“Mi madre, María”, nuevo retrato ilustrado de la Virgen Lamet lanza su primer libro infantil,  una vida de María: "Frente a tanta estampa cursi, quiero acercar su fe y entrega como mujer y madre a los niños de hoy"

Con el título Mi madre, María, el escritor jesuita Pedro Miguel Lamet acaba de publicar su primer libro para niños, un álbum de 55 páginas profusamente ilustrado sobre la vida de María de Nazaret, que ha visto la luz en ediciones Paulinas. Gema García Grijelmo es la autora de los dibujos, que, al tratarse de un libro infantil, cobran gran importancia en la publicación.

Usted ha tocado en sus más de cincuenta libros casi todos los géneros literarios: poesía, ensayo, periodismo, historia, biografía, novela, sobre todo, novela histórica. ¿Por qué ahora un libro para niños?

Dicen que cuando uno va cumpliendo años se siente cada día más cerca de los niños. Sé que escribir para ellos requiere un lenguaje peculiar. Pero he intentado aniñar mi pluma en lo posible para contarles en forma de cuento una historia que amo especialmente.

Sí, la vida de María. Usted ya escribió un libro de éxito sobre la Virgen, Las palabras calladas, que ha tenido más de veinte ediciones en cuatro editoriales diferentes, actualmente en Paulinas, donde sigue reeditándose con éxito...

Efectivamente, quise trasladar al papel, en primera persona, como unas memorias encendidas, esas palabras silenciadas de María, las que, según el “Evangelio”, durante su vida oculta, ella “guardaba en su corazón”. Reconozco que tuve una profunda experiencia espiritual al escribir ese libro, una especie de vivencia poético-mística, que me unía a un eterno femenino entrañable, libre y puro.

Con base al Evangelio, la historia de Israel y la información arqueológica existente, intenté realizar una reconstrucción literaria de lo que pudo sentir la madre de Jesús en el periodo en el que ejerció su mayor influjo en su hijo. Estaba en mi derecho, como un pintor medieval o del renacimiento lo estuvo, de pintar mi propio cuadro literario de María. Además, frente a tanta estampa alambicada de la Virgen, falsamente endiosada, pretendía acercar su fe y entrega a la gente de hoy desde su encantadora fragilidad y sencillez de mujer y madre.

Las palabras calladas han tenido una gran acogida de público y crítica, adaptaciones radiofónicas, incluso de Radio Vaticano; pero sobre todo, de numerosos lectores y lectoras que me han confesado su emoción al leerlas incluso hasta las lágrimas. Algunas mujeres me confesaban su asombro de cómo un hombre había conseguido meterse dentro de un alma femenina.

¿Qué diferencias señalaría entre esta nueva obra y aquella,  y qué pretende con este nuevo libro?

Las diferencias están a la vista, las propias de un libro para niños: lenguaje sencillo, pero al mismo tiempo inteligible y actual, además de la importancia de los dibujos de Gema García Grijelmo, que ha conseguido huir de algo frecuente en muchas publicaciones sobre la Virgen: la ñoñería sulpiciana y el exagerado pietismo. Sus personajes están tratados con respeto, pero sobre todo con modernidad, sensibilidad y humanidad, lo que creo los hace muy cercanos a los niños de hoy en día.

Evidentemente este libro infantil no puede sustituir a mi obra anterior. Todo está aquí necesariamente simplificado. Pero la fusión de palabra e imagen creo que transmiten el encanto y ternura de la verdadera devoción a la madre de Jesús como primer paso en su vida, como ayuda a padres y educadores, y para sentirla también madre nuestra en un momento de difícil transmisión de la fe. Es también al fin y acabo la historia de la Encarnación, el origen de nuestra fe. Para adultos sigo remitiendo a Las palabras calladas.

¿Cómo ve en este momento el papel de María en la pastoral y vida de la Iglesia?

Como un desafío y un camino fácil y entrañable para vivir la fe y el verdadero feminismo. Mire, ya el Concilio Vaticano II ofreció una visión mariana renovada, integrando la figura de María en el misterio de Cristo y de la Iglesia, y reafirmando su lugar como modelo de fe, intercesora y madre espiritual para todos los creyentes.

Como gesto significativo reciente, hemos asistido a la iniciativa del inolvidable papa Francisco de querer ser enterrado en la basílica romana de Santa María la Mayor, que visitaba en vida con mucha frecuencia. Y León XIV, en su primer saludo al mundo, recién elegido en una fiesta de la Virgen de Pompeya, dijo que “nuestra Madre María quiere siempre caminar con nosotros, estar cerca de nosotros, ayudarnos con su intercesión y su amor”. El misterio de María y la Encarnación no se pueden comprender, sino solo sentir o intuir desde el corazón y la fe. Las sufridas madres y mujeres españolas lo saben muy bien.