El capellán de Padua presenta en Comillas, junto a Osoro  y Viganò, 'De los vicios y las virtudes' (Romana) Marco Pozza: "No hay ningún hombre que sea solo vicio, ni hombre que sea solo virtud"

“No hay ningún hombre que sea solo vicio, ni hombre que sea solo virtud. Hay que aceptar esa lucha del bien contra el mal”. El capellán de la cárcel de Padua, Marco Pozza, presentó esta tarde en la Universidad Pontificia Comillas ‘De los vicios y de las virtudes’ (Romana Editorial), un libro de conversaciones con el Papa Francisco, que cierra la tetralogía de encuentros en los que ambos abordaron el Padre Nuestro, el Ave María o el Credo.

El libro, que también ha sido convertido en narrativa televisiva por el padre Dario Viganò y el canal Discovery, pone negro sobre blanco las dobles contraposiciones entre injusticia-justicia, inconstancia-fortaleza, ira-templanza, estupidez-prudencia, infidelidad-fe, envidia-caridad, desesperación-esperanza.

Pozza subrayó que el de las virtudes “es un tema muy humano”, y que “muchos filósofos antes de Jesús lo trataron, como Séneca, Aristóteles o Ciceron”. Tras saludar en nombre del Papa, el sacerdote calificó la virtud como “una vitamina, que te ayuda a crecer y a ser fuerte”, mientras que “el vicio es un parásito”.

Con Francisco, abundó, “el centro de la Iglesia se pone a hablar con la periferia, que puede ayudar al centro a mantenerse más joven. Porque existe algún obispo o cardenal que hacen discursos abstractos… El ideal es bellísimo, pero tenemos que hacerlo realidad en la vida concreta”.

La virtud, el coraje del bien

En su presentación, el rector de Comillas, Julio L. Martínez, sj., mostró su “fascinación” con el libro. “Alguien definió la virtud como el coraje del bien. En este libro nos damos cuenta de que existe, y que cuando lo ponemos en activo, hace a las personas mejores, y hacemos obras que se pueden considerar buenas. Cuando nos falta ese coraje, la vida es más sombría”.

Por su parte, Dario Viganò glosó el relato construido para la televisión, “un intento de compartir lo que Marco y el Papa experimentaban al hablar juntos”. “Esta construcción de una mirada tiene un valor moral importante para el espectador, son historias que nos dejan atravesar”.

Finalmente, el cardenal de Madrid, Carlos Osoro, glosó la vida en la prisión, y el trabajo de Pozza con los presos. “Un día en la cárcel encontramos a Dios”, apuntó el purpurado, quien animó a “aprender de la escuela de la cárcel, la experiencia del mal que todos tenemos. El Papa quiere alcanzar el corazón”.

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