El periodista publica 'Padre pica: cartografía de un abusador en la iglesia' (Penguin) Julio Núñez: "Hay víctimas que van a morir, que están muriendo, sin recibir el reconocimiento que merecen por parte de la Iglesia"

Julio Núñez, periodista
Julio Núñez, periodista David Expósito

"Para mí, las víctimas son una parte importante de mi vida. Han cambiado mi manera de ver el mundo. Mi vida ya no es igual"

"La Compañía de Jesús lo ha hecho mal, y todavía no ha reparado a las víctimas"

"Hay una parte de la Iglesia que quiere acabar con esto, y otra que se resiste porque sabe que queda mucha suciedad debajo de las alfombras"

Padre Pica: cartografía de un abusador en la Iglesia (Penguin)

Pese a su juventud, es uno de los periodistas que mejor conoce la cruda realidad de los abusos a menores en la Iglesia española. Junto a Íñigo Domínguez, Julio Núñez Montaña (Casar de Cáceres, 1990) ha liderado la investigación de la pederastia eclesial en El País. Uno de los casos más relevantes, el del jesuita Alfonso Pedrajas, el 'padre Pica', cuyo diario desveló Núñez, es el protagonista de Padre Pica: cartografía de un abusador en la Iglesia (Penguin), un fascinante ensayo que entra de lleno en el drama de los abusos desde todos los puntos de vista.

También, el del propio periodista. Porque en el libro, el autor, Julio Núñez Montaña, se desnuda, personal y profesionalmente, en un apasionante y preciso relato, del que conversamos en esta entrevista.

Creemos. Crecemos. Contigo

¿Cuánto de terapéutico, y cuánto de crónica periodística tiene este libro?

Mi intención era hacer un libro periodístico, con un lenguaje más narrativo, y que pudiera leerlo cualquier persona, sobre una realidad, como el abuso, que está lamentablemente en todas partes. En ningún momento pretendía que fuese algo terapéutico, pero es cierto que hay una parte de ese trabajo que me ha ayudado a saber lo que yo sentía. ¿Por qué? Era la primera vez que contaba cómo había sido mi experiencia en una investigación de siete años.

Libro del padre Pica
Libro del padre Pica

Da la sensación de que te expones mucho, que cuentas mucho al lector sobre ti mismo

He hablado con más de 600 víctimas en los últimos años, y a todas ellas les he pedido que se abriesen en canal, y contasen todo lo que tenían dentro. Me parecía injusto no hacer lo mismo, no contar la verdad de lo que sentía. Porque sentía. Podría haber optado por contar la investigación de una manera fría, pero soy consciente de que ese libro lo van a leer también muchas víctimas.

He hablado con más de 600 víctimas en los últimos años, y a todas ellas les he pedido que se abriesen en canal, y contasen todo lo que tenían dentro. Me parecía injusto no hacer lo mismo, no contar la verdad de lo que sentía. Porque sentía

¿Cómo llega a tus manos el diario del padre Pica?

Llega a mis manos en octubre de 2022, aunque la primera noticia que tengo del diario es de agosto de ese año. Fernando, sobrino de Pica, escribió un correo a El País, y nos contó que había encontrado un diario de su tío misionero, ya fallecido, en el que relataba que había abusado de al menos 85 niños en Bolivia, y que sus superiores lo habían tapado y encubierto. 

Retablo sobre  Alfonso ‘Pica’ Pedrajas
Retablo sobre Alfonso ‘Pica’ Pedrajas RRSS

¿Hubo algún momento en que pensaste que no era cierto?

Antes de hablar con nosotros, Fernando había contactado con la orden (la Compañía de Jesús), había conocido a algunas víctimas que habían denunciado. Teníamos esos papeles y las pruebas. No era solamente un documento impreso. Aun así, como periodista tienes que dudar de todo. Durante la investigación localicé a mucha gente que aparecía en esas memorias, y pude corroborar su autenticidad. Hubo hechos que pude cotejar con protagonistas que no habían leído el diario. Durante nueve meses, además de confirmar la veracidad del diario, rastreé la información, hablé con víctimas y compañeros de Pica, y con su pareja.

Desde hace años, trabajas desgranando casos de abusos en las páginas de El País. Detrás de ellos hay personas heridas, más allá de los números. ¿Cómo es tu relación con ellas? ¿Qué son las víctimas para ti?

Hay algunas víctimas con las que tengo una relación muy formal, y con otras es más estrecha. Hay víctimas que me han contado su historia y solo me la han contado a mí: su familia no lo sabe. Hay casos que aún no he podido publicar. Cuando me siento a escribir, o cuando hablo con las víctimas, se da una relación muy fuerte. Creo que son muy conscientes de cuáles son las noticias, y de su verdad, de lo que se sufrió para que fueran publicadas, y se pudiera provocar una reacción de la Iglesia o de los lectores. Intentamos hacer una noticia profesional, muy objetiva. Y eso les ayuda mucho. Para mí, además, las víctimas son una parte importante de mi vida. Han cambiado mi manera de ver el mundo. Mi vida ya no es igual.

Estructuras el libro sobre distintos planos (el diario de Pica, tu viaje, el descubrimiento por parte del sobrino del mismo…). ¿Por qué usaste esa técnica?

Necesitaba esa estructura narrativa por dos razones. La primera, porque quería que el lector conociera la historia desde todos los puntos de vista, como un poliedro con muchas caras: para ver la figura completa debes girarlo, asomarte a todas para conocer la dimensión total del fenómeno, la radiografía del padre Pica. Una tenía que ser, evidentemente, la del diario. Pero también tenía muy claro que debían aparecer las víctimas, el enfoque de la pareja, de Fernando, y también mi historia. En segundo lugar, me di cuenta que el periodista, cuando se asoma a la historia, no la conoce en una sola llamada. En una investigación conoces fragmentos poco a poco. Las investigaciones periodísticas son como un puzzle que tenemos que ir armando para entender la realidad. Pensé que era la mejor fórmula. Cuando me puse a hacerlo escribí cada historia por separdo y al final las mezclé. No sabía si iba a funcionar, o si el lector se iba a perder. Pero afortunadamente, a la gente que ha podido leer el libro le ha gustado.

El 'diario' de Luis Roma
El 'diario' de Luis Roma captura de El País

A medida que vas leyendo el libro, intentas no empatizar con el depredador. No escondes su parte ‘humana’, y eso es muy honesto

He presentado al abusador, al agresor, como yo me lo encontré. Evidentemente queda muy claro que es un agresor, pero tiene una parte de humanidad. Creo que es muy importante para entender el problema de los abusos. No estamos hablando de monstruos incontrolables, sin salvación, porque eso podría justificar que los jerarcas no hicieran nada. Eran personas que cometían delitos. Eso es una realidad. No obstante, creo que mi manera de mostrar la realidad era enfocar el libro a través de las víctimas. De su verdad, de lo que padecieron, de cómo se portó la institución.

Yo creo que ahí su componente, su verdad, lo que padecieron, yo creo que te describen también quién era esta persona y también cómo se portó la institución. Eso yo creo que también es muy importante. 

¿Temes que alguien pueda malinterpretarlo y que alguien piense que puedes justificar, o comprender, lo que hizo Pica?

Entiendo este debate, también cómo tratar a estas personas en las crónicas. Pero no lo justifico, e intento utilizar todas las herramientas para que el lector pueda verlo sin que yo tenga que repetírselo. Y está muy claro desde el segundo capítulo, en el que aparece el primer abuso, además, violento.

Eres muy crítico con la actitud de los jesuitas y de la Iglesia boliviana. ¿Cómo crees que quedará en el futuro?

He sido crítico porque la Compañía de Jesús lo ha hecho muy mal. Primero, ha mentido, y hay pruebas de eso. En su investigación, la Policía de Bolivia entra en sus archivos, más de cinco mil páginas en las que se ve cómo la Compañía mintió al país en 2018, con el caso de Luis Tó. También a nosotros. La misma persona que me dijo que no sabían nada, que la primera noticia que tenían era el correo en el que Fernando (sobrino de Pica) les habal del diario, ya tenían denuncias internas. También en el caso de Lucho Roma. Esa es la realidad de la Compañía de Jesús, que lo ha hecho mal, y todavía no ha reparado a las víctimas. También hay otra realidad, más pequeña, dentro de los jesuitas, que nos han ayudado, y que en su día impulsaron la investigación de Lucho Roma. En España, la Compañía de Jesús es de las instituciones que está reparando. Maneja dos velocidades. Y si esto pasa en los jesuitas, ¿qué pasará con otras órdenes?

Alfonso Pedrajas, el padre Pica, en Bolivia
Alfonso Pedrajas, el padre Pica, en Bolivia captura/elpaís

Desde El País, habéis capitaneado una investigación sobre la pederastia en la Iglesia española. Desde la perspectiva del tiempo, y sabiendo que esto no termina nunca, que siempre surgen nuevas víctimas, ¿qué crees que ha cambiado? ¿Son la Iglesia, y el Gobierno, conscientes de la relevancia del problema?

Yo creo que ha cambiado mucho. Todavía queda mucho por delante, pero digamos que lo que era un tabú, lo que se suponía que no había pasado, que eran cero casos o muy pocos, o que la Iglesia en España era la excepción, pues… ya se sabe que era mentira, y que la verdad era lo que estaban diciendo las víctimas. Eso es importante porque ya no se puede negar.

Una realidad que, además, está apoyada por la investigación del Defensor del Pueblo, por la auditoría de Cremades, e incluso por el propio Para Dar Luz, un informe con muchísimas imprecisiones, que ya no está activo, que era una chapuza. Pero las conclusiones eran similares, y la Iglesia se da cuenta de que esto ha sido un problema, que deben actuar, y que les hace daño. No solo reputacional: yo confío, y sé que hay miembros de la Iglesia que se sienten dolidos. Pero no se avanza porque no hay unidad en este tema: hay una parte que quiere acabar con esto, y otra que se resiste porque sabe que queda mucha suciedad debajo de las alfombras. Porque es verdad que siguen saliendo casos, que acabarán saliendo caos que afecten a la jerarquía, o a temas de encubrimiento más grandes.

La gran tarea pendiente, que es la reparación, y que no están tomando en serio, esto hay que decirlo claro. Además de no querer colaborar con el Estado, el Plan Priva retrata a la Iglesia: sus informes no son de obligado cumplimiento, se sigue mareando a las víctimas, se les paga muy poco dinero, etcétera…

Y después, la gran tarea pendiente, que es la reparación, y que no están tomando en serio, esto hay que decirlo claro. Además de no querer colaborar con el Estado, el Plan Priva retrata a la Iglesia: sus informes no son de obligado cumplimiento, se sigue mareando a las víctimas, se les paga muy poco dinero, etcétera…

El Defensor del Pueblo hizo un gran trabajo. En cuanto al Gobierno, o los distintos partidos políticos, vemos comisiones que no han llegado a nada. El presidente del Gobierno, durante su discurso para la investidura, prometió que iba a reparar a las víctimas, a cambiar la ley, y no ha pasado nada. No está haciendo nada. Están perdiendo credibilidad en este tema. Y hay víctimas que están muriendo. El Estado no da un paso adelante.

¿Habrá justicia y reparación, alguna vez, para las víctimas de la pederastia?

Espero que sí. Hay que pensarlo. Pero también hay que ser conscientes de que de momento no ha habido justicia y reparación para algunas víctimas. Han salido a la luz sus historias y han denunciado. Y se han muerto sin tenerla. Y podrían haberla tenido. Y también hay que ser conscientes de que más víctimas van a morir, o se están muriendo, sin recibir la reparación y el reconocimiento que merecen.

Volver arriba