanos. No se puede entender que en este tiempo de crisis económica general por el Coronavirus, los políticos hayan reforzado sus privilegios, sus sueldos y sus intereses personales y de partido. Cuantos han cedido algo de sus sueldos tan elevados para solidarizarse con el pueblo en un momento en qué hay ya “colas de hambre”?

Si escucharan lo que las religiones dicen y aportan serían menos fanáticos de las ideologías y más abiertos a todo lo positivo que las religiones aportan en favor de la humanidad. Pero sus ideologías partidistas los hacen impermeables y ciegos a la bondad natural de las religiones. Su desprestigio por no saber escuchar a la población está creciendo de manera alarmante. Hay que saber escuchar.

Saber escuchar, de Alejandro Fernández Barrajón (Paulinas)

¿Cuáles son las claves de la escucha?

La clave central de la escucha es la empatía y la misericordia. Calzarnos los zapatos de nuestros semejantes para sentir sus dolores y sufrimientos. Es muy fácil mirar desde púlpitos y estrados e indicar lo que tienen que hacer los otros. Solo bajando de los estrados y del presbiterio y sintiendo los latidos de la humanidad, de la calle, con sus luces y sombras, será eficaz la verdadera comunicación . Emisor y receptor en sintonía afectiva.

Dios es comunicación 'pata negra'

Sin silencio, ¿no hay tiempo para la reflexión?

En el silencio se han fraguado las mejores decisiones y aportaciones de las personas a la humanidad. Nadie sin silencio y profundidad interior puede generar propuestas para si mismo y para los otros que tengan vuelo alto y largo recorrido. La superficialidad y la cáscara nos envuelven como objetos de regalo de los comercios y esto nos está dejando el corazón vacío, herido y sufriente.

La depresión es la última palabra de la falta de silencio. Hacer silencio y saber escuchar es poder respirar aire limpio en este tiempo de excesiva contaminación y ruidos. Vivimos en el tiempo de la comunicación pero estamos sin cobertura en el fondo, sin amor del bueno, sin relación interpersonal de calidad, sin interacción con la naturaleza de la que fórmanos parte y, sobre todo, privados de la suave brisa sonora del Espíritu de Dios. No en vano La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros para darnos a conocer lo más sabroso de ser hombres. Dios es comunicación “pata negra”.

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