Presentación de 'Los obispos de la Mezquita', de Miguel Santiago "Hemos tenido obispos que han maltratado a la Mezquita de Córdoba, incluso borrando su nombre"

"Hemos tenido obispos que han maltratado a la Mezquita de Córdoba, incluso borrando su nombre"
"Hemos tenido obispos que han maltratado a la Mezquita de Córdoba, incluso borrando su nombre"

Santiago lamentó que, aunque el edificio se inmatriculó en tiempos de Asenjo en 2006, “nos enteramos después”, pero que “la gota que colmó el vaso” fue cuando el actual obispo, Demetrio Fernández, “le cambió el nombre”

Tamayo, editor del libro, mostró su “compromiso y apoyo a las iniciativas que reclaman la devolución de la Mezquita al pueblo”, y valoró el trabajo “científico y riguroso” de Miguel Santiago en una publicación “difícilmente cuestionable”

La Sala Mudéjar de la Universidad de Córdoba se quedó pequeña para la presentación del libro Los obispos de la Mezquita, de Miguel Santiago, celebrada el pasado lunes. La institución académica trasladó el acto al salón de actos, ante la gran cantidad de público presente en el acto.

Cientos de personas, incluido el rector de la Universidad, Manuel Torralbo, han acudido a la presentación de un libro que ofrece una visión crítica a la versión oficial sobre la historia del principal monumento de Córdoba, la Mezquita Catedral, un edificio único en el mundo. Santiago, profesor de Biología y Geología ya jubilado, es también portavoz de la “Plataforma Mezquita-Catedral, Patrimonio de Tod@s”. Cristiano de base, Santiago ha escrito un libro sobre la historia del monumento y la de sus obispos, “una contradicción en sí misma”, como ha detallado el editor de la publicación y su prologuista, el teólogo Juan José Tamayo.

El propio Miguel Santiago arrancó detallando que, aunque su profesión fueron las ciencias su vocación fue la historia, y que el primer libro que cayó en sus manos fue la Historia de Córdoba de Antonio Jaén Morente.

Presentación del libro
Presentación del libro

Su motivación para escribir este libro arrancó años atrás, mucho antes de la inmatriculación, “cuando empecé a ver cosas que no me gustaban, como el excesivo celo que guardaban los guardias jurado en tiempos de Infantes Florido. Después, vinieron otros obispos que lo hicieron santo”, bromeó.

Santiago lamentó que, aunque el edificio se inmatriculó en tiempos de Asenjo en 2006, “nos enteramos después”, pero que “la gota que colmó el vaso” fue cuando el actual obispo, Demetrio Fernández, “le cambió el nombre”. “Hemos tenido obispos que han maltratado a la Mezquita, llegando a minusvalorar su verdadera historia e incluso borrando su nombre a un gran monumento que es Patrimonio de la Humanidad”.

Tamayo, editor del libro, mostró su “compromiso y apoyo a las iniciativas que reclaman la devolución de la Mezquita al pueblo”, y valoró el trabajo “científico y riguroso” de Miguel Santiago en una publicación “difícilmente cuestionable”. El teólogo lamentó que la historia oficial de la Mezquita “la han escrito los canónigos” y que el último texto que cayó en sus manos, de 200 páginas, “está lleno de falacias”.

Tamayo llegó a indicar que “no es fácil encontrar en los grandes edificios de la humanidad que hayan pasado a ser gestionados por una institución privada como es la iglesia”. Afirmó el teólogo que “la iglesia católica es una institución privada y se ha apropiado del monumento más importante del islam occidental”.

Presentación del libro
Presentación del libro

"Sigue vigente el nacional catolicismo"

Tanto Santiago como Tamayo incidieron en la “incoherencia” de la inmatriculación. El autor señala en su libro cómo Córdoba es una ciudad pobre con una iglesia rica gracias a la Mezquita. “Va en contra del Evangelio y el compromiso de Jesús de Nazaret en favor de los pueblos”, sostuvo Tamayo. “La diócesis de Córdoba es de las más ricas de España por ese motivo fundamental”, por la inmatriculación de la Mezquita, insistió Miguel Santiago.

“La historia ha sido escrita por clérigos que han buscado la legitimación de ese estatus, la idea de defender la propiedad” del monumento, reiteró Tamayo, que insistió en que “quién detenta el poder y tiene la propiedad” controla el relato. El teólogo insistió además en que este estatus se mantiene gracias a la Constitución, que a su juicio privilegia a la Iglesia Católica, la que única que se nombra frente al resto de confesiones, y lamentó la falta de ambición de los poderes públicos, ya que “todos los Gobiernos desde la Transición han sido y siguen siendo rehenes de la iglesia católica. El caso de la mezquita demuestra que sigue vigente el nacional catolicismo”, remató.

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