El dominico acaba de publicar 'La eternidad en lo efímero. Evolución y esperanza' Jesús Espeja: "Fuera del mundo no hay salvación, y la Iglesia debe conectar con él, no imponerse"

Jesús Espeja
Jesús Espeja

El dominico Jesús Espeja pertenece a esa generación de teólogos que con los aires renovadores del Vaticano II. Acaba de publicar 'La eternidad en lo efímero. Evolución y esperanza'

"Pensé que la mejor forma de narrar mi evolución como creyente cristiano a lo largo de varias décadas marcadas por muchos cambios, sería exponer de modo claro y sencillo mi comprensión actual sobre algunos temas centrales de la fe o experiencia cristiana"

En sus muchas publicaciones van inseparablemente unidos la experiencia de Dios revelado en Jesucristo y el apasionamiento por una sociedad fraterna. Es lo que deja claro en este libro de texto breve y de lectura fácil, síntesis al final su la andadura

Ya se puede adquirir el libro en la tienda RD

Acaba de salir el nuevo libro del dominico Jesús Espeja 'La eternidad en lo efímero. Evolución y esperanza'. Jesús pertenece a esa generación de teólogos que con los aires renovadores del Vaticano II, ha seguido interpretando la fe cristiana en los cambios culturales y en los vaivenes de la Iglesia durante los últimos cincuenta años. En sus muchas publicaciones van inseparablemente unidos la experiencia de Dios revelado en Jesucristo y el apasionamiento por una sociedad fraterna. Es lo que deja claro en este libro de texto breve y de lectura fácil que viene a ser como una síntesis al final su la andadura.

-¿Qué te propusiste al escribir este libro?

-Pensé que la mejor forma de narrar mi evolución como creyente cristiano a lo largo de varias décadas marcadas por muchos cambios, sería exponer de modo claro y sencillo mi comprensión actual sobre algunos temas centrales de la fe o experiencia cristiana.

"La Biblia cuenta no tanto lo que ocurrió sino lo que está ocurriendo siempre"

-Perteneces a una generación de profesores que os formasteis en la teología escolástica y con la orientación del Concilio emprendisteis una renovación de la teología.Pero en los años de postconcilio ha cambiado el mundo y esos cambios han dejado su impacto en la Iglesia ¿No habrá que dar nuevos pasos en la reflexión teológica?

-Soy consciente del rápido y alborotado cambio cultural después del Concilio; incluso pienso que ya cuando se celebró, estaba irrumpiendo la postmodernidad a la que no responden los documentos conciliares. Es posible que, instalados en la reflexión teológica que se hizo por los años 70 del siglo pasado, pretendamos hacer una teología renovada repitiendo hoy sin más el discurso que pudo ser renovador en esa etapa de postconcilio.

-Entonces ¿qué sentido puede tener ahora esta síntesis que nos brindas?

-Veo el proceso de mi reflexión teológica en dependencia de los otros. En primer lugar de mis maestros que me dieron lo mejor que tenían; con su herencia, y escuchando lo nuevo que ha ido naciendo, he tratado de avanzar; por eso en el subtítulo del libro digo “evolución”. Los otros son también las nuevas generaciones que mejorarán los pequeños pasos adelante que mi generación ha dado; por eso en el subtítulo digo “esperanza”. También a los jóvenes vendrá bien conocer las visiones y apuestas de mi generación para beneficiarse de lo bueno, corregir nuestros errores y roturar nuevos caminos.

-Con brevedad pero con precisión hablas sobre Dios, sobre la vocación de la humanidad, sobre la Iglesia, y su relación con el mundo, los sacramentos, la Virgen María, la muerte y el más allá de la muerte ¿Cuál es la clave común de tu enfoque en estos temas?

-La clave es la encarnación. Jesucristo, revelación de Dios como Presencia de amor que continuamente se está dando, manifiesta plenamente la vocación de la humanidad que crece abriéndose libre y totalmente a esa Presencia. Y la encarnación continua de algún modo en todas las personas y en la evolución de la sociedad humana.

-Dices en el libro que “el teísmo puede ser tan nefasto e incluso más que el ateísmo para la identidad de Dios revelado en la conducta de Jesús” ¿Qué quieres decir?

-Entiendo aquí por teísmo la creencia en un ser supremo con poderes sobrenaturales que está fuera del mundo y arbitrariamente interviene para hacer su voluntad. Según el Evangelio, Dios es “Abba”, Presencia de amor en que todos y todo habitamos. No se impone desde arriba y desde fuera con su poder, sino que se da como amor desde dentro de la misma humanidad.

-Pero ¿la muerte de Jesús no fue un sacrificio para, en justicia, pagar y aplacar a la divinidad ofendida?

-Según la fe de la Iglesia, la muerte de Jesús fue la expresión del amor de Dios encarnado en la humanidad que, seducida por ese amor, es capaz de vivir y morir para hacer el bien a todos. Su muerte no fue obra de reconciliación que la humanidad ofrece a Dios airado sino la expresión incomprensible de Dios encarnado que manifiesta su poder en la misericordia.

-Algunos dicen que ya estamos salvados ¿Cómo escribes que “necesitamos ser salvados?”

Llamo salvación a tener buena salud, ser libres y felices. Pero nuestra libertad necesita ser liberada y nuestra salud es muy deficiente. La Biblia cuenta no tanto lo que ocurrió sino lo que está ocurriendo siempre. El relato bíblico sobre la caída de la primera pareja en el paraíso, evoca lo que sucede una y otra vez en la historia de la humanidad. Llevamos dentro el anhelo de una salud y liberación plenas; pero nos equivocamos si rompemos con el Creador cuya Presencia de amor nos constituye. Los cristianos creemos que en Jesucristo se abrió para todos el camino, y experimentamos que ya estamos salvados “en esperanza”.

Jesús Espeja
Jesús Espeja

"Llamo salvación a tener buena salud, ser libres y felices. Pero nuestra libertad necesita ser liberada y nuestra salud es muy deficiente"

-Cuando hablas sobra la encarnación de lo divino en lo humano, escribes: “Por eso nadie puede ser obligado a pensar y actuar en contra de su conciencia que no debe ser manipulada, coacciona o ignorada” ¿No te parece arriesgado hablar así ?

-Creo que ésta es la fe de la Iglesia proclamada en el Vaticano II y ratificada expresamente hoy por el papa Francisco que, según ha dicho, no se cree autorizado para juzgar a nadie. Sí, esto supone un cambio para la teología moral y para la conducta de muchos cristianos que, acostumbrados a lo que les manden, fácilmente abdican de su libertad y responsabilidad personales.

-Cuando hablas de la Iglesia dices: ”Solo avivando la fe cristiana como experiencia personal, es posible una Iglesia en salida con la que hoy sueña el papa Francisco” ¿Crees que esto es fácil?

Pienso que el sueño no se arregla solo con un “aggiornamento”. Es necesario un nuevo nacimiento del Espíritu para una constante conversión al Evangelio. Hay formas en las estructuras esenciales de la Iglesia que son antievangélicas y la impiden llevar a cabo su misión. Pero las cosas no se arreglan con unos cambios en esas formas a modo de barniz si nuestro corazón sigue instalado. Hay que avivar personal y comunitariamente la fe o experiencia cristiana como seguimiento de Jesús, recreando en la propia historia la conducta de aquel hombre a quien los cristianos confesamos Palabra e Hijo de Dios.

"El 'aggiornamento' no es suficiente. Es necesario un nuevo nacimiento del Espíritu para una constante conversión al Evangelio"

Concilio Vaticano II
Concilio Vaticano II

-¿Puedes resumir la renovación que, siguiendo la orientación del Concilio, propones en la celebración de los sacramentos, la devoción mariana y la relación de la Iglesia con el mundo?

-En los sacramentos hay que pasar del ritualismo, a la celebración de unos símbolos que sean profesión pública de la fe comunitaria y personal. El Concilio no propuso una mariología de milagros y privilegios, sino que celebró a la Virgen María como primera discípula de Jesús e imagen purísima de lo que toda la Iglesia ansía y espera ser. En el Concilio la mirada de la Iglesia, aun reconociendo el lado oscuro de la humanidad con todas las realidades entre las que vive, fue de simpatía y de solidaridad, consciente de que el mundo sigue acompañado y bendecido por el Creador. Esa mirada permite concluir que fuera del mundo no hay salvación. En consecuencia la Iglesia no debe imponerse al mundo sino conectar con los anhelos, gozos y sufrimientos de la sociedad humana, hacerlos suyos, y ofrecer de modo creíble el Evangelio para el desarrollo integral de la humanidad.

-El capítulo final sobre la muerte y el más allá respira libertad y confianza ¿En qué te apoyas?

-Sencillamente me apoyo en la fe o experiencia cristiana de Dios, Presencia de amor que continuamente se está dando y nunca nos abandonará. Es verdad que nosotros, puestos en manos de nuestra propia decisión podemos cerrarnos a esa Presencia y fracasar definitivamente. Pero desde la fe o experiencia cristiana, es impensable que Dios tenga preparado un equipo de especialistas en tortura para castigar eternamente a los seres humanos obra de su amor.

"Hay que avivar personal y comunitariamente la fe o experiencia cristiana como seguimiento de Jesús"

Libro de Espeja

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