El teólogo publica en Fragmenta 'Hacia una ecoteología' Victorino Pérez Prieto: "La armonía es lo que va a impedir que destruyamos la Tierra"

"Estoy convencido de que la perspectiva ecológica no puede ser un elemento más de la teología, de igual manera que el diálogo interreligioso no puede ser un elemento más de la teología, sino que son dos elementos que tienen que conformar lo que es la teología"

"Dios, no es que tenga relación con nosotros, es relación constitutiva con nosotros y es lo que permite lo que en la tradición teológica era la teiosis. Es decir, estamos llamados a 'ser con Dios'. Lo de ser como Dios suena blasfemo, pero…"

"La armonía con la Tierra, la armonía con el cosmos y la armonía, en primer lugar, con los hermanos; porque los otros no son mis enemigos. Yo he criticado muchas veces la frase de Sartre "el infierno son los otros". En la realidad, los otros no son enemigos; los otros son los que me permiten a mí ser yo"

"Hay dos piropos que a mí me dirigen algunos constantemente: que soy panteísta y que soy un sincretista. Como hablo del diálogo interreligioso, soy sincretista. Es, como decimos, mezclar el tocino con la velocidad; es no entender nada"

"Laudato Si es la primera en toda la historia del magisterio que no sólo denuncia el atentado ecológico y da unas vías de solución, sino, lo que para mí ha sido más importante, da la clave, más allá de la cuestión ecológica, y es que expresa que la realidad es relación. Que todos somos relación"

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"Esta encíclica es la primera en toda la historia del magisterio que no sólo denuncia el atentado ecológico y da unas vías de solución, sino, lo que para mí ha sido más importante, da la clave, más allá de la cuestión ecológica, y es que expresa que la realidad es relación. Que todos somos relación". Victorino Pérez Prieto es teólogo, blogueros de esta casa y autor de numerosos libros.

En el último, 'Hacia una ecoteología' (Fragmenta), plantea cómo "necesitamos abrirnos a una espiritualidad ecológica radical", y de Jesús, "un ecologista". Hablamos con él.


En el libro abordas una palabra que a algunos les sonará a chino, pero que está muy de moda y en el centro de las preocupaciones; la ecología. Pero tú le añades un concepto, la ecoteología. Dinos, ¿qué es la ecoteología?

-Primero, voy a hacer una aclaración sobre el título del libro, que habla de ecología y ecoteología, y que yo hubiera querido que tuviera otra palabra más, que es clave en el libro: la complejidad. El editor, con criterio comercial que yo respeto, prefirió que no entrara este término porque a nivel popular complejidad se relaciona con algo raro o retorcido. A mí, en cambio, me encanta la palabra y en el libro está muy presente porque complejidad viene de la palabra latina complexus, que no es lo retorcido, sino 'lo que está tejido'. La complejidad habla del 'tejido sin costuras de la verdad', una expresión del pensador francés Bruno Latour, que aparece en Laudato si'.

El libro parte de la ciencia de la complejidad y esta complejidad nace de la física cuántica, la física más contemporánea. Parte de la perspectiva científica, pasa a la filosófica, de allí a la teológica y acaba en la mística. Por lo tanto, el libro habla de una ecoteología elaboradora desde la ecología desde el punto de vista científico.

Cubierta de  'Hacia una ecoteología'
Cubierta de 'Hacia una ecoteología' Fragmenta

-Entonces, no es la teología 'de' lo ecológico, es la teología 'desde' lo ecológico.

-Justamente, eso es. Habla de la cuestión de la ecología de la Tierra, pero lo novedoso es que yo estoy convencido de que la perspectiva ecológica no puede ser un elemento más de la teología, de igual manera que el diálogo interreligioso no puede ser un elemento más de la teología, sino que son dos elementos que tienen que conformar lo que es la teología. Esta es la clave del libro y eso íntimamente unida a la mística. Por eso, el subtítulo del libro debía de ser 'Hacia una ecoteología y una ecoespiritualidad'.

-Es la otra pata del banco.

-Y, vuelvo a insistir; no es un elemento más. En el libro hablo de la perspectiva ecologista de San Juan de la Cruz, (la de san Francisco la conoce todo el mundo) porque una lectura ecologista del 'Cántico espiritual' es profundamente actual. ¿Por qué están íntimamente unidas -para mí- la ecología y la teología, la ecología y la espiritualidad? Pues porque todas hablan de la Realidad desde la perspectiva relacional. Quizás, la palabra más clave de todo el libro y la que más se repite es 'relación': somos relación. Dios, no es que tenga relación con nosotros, es relación constitutiva con nosotros y es lo que permite lo que en la tradición teológica era la teiosis. Es decir, estamos llamados a 'ser con Dios'. Lo de ser como Dios suena blasfemo, pero…

-Dios se hace hombre para que el hombre sea, también, un poco Dios.

-Exactamente.

-Es la comunión, en realidad.

-Ciertamente. El camino que Él nos ha abierto es para que nosotros vayamos caminando por él, porque nuestra realidad más profunda es la realidad divina. Y cuando el maestro Eckhart decía "Dios y yo somos uno" no está blasfemando, está siendo sumamente humilde. Significa que yo no tengo entidad aparte de Dios. Mi realidad más profunda es la divina y es lo que tengo que buscar.

Desde esta perspectiva relacional decimos que somos materia frente a una pésima espiritualidad del pasado que decía que la materia es mala y el espíritu es bueno, estos tres grandes místicos dicen: para nada. 'El cántico cósmico' de Ernesto Cardenal y el 'Himno a la materia' de Teilhard de Chardin dicen: 'somos materia', llegamos a comunicarnos con Dios desde la materia que somos. No solo no están confrontadas la división espiritual y material, sino que son nuestra realidad.

-Que no puede ser solo algo físco o exclusivamente espiritual. Es algo que te conforma; que es contigo. Que, como estás diciendo, todo está relacionado.

-Y yo si me comunico con Dios es desde este cuerpo que soy.

Decía el padre Arrupe una frase que me encanta y que citado muchas veces. Cuando le preguntaban cómo oraba, él contestaba: oro con mi cuerpo, como no puede ser de otra manera. Es decir, la postura en oración y cómo yo me sitúo integrado con mi cuerpo, que es de lo que nos habla esta perspectiva de la meditación oriental y también occidental, significa que nosotros oramos con lo que somos. No somos angelotes mofletudos. Hasta a los angelotes les ponemos el moflete porque si no, puro espíritu, no nos gustarían.

-Durante mucho tiempo se habló de que resucitamos con el cuerpo que tuviéramos a la edad de Cristo… Vivimos en un mundo globalizado en el que todo debería estar relacionado. Sin embargo, estamos más solos, tendemos a la individualidad y a los blancos y a los negros. ¿Cómo como ubicar esta ecoteología, esta sensación de relación en un mundo que, en teoría, debería estar más relacionado que nunca, tecnológicamente hablando, pero que, en la práctica, cada vez está más incomunicado?

-Para mí la clave es la armonía. Es lo que va a impedir que destruyamos la Tierra, en lo que estamos inmersos. La armonía con la Tierra, la armonía con el cosmos y la armonía, en primer lugar, con los hermanos; porque los otros no son mis enemigos. Yo he criticado muchas veces la frase de Sartre "el infierno son los otros". En la realidad, los otros no son enemigos; los otros son los que me permiten a mí ser yo.

Ramón Alario y Victorino Pérez Prieto, durante la presentación del libro
Ramón Alario y Victorino Pérez Prieto, durante la presentación del libro

-Son parte de mí.

-Eso es. Los otros son alter para mí. Otra parte de mí. Y yo soy adamah, yo soy tierra. Adán es adamah, tierra. No estamos sobre la tierra, sino que somos tierra. Y esta tierra es la que nos permite ascender hacia el espíritu. Hacia lo absoluto. A ser interlocutores de un Dios.


-Alguien que te esté escuchando y que te quiera mal dirá de ti lo mismo que dicen del Papa en muchas ocasiones; que es pachamamismo esta ecología de herejes, que parece que somos medio brujos…

¿Cómo combinar otras espiritualidades (porque también hablas de otras espiritualidades y de otras religiones), esa armonía entre distintas profesiones religiosas y ese concepto de ecosistema, de naturaleza? No solo de ecología, sino de la relación de todo, de esta vida actual en una Tierra con unas personas y con una cultura. ¿Cómo armonizamos eso, sin que los de siempre nos acusen de herejes, pachamamistas o de…?

-O de panteístas. Hay dos piropos que a mí me dirigen algunos constantemente: que soy panteísta y que soy un sincretista. Como hablo del diálogo interreligioso, soy sincretista. Es, como decimos, el lenguaje popular. "mezclar el tocino con la velocidad"; es no entender nada.

Y también, que lo que yo digo es panteísmo… Aquí aclaro: una cosa es el panenteísmo o la perspectiva cosmoteándrica de Pánikkar, el decir: "Dios está en todo, todo está en Dios" y otra, decir que Dios es este todo material y no hay más Dios que esto. Yo no digo esto último porque Dios es más que el 'pan' de panteísmo, como repetía Pánikkar.

Un capítulo importante de este libro es, precisamente, el diálogo con otras tradiciones religiosas desde esta perspectiva; desde el taoísmo, desde el budismo e incluso desde el druidismo, que nunca había tocado en mis libros. Pero los druidas eran los padres de la religiosidad galaica en la que estoy inmerso. El diálogo, entonces, desde esta perspectiva, con distintas espiritualidades, enseguida se convierte en armonía. Por ejemplo, el concepto budista de pratityasamut­pa­da dice: "somos relación. Sin la relación, no somos nada".

Los cristianos podemos conectar perfectamente con el budismo, con el taoísmo. Yo soy un devoto lector de Lao Tse. La Biblia y el Tao Te King para mí son los dos libros más fundamentales de toda la historia y mis libros de cabecera.

En el capítulo inmediatamente a continuación, hablo del verdor de la Biblia y de Jesús, un ecologista. En aquella época no existía ni el concepto, pero la armonía con la naturaleza y con el cosmos que tenía Jesús se refleja no sólo en cómo habla de las plantas, también en su estancia de 40 días en el desierto. Cuando uno lee el pasaje en esta clave, resulta clarísimo: Él vivía en armonía con las fieras, con esas temperaturas extremas del desierto de Judea. Y esa es la armonía a la que los cristianos estamos llamados y que conecta perfectamente con la armonía que busca el pensamiento.

Victorino Pérez Prieto
Victorino Pérez Prieto

-Y Jesús no llevó una vida encerrada en templos, sino en contacto y en armonía con la realidad, con los pueblos, con los caminos, con el lago y la realidad de la pesca. Con el cuidado de los alimentos y de todas las cosas que conforman la vida del día a día.

Hablas de Jesús ecologista y a mí me viene a la cabeza el Papa Francisco con la primera encíclica verde, Laudato si', que no sé si fue la primera, pero yo creo que sí. Al menos, hay que reconocer a este papa que ha introducido el cuidado de la creación, el cuidado integral, y ese 'todo está conectado', 'todos estamos relacionados', 'nadie se salva solo'… , en un discurso que, en el caso de un pontífice romano, sí que parece novedoso. No sé si lo has tenido en cuenta, supongo que sí.

-Sí. Le dedico un capítulo entero a Laudato si' porque, rotundamente, fue la primera encíclica verde, eso no tiene discusión. O sea, hubo otros papas, anteriores a Francisco, que mostraron interés por la ecología; Juan XXII lo nombró, pero muy poco. Pablo VI tiene unas palabras al respecto. Juan Pablo II le dedicó dos de sus discursos. El mismo Benedicto XVI… Pero, la primera encíclica fue Laudato Si y afrontando la polémicas, porque sabes que Laudato si' ha levantado muchas críticas. Los gerifaltes de la sociedad norteamericanos dijeron que era una encíclica de izquierdas, que lo que decía no era cierto, que ellos pueden producir porque el planeta lo permite…, algo que es absolutamente falso, por otro lado.

Esta encíclica es la primera en toda la historia del magisterio que no sólo denuncia el atentado ecológico y da unas vías de solución, sino, lo que para mí ha sido más importante, da la clave, más allá de la cuestión ecológica, y es que expresa que la realidad es relación. Que todos somos relación. Es más, utiliza esa expresión de Latour, 'somos un tejido sin costuras', que es genial. Tú fíjate en la relación con el Evangelio: la túnica inconsútil de Jesús. En la realidad, todo está unido de tal manera que no podemos decir: yo voy por aquí.

Una de las claves de mi libro es empezar hablando de ciencia, de qué nos dicen los científicos de la realidad. Los grandes físicos, lo que nos dicen es que la realidad es relación. Que más que partículas de materia, somos ondas; 'paquetes de ondas', expresa física cuántica. Y por eso todo está relacionado: lo del efecto mariposa, que a todo el mundo le suena; una maripos mueve las alas en Nueva York y nieva los Himalayas…

Por lo tanto, los científicos nos dicen que todo es relación, que es lo que significa la palabra complejidad. Complexus. Y eso lo estudio en la ciencia y en la filosofía, sobre todo en los dos grandes maestros que fueron Edgar Morin, el padre de la complejidad y Raimon Panikkar que no utilizó nunca la frase, pero su pensamiento confluye. Yo he tenido la suerte de ser un gran amigo de Panikkar, además de discípulo, y he tenido la suerte de tener muy buen trato con Edgar Morin. Nos hemos cruzado unos correos magníficos y para mí ha sido clave.

¿Está enferma la tierra?
¿Está enferma la tierra? Día de la Tierra

De ahí es desde donde salto, de las perspectivas científica y filosófica a la fenomenología de la religión, brevemente y para saltar profundamente a la teología y a la mística. A una ecología y una ecoespiritualidad. Esta perspectiva mística, desgraciadamente poco elaborada en una ecoteología, yo creo que ha sido el principal interés de la editorial para hacerme este libro tan bonito.

En estos grandes místicos y con ellos muchísimos más, místicos de los primeros siglos de la Iglesia, esta perspectiva relacional que partía precisamente de la relación con Dios estaba fundamentada en la relación con la naturaleza. Esta relación era capaz de trascender a un todo, y por eso la sospecha que tuvo muchas veces el magisterio entre los místicos de panteísmo, pues llegan a decir, como hizo el maestro Edgar: 'Dios y yo somos uno'…

Para mí, es fundamental que se tenga la trayectoria de todo este pensamiento en un libro.

-Vamos a acabar, pero hablemos de la otra pata del banco que tú querías que se hubiera mencionado también en el subtítulo, de la ecoespiritualidad.  ¿Cómo pasamos de la ecotelogía a la ecoespiritualidad?

-La espiritualidad, la mística, es la mirada del tercer ojo. Una de las cosas de las que hablo en el libro es de los tres ojos del conocimiento, que es algo muy aceptado desde hace años y  una de las cosas que le debo a mi maestro Raimon Panikkar. Significa que vemos la realidad, en primer lugar desde el ojo empírico: el ojo de la ciencia. En segundo lugar, desde el ojo del pensamiento, de la filosofía, que nos permite relacionar y construir nuestra cosmovisión. Pero, si nuestra visión de la realidad se para ahí, es incompleta, radicalmente incompleta. Falta la perspectiva contemplativa, la perspectiva espiritual. Incluso la perspectiva mística. La del tercer ojo.

R Panikkar
R Panikkar

En tiempos, le teníamos un poco de miedo a esto de la mística. Pero hoy nos damos cuenta y Panikkar lo expresa, de que todos estamos llamados a ser místicos. La mística no es otra cosa que la visión plena de la vida. Y los místicos lo consiguen partiendo de esta realidad. En la Edad Media y en el Siglo de Oro tenían unos conocimientos científicos muy elaborados, aunque nos parezca que eran poco menos que tontos, pero para nada, ¿eh? Para nada; uno lee a san Buenaventura y sabe la base científica que hay ahí. San Buenaventura fue uno de los padres de los místicos. Y del mismo modo, san Juan de la Cruz tenía formación científica. Y después, Theilhard de Chardin fue científico antes que místico. Yo estoy esperando que la Iglesia lo canonice porque se lo merece…

Entonces, yo intento aprender, como ellos, a de partir de la ciencia, y llegar a la contemplación del todo. Esa contemplación del todo en el que estamos inmersos. Ese mar grande de los cristianos. Ese mar divino; el mar del amor de Dios. Sólo podemos vivir en plenitud cuando somos capaces de abrir los ojos, cada una su nivel, como pueda. Lo digo muchas veces: estos tres grandes místicos tendrán un palacio en la vida del mundo futuro. A mí, a lo mejor me toca una casita pequeñita…

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