(Paulinas).- La formación de los formadores parece ser, en esta época de la vida religiosa, una cuestión más que decisiva. Es evidente que el/la formador/a está llamada a caminar sobre las huellas del maestro Jesús, para que su testimonio sea creíble. En la experiencia educativa de la Iglesia la acción formativa es una mistagogía, una pedagogía del Espíritu. Esto es lo que pretende "Ser discípulos para ser maestros: la formación, un trabajo abierto", editado por Paulinas.
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