El sentido y el mensaje que el autor pretende ofrecer con estos doce cuentos, es facilitar el que las personas conecten de nuevo con su interior, mediante distintas narraciones que despierten los valores latentes, que animen a descubrir y llevar a cabo las aspiraciones más profundas que cada uno tenemos, y que no encontramos la manera de ponerlas otra vez en marcha, liberándonos de los fantasmas que nos despierta este desprendimiento, cuando nos situamos solos delante de un relato breve, en silencio y dejando que sus palabras calen en nuestro interior.
Este libro es una continuación del anterior, Como el aire… Cuentos para el camino, pero ahora lo que se pretende es llegar a ser «como el agua, que brinda al mundo entero frescos raudales…». Es decir, que estos cuentos sean como ese agua purificadora, que empapa y llena de vida, que hace que las semillas germinen, las flores se desplieguen y la tierra ofrezca sus frutos. A la vez que refresca en los días calurosos y es un bálsamo para el que tiene sed y desea saciarla, para reemprender de nuevo el camino de la vida.
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