"No sé cómo amarte" (Mensajero) Gracias, Pedro, porque presentas la imagen "cristiana" de la mujer maltratada

(Antonio Aradillas).- Para algunos, con prevalente mención para los cristianos, aunque estos estén acostumbrados y obligados a escribir "amor" con todas las letras mayúsculas, su contenido no excede los linderos y las proporciones de la asignatura y del precepto- mandato religioso, en los que priman las normas, las excepciones,, las intensidades y los formulismos.

Para no tantos, el amor, "gracia de Dios" por antonomasia, es "sabor- sabiduría", noticia, conocimiento eterno e increado, "Verbo Divino",, además de experiencia satisfactoria y fruitiva de por sí, y en fiel consonancia con lo que piensa y experimenta el pueblo, purificado de barbarismos y excentricidades, en ocasiones, obscenas. Pero lo cierto de verdad es que para el amor- amar no se educó, ni educa, en cristiano, con referencias, principios y ejemplos esencialmente evangélicos.

Tanto el título, como el contenido del nuevo y transparente libro -novela- del padre jesuita, escritor y periodista, Pedro Miguel Lamet, editado por "Mensajero" con el título "No sé cómo amarte (cartas de María Magdalena a Jesús de Nazaret)", constituye una linda y edificante aportación ascético- mística, ético- moral y absolutamente bíblica, que abre y señala caminos de realización y perfección personal y colectiva a quienes aspiran a ser y a comportarse como verdaderos cristianos, inscritos en la nómina de las personas normales.

Gracias, Pedro, por haber elegido el cálido, inteligible e intimista lenguaje de las cartas, en unos tiempos en los que se asegura que ellas pasaron inmisericordemente a "mejor vida".

Gracias, por haber logrado encarnarte en María Magdalena, "mujer buscadora, libre y compleja ante la trágica experiencia de un amor tan espiritualmente grande como humanamente imposible, que la supera y sublima".

Gracias, porque presentas en tu libro la imagen, también "cristiana", de la mujer maltratada, vigente todavía en la Iglesia, además de en las cabeceras -titulares de los medios de comunicación, "al mismo tiempo que pretendes con tus hallazgos y respuestas, ofrecer una liberadora vía de ayuda, consuelo y crecimiento interior a cuantas desde la soledad, el dolor y la marginación, se enfrentan hoy con los envites de un mundo cruel e injusto".

Gracias, porque tu libro suscita perdonadoramente en mí, recuerdos hoy tan esperpénticos y anti- bíblicos, vividos en los tórridos años de los "Nihil Obstat" y los "Imprimatur", al negárseme tales requisitos, con sus correspondientes y graves amenazas canónicas, a mi título "Cartas a la novia", exigiendo correcciones a granel, entre otras, que mi "queridísima Maribel" de la dirección se sustituyera, a lo sumo, por "estimada Maribel", con prescripción ineludible de que el libro fuera firmado con seudónimo.

Gracias, porque tu libro, en el que no se oculta, sino que se enaltece, tu condición de jesuita, corriges adoctrinamientos ascéticos como el de tu congénere Federico Arvesu, "médico y jesuita", quien en su "Tratado de la virilidad y sus fundamentos sexuales", publicado en 1962, dogmatiza y diagnostica, entre otras cosas, que "el organismo de las mujeres está dispuesto al servicio de la matriz; el organismo del hombre se dispone para el servicio del cerebro".

Gracias, Pedro, por las aportaciones que en la tarea de la promoción de la mujer dentro y fuera de la Iglesia, le significan tus escritos como "cartas de ciudadanía", con preferente recordación para estas 32 de su índice...

Gracias por la tersura y verosimilitud de que es portadora tu novela en el trato realista que le brindas a María de Magdala, y a tantas "Marías" de otras procedencias y lugares del mundo, "fascinadas por Jesús, que las cura de sus dolencias, convertidas en sus más fieles seguidoras hasta su muerte y resurrección".

Y gracias, Pedro, por la docta y honrada fidelidad con que explicas y aplicas los textos bíblicos, en sintonía salvadora con la misión entrañada en el evangelio, al servicio de la comprensión, de la alegría, de los encuentros y del ENCUENTRO total.


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