Daniel Cuesta Gómez, "jesuita y cofrade", en Mensajero Luces y sombras de la religiosidad popular

Luces y sombras de la religiosidad popular
Luces y sombras de la religiosidad popular

De la formación, mantenimiento, interpretación y aplicación del Año Litúrgico, tiempos y festividades, su responsable no podría ser otra que la Iglesia. La competencia es eclesiástica, y no civil. Pero acontece que, en estos tiempos tan desacralizados que corremos, en la práctica y con harta frecuencia, es el comercio, sobre todo los Grandes Almacenes ,  los que fijan fechas y fiestas, lógicamente a favor del crecimiento de sus intereses.

Por ahora, y a consecuencia de las plagas de coronavirus imperante, hasta se ha llegado a propalar la idea de que la próxima Semana Santa, con toda su liturgia oficial y popular, y sus procesiones devotas espectaculares, se retrasen el tiempo que se crea conveniente y lo permitan virus tan misteriosos y asesinos. Es de suponer que la Iglesia no ceda fechas tan solemnes, y la solución, con las consultas de los expertos en Ciencia Litúrgicas y en pandemias, al grave problema turístico- religioso se le encuentren otras soluciones…

Luces y sombras de la religiosidad popular (Mensajero)

Y precisamente en este contexto, la editorial “Mensajero”, acaba de publicar un libro relacionado con estos temas , en su colección “Testimonios”, con el título de  LUCES Y SOMBRAS DE LA RELIGIOSIDAD POPULAR,  Del texto, con sus 180 páginas, es el autor  Daniel Cuesta Gómez,  “jesuita y cofrade, quien , desde su formación  en Historia del Arte, Humanidades  y Teología, trabaja  en pastoral juvenil, autor de otros libros, uno de ellos titulado exactamente “La procesión va por dentro”.

Acertada síntesis del contenido de su nuevo, y siempre oportuno  título, es este:

“Se trata de hacer un análisis de la religiosidad popular  a la luz del magisterio eclesial  y de los estudios  de los teólogos expertos en el tema. Con ello, nos muestra que la piedad popular no es muy distinta de otros movimientos y mediaciones religiosas, ni de otras realidades humanas. Porque este libro, en el fondo, presenta una piedad popular que es santa y pecadora a la vez. Pero que, a pesar de su limitación, se sabe “uno de los signos de los tiempos” que el Espíritu Santo  ha despertado en nuestros días. Por ello, desea conocer y superar sus limitaciones para así poder cuidar sus potencialidades y ser Buena Noticia de Dios, desde la Iglesia, en nuestra sociedad actual”

Con veneración y gozo espiritual y amistoso, subrayo las palabras del prologuista del libro -Carlos Amigo Vallejo, Cardenal  arzobispo emérito de Sevilla- , experto y fiel practicante en religiosidad popular, quien  mantiene y proclama que  “el autor ha tenido el acierto  de adentrarse  en las luces y sombras de esta expresión religiosa,  con la hermenéutica de la objetividad y buscando las mejores fuentes  para comprender y valorar  ese acervo religioso, cultural  y social que es la religiosidad  popular”.

San Ignacio de Loyola nos sale al paso en la penúltima página del libro del padre Cuesta, “jesuita y cofrade”, sugiriéndonos “dar gracias a Dios por los beneficios recibidos, así como pedir gracias para conocer los pecados y lanzallos”.

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