Libro de Carlos Luna, un laico dominico, casado y padre de familia Marketing religioso: '11 lecciones para evangelizar y vendernos mejor sin perder la esperanza ni la misión'

Carlos Luna
Carlos Luna

Fundamentos de marketing religioso”, con el subtítulo: “11 lecciones para evangelizar y vendernos mejor sin perder la esperanza  ni la misión”

"Para un teólogo que respire los aires renovadores del Vaticano II, el marketing  religioso  entendido como lo presenta Carlos Luna es aportación gratificante"

"La fe cristiana es entrega libre y de toda la persona a la revelación de Dios en Jesucristo que se auto-comunica como amor"

 "Cuando Juan Pablo II lanzo el reclamo urgente de “nueva evangelización”, ya pedía un cambio de método. Estamos viendo esta necesidad urgente dentro de nuestra sociedad española donde no solo cunde la indiferencia religiosa masiva sino también alejamiento y prejuicios de muchos contra la Iglesia"

No hace mucho conocí y tuve la suerte de compartir con Carlos Luna, un laico dominico, casado y padre de familia. Le había escuchado alguna vez por internet y su enfoque me sorprendió gratamente. Mi sintonía y mi gratitud han medrado viendo su perspectiva y métodos nuevos que desarrolla con claridad en el voluminoso e interesante  libro: “Fundamentos de marketing religioso”, con el subtítulo: “11 lecciones para evangelizar y vendernos mejor sin perder la esperanza  ni la misión”.  Esas lecciones logra concretan detalladamente algo que vienen pidiendo los últimos papas invitando a la nueva evangelización, y pueden ser  indicativo  para  una teología pastoral renovada. 

    Expondré primero lo que percibo en este proyecto de marketing religioso. Después sugiero la visión de teología pastoral que de algún modo concreta ese proyecto

Marketing religioso

1. Qué es el “marketing religioso”

     “La gente piensa que marketing es igual que ve vender. A mí me gusta definirlo como empatía, actitud relacional que los seres humanos tenemos, y es el mimo que Jesús practicaba con los que se encontraba en su camino, con el objetivo de satisfacer sus necesidades”. Por ejemplo, los encuentros de Jesús con la samaritana o con Zaqueo, ambos considerados legalmente impuros según la mentalidad religiosa de los judíos.

     En formulación densa y precisa el marketing religioso es:

“Proceso organizado  de empatía para descubrir necesidades, inquietudes y motivaciones de espiritualidad que permitan crear e introducir  nuevas formas o productos  que despierten  la necesidad de Trascendencia, la estimulen y la satisfagan de forma continuada, suscitando deseos de más mediante nuevos nodos de relación que permitan a ambas partes adoptar avances y progresos  en su relación con Dios  y en el modo de vida que propone ; respetando siempre su libertad , historia y momento  personal, sin esperar contraprestación a cambio”.

Y Carlos explica con detalle el contenido de todas esas afirmaciones

Se ven la originalidad y novedad comparando el marketing   religioso con la comunicación de unas verdades ya formuladas de antemano. “No es solo la cuestión sobre cómo comunico sino cómo me relaciono, Durante años en la Iglesia hemos reflexionado en torno a la comunicación como un terreno a estudiar con el fin de encontrar a mejor forma de llevas la Buena Noticia al ser humano en cada momento histórico. Un emisor, un receptor y una verdad revelada”.  En el marketing “el enfoque es otro; el punto de partida es la necesidad del destinatario y el punto de destino vuelve a ser la necesidad y su satisfacción continuadamente. La óptica y visión desde donde tomar cualquier decisión y posicionamiento en nuestros planes de marketing y comunicación deberían ser sus necesidades y motivaciones, para no vender sino despertar el deseo de compra en el otro”. 

Carlos Luna

            “El enfoque de venta  parte de la  propia institución y piensa que el elemento clave para lograr sus objetivos es el producto;  mediante acciones,   tácticas  de comunicación, relaciones públicas y distribución pretende ´meter con calzador´ los productos al consumidor y así obtener resultados”. Pero si entendemos el marketing, “bajo el concepto de satisfacción plena del consumidor, nuestra óptica debería partir de mirar al oro, a nuestro público. El elemento clave ya no es nuestro mensaje sino las necesidades, motivaciones y anhelos, sus frenos, sus miedos, barreras y prejuicios hacia la Iglesia y nuestro mensaje, para despertar una relación mediante un marketing coordinado y no solo mediante a comunicación institucional, que le genere el deseo de acercarse a nuestra marca y mensaje”

   2. Desde una teología pastoral

Para un teólogo que respire los aires renovadores del Vaticano II, el marketing  religioso  entendido como lo presenta Carlos Luna es aportación gratificante.  Sobre todo porque viene de   un seglar, que  desea vivir de verdad  la  fe o experiencia  cristiana,  apasionado y comprometido en la misión evangelizadora de la Iglesia,  en y  desde la urdimbre del mundo actual. Su propuesta conecta con la renovación que, como llamada del Espíritu, sugirió el Concilio y hoy anima el papa Francisco.

             Cuando Juan Pablo II lanzo el reclamo urgente de “nueva evangelización”, ya pedía un cambio de método. Estamos viendo esta necesidad urgente dentro de nuestra sociedad española donde no solo cunde la indiferencia religiosa masiva sino también alejamiento y prejuicios de muchos contra la Iglesia.

La urgencia de nuevo método en la evangelización venía del concilio Vaticano II.  Si los gozos y los fracasos del mundo son también de la Iglesia, el punto de partida será conocer esa realidad. Pero no solo por estrategia de captación ni con mentalidad proselitista.  El mundo no es sinónimo de pecado; en su evolución histórica está presente y activo el Espíritu Santo; lleva en su entraña las semillas del Verbo que pueden ayudarnos a entender mejor el Evangelio. Hay que discernir los signos del tiempo. Y este discernimiento incluye la situación existencial de las personas.

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           También según el mismo Concilio, la conciencia de las personas es el sagrario donde se encuentran con Dios. No es ético reprimir ni suplir el dictamen de la propia conciencia. Sí puede y debe ser formada, escuchando al otro y acompañándolo en su proceso- Para ello hay que entrar en en relación y empatía con él, no obsesionados por engrosar el número de la Institución sino abrigando el deseo de que el Evangelio le llegue como como luz y fuerza para su   crecimiento de las personas.

           Un documento conciliar recuerda que “que la verdad no se impone más que con la fuerza de la misma verdad que penetra suave y fuertemente en las almas”. Se comprende  que  la evangelización no es  a meter en la cabeza de los destinatarios verdades  formuladas de antemano  con autoridad. Antes debemos escuchar la verdad –los sentimientos, los anhelos y los interrogantes – de las personas para que nuestra propuesta llegue como luz y horizonte nuevo  en orden a que vayan creciendo en humanidad.

           Finalmente, la fe cristiana – también lo dejó claro el Concilio- no se reduce a una ciega decisión de aceptar con la cabeza unas verdades propuestas con autoridad; unas creencias. La fe cristiana es entrega libre y de toda la persona a la revelación de Dios en Jesucristo que se auto-comunica como amor.  Pero esa entrega libre y total solo tiene lugar desde la situación real de las personas, con sus inquietudes y deseos, con sus logros y sus interrogantes.

         Podríamos seguir aportando más referencias que avalan y al mismo tiempo se ven confirmadas con el marketing religioso. Pero al menos por hoy, ya son suficientes.

Luna

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