Liturgia del 13º DOMINGO ORDINARIO 2025 (C) - SAN PEDRO y SAN PABLO

Liturgia del 13º DOMINGO ORDINARIO 2025 (C) - SAN PEDRO y SAN PABLO
Liturgia del 13º DOMINGO ORDINARIO 2025 (C) - SAN PEDRO y SAN PABLO

13º DOMINGO ORDINARIO 2025 (C) - SAN PEDRO y SAN PABLO

El amor permanente y entrañable de Dios Padre, que nos habita y sostiene, la presencia luminosa de Jesús Resucitado, su Luz y el impulso de su Espíritu están con todos vosotros.

Y con tu Espíritu


MONICIÓN DE ENTRADA


Celebramos hoy con gozo la solemnidad de los santos Pedro y Pablo, apóstoles. Sobre ellos se construyó la Iglesia. Ambos tuvieron que pasar por un proceso de descubrimiento de Jesús para poner su confianza plena en él y dejarse guiar por su evangelio.


Pedro incluso llegó a negarle tres veces, pero del mismo modo luego de recuperarse de esa traición al amigo, dedicó su vida hasta la muerte para anunciar su resurrección y su evangelio. Y a Pablo le debemos que el evangelio saliese de los límites de Palestina. Son para nosotros dos ejemplos de cómo vivir la fe y dejarse impulsar por el Maestro para llevar a cabo su misión.

ACTO DE RECONOCIMIENTO


Pedro y Pablo pusieron al servicio de los demás las cualidades que Dios Padre les había dado. Nosotros hoy reconocemos y agradecemos esas cualidades y nos comprometemos a dejarlas rebosar para bien de los hermanos


Queremos vivir el don de la PAZ cultivando cada día nuestra paz interior y construyendo con los hermanos la paz en nuestros ambientes y en el mundo. Por eso decimos: NOS COMPROMETEMOS SEÑOR


Queremos vivir el don de la ALEGRÍA,  la alegría interior de sentirnos amados y acompañados por Tí nuestro Padre, y la alegría de compartir la vida con los hermanos. Por eso decimos: NOS COMPROMETEMOS SEÑOR


Queremos comprometernos a vivir los dones de la BONDAD y la AYUDA preocupándonos de nuestro desarrollo personal y ayudando a los demás en todo lo que podamos. Por eso decimos: NOS COMPROMETEMOS SEÑOR.


Dios Padre amoroso TIENE siempre misericordia de nosotros, conoce nuestras limitaciones y nos guía de su mano a la vida eterna.


GLORIA


Gloria a Dios en el cielo….

Tú que quitas el pecado del mundo, TÚ tienes piedad de nosotros...

Tú que quitas el pecado del mundo,  TÚ atiendes nuestras súplicas

Tú que estás sentado a la derecha del Padre,  TÚ tienes piedad de nosotros


ORACIÓN COLECTA


Señor Dios nuestro, te damos gracias hoy por tus apóstoles Pedro y Pablo. Queremos siguiendo su ejemplo imitar su fe y fidelidad, para seguir construyendo entre nosotros la comunidad de fe y amor, la Iglesia por la que ellos vivieron y murieron.

Queremos tener sus convicciones y su valor para que todo el mundo participe de la Buena Noticia de tu Hijo Jesucristo, hasta que ojalá él sea todo en todos, ahora, y por los siglos de los siglos. Amén


Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (12,1-11):


En aquellos días, el rey Herodes se puso a perseguir a algunos miembros de la Iglesia. Hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan. Al ver que esto agradaba a los judíos, decidió detener a Pedro. Era la semana de Pascua. Mandó prenderlo y meterlo en la cárcel, encargando su custodia a cuatro piquetes de cuatro soldados cada uno; tenía intención de presentarlo al pueblo pasadas las fiestas de Pascua. Mientras Pedro estaba en la cárcel bien custodiado, la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él.


La noche antes de que lo sacara Herodes, estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con cadenas. Los centinelas hacían guardia a la puerta de la cárcel. De repente, se presentó el ángel del Señor y se iluminó la celda.

Tocó a Pedro en el hombro, lo despertó y le dijo: «Date prisa, levántate.»

Las cadenas se le cayeron de las manos y el ángel añadió: «Ponte el cinturón y las sandalias.»


Obedeció y el ángel le dijo: «Échate el manto y sígueme.»


Pedro salió detrás, creyendo que lo que hacía el ángel era una visión y no realidad. Atravesaron la primera y la segunda guardia, llegaron al portón de hierro que daba a la calle, y se abrió solo. Salieron, y al final de la calle se marchó el ángel.

Pedro recapacitó y dijo: «Pues era verdad: el Señor ha enviado a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de la expectación de los judíos.»

Salmo 33


R/. El Señor me libró de todas mis ansias


Bendigo al Señor en todo momento,

su alabanza está siempre en mi boca;

mi alma se gloría en el Señor:

que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.


Proclamad conmigo la grandeza del Señor,

ensalcemos juntos su nombre.

Yo consulté al Señor, y me respondió,

me libró de todas mis ansias. R/.


Contempladlo, y quedaréis radiantes,

vuestro rostro no se avergonzará.

Si el afligido invoca al Señor,

él lo escucha y lo salva de sus angustias. R/.


El ángel del Señor acampa

en torno a sus fieles y los protege.

Gustad y ved qué bueno es el Señor,

dichoso el que se acoge a él. R/.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo (4,6-8.17-18):


Yo estoy a punto de ser sacrificado y el momento de mi partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su venida. El Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los gentiles. Él me libró de la boca del león. El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (16,13-19):

R/Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»

Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»

Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»


Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»


Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás! porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»

Palabra del Señor

R/Gloria a tí Señor Jesús


HOMILÍA


Las lecturas de hoy nos proponen dos temas: Quién es Jesús y el poder de las llaves.

Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que los evangelios se escribieron mucho después de la muerte de Jesús, y por lo tanto reflejan, no lo que entendieron mientras vivieron con él, sino lo que las primeras comunidades pensaban de él. Y por supuesto reflejan también la estructura de la nueva comunidad.


Mientras vivieron con él los discípulos le mostraron una gran estima, pero no se dieron cuenta de la novedad que aportaba. A los discípulos les costó Dios y ayuda dar el paso de una interpretación nacionalista del Mesías, a la del verdadero mesianismo que representaba Jesús. Solo después de Pascua consiguieron dar el paso.


Antes de esa experiencia, Pedro nunca pudo decir a Jesús que era el Hijo de Dios. Los judíos no tenían un concepto de Hijo de Dios en el sentido que hoy le damos. Los griegos sí tenían un concepto de Hijo de Dios. Y gracias al contacto con la cultura griega, los cristianos pudieron expresar la experiencia pascual con el término ‘Hijo de Dios’.


De Jesús como ser humano podemos hablar adecuadamente, porque cae dentro de las posibilidades de nuestros conceptos. De lo divino que hay en Jesús, nada podemos decir con propiedad, porque escapa a nuestra capacidad intelectual. Pero lo divino se manifestó en su humanidad.  Si nos empeñamos en pensar lo divino y lo humano como diferentes, imposibilitamos una respuesta coherente.


Si Jesús fue Dios, es porque es hombre, y si es hombre cabal, es porque es Dios. No hay incompatibilidad entre ambas realidades. Todo lo contrario, Dios está en lo humano y el hombre solo puede llegar a su plenitud en lo divino.


Por eso la respuesta a la pregunta de ¿quién es Jesús? no puede ser teórica sino de forma práctica: Mi vida es la que tiene que decir quién es Jesús para mí. Lo que nos debe importar es descubrir la calidad humana de Jesús y descubrir la manera de llegar nosotros a esa misma plenitud. 


Se trata de responder con la propia vida a la pregunta de quién es Jesús. Y tú, ¿quién dices que soy yo? ¿Qué dice tu vida de mí? Solo si nos identificamos con Jesús, haciendo nuestra su vivencia de Dios, comprenderemos lo que fue Jesús.


Respecto a lo del poder de las llaves, o si queremos la primacía de Pedro, hay que aclarar en primer lugar que este pasaje solo Mt lo escribe, ni Mc ni Lc lo reflejan en su evangelio. Si tenemos en cuenta que tanto Lc como Mt copian de Mc hay que concluir que Mt lo añadió con una intención: revestir a Pedro de una autoridad especial frente a los demás apóstoles.


El texto intenta afianzar a Pedro en la presidencia de esa organización, la Iglesia,  pero es exagerado deducir de él lo que después significó el papado. Hay que tener en cuenta que existe otro texto paralelo, también de Mt, que leeremos dentro de dos domingos, que va dirigido a la comunidad: “Porque lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo; y lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo”.


Es curioso que en dos lugares tan próximos del mismo evangelio dé el poder de atar y desatar a Pedro y a la comunidad. Los textos no se contradicen, se complementan. La última palabra la tiene siempre la comunidad, pero esta tiene que tener un portavoz. Pedro, o su sucesor, cuando hablan expresando el común sentir de la comunidad, tienen la garantía de acertar en los asuntos importantes para la comunidad.


No es la comunidad la que tiene que doblegarse ante lo que diga una persona, sino que es el representante de la comunidad el que tiene que saber expresar el común sentir de ésta.

CREDO


Sacerdote.- ¿Creéis en Dios, que es nuestro Padre, que ha hecho todas las cosas y nos cuida con amor?

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en Jesucristo, que ha puesto su Morada entre nosotros, para hacernos conocer a Dios Padre?

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en el Espíritu Santo que vive entre nosotros, y anima a la Iglesia y a todos para hacer un mundo mejor?

Todos. Sí, Creemos.

Sacerdote: ¿Creéis en la resurrección y en la Vida eterna, que ya comenzamos a disfrutar aquí y disfrutaremos plenamente al final de nuestro camino por esta vida?

Todos. Sí, Creemos.


ORACIÓN UNIVERSAL


Hace dos mil años Jesús preguntó a sus amigos: “¿Quién decís que soy yo?” Esta pregunta decisiva de Jesús sigue hoy esperando nuestra respuesta. Oremos.


Tú eres Jesús, nuestro Maestro y Señor


• Padre bueno, tú cuidas, sostienes  y alientas a nuestro Papa Francisco, sucesor de Pedro y capitán de nuestra barca eclesial. Le concedes la gracia de ser roca firme para que la Iglesia no sucumba ante las tentaciones.


Tú eres Jesús, nuestro Maestro y Señor


• Padre bueno, tú renuevas en cada creyente la imagen de tu hijo Jesús, concediéndonos la gracia de encontrarnos personalmente con él para que así seamos presencia de tu Reino en el mundo.


Tú eres Jesús, nuestro Maestro y Señor


• Padre bueno, tú espabilas nuestro oído para que podamos acoger tu pregunta y fortaleces nuestro corazón para que nuestra respuesta sea valiente y comprometida.


Tú eres Jesús, nuestro Maestro y Señor


• Padre bueno, tú restauras los corazones heridos, pacíficas a los atormentados, liberas a los cautivos, fortaleces a los enfermos, liberas a los angustiado, por medio de cada uno de nosotros y de nuestra solidaridad


Tú eres Jesús, nuestro Maestro y Señor


Padre bueno, tú nos invitas a dar testimonio de fe hoy y aquí; queremos ser responsables con el don recibido y asumir el reto de ser constructores de un mundo distinto: más justo y fraterno para todos. Por Jesucristo nuestro Señor que vive por los siglos de los siglos. Amén


En el momento de presentar la OFRENDA de toda la Iglesia oremos a Dios Padre Misericordioso


El Señor reciba de tus manos esta OFRENDA…


ORACIÓN OFRENDAS


Señor, te presentamos el vino y el pan. Es el pan de nuestros trabajos, de nuestra entrega al servicio de los demás. Es el vino de las fiestas y de la alegría, de nuestra colaboración para alegrar la vida de todos. Representan nuestra vida y esfuerzos, nuestra alegría y nuestra amistad. Recíbelo como nuestra mejor ofrenda

PJNS


PREFACIO


El Señor está con vosotros  

Y con tu Espíritu

Levantemos el corazón

Lo tenemos levantado hacia el Señor

Damos gracias al Señor nuestro Dios

Es justo y necesario


Acepta, Padre Dios de bondad infinita,

esta oración eucarística

en la que queremos expresarte

nuestra más sincera acción de gracias.


No es justo que pases desapercibido

para una inmensa mayoría de los seres humanos.

Ni es posible que quienes mejor creemos conocerte

apenas nos acordemos de Ti y vivamos a tus espaldas,

deslumbrados por cosas sin importancia.


Tú eres nuestro centro y esencia, el motor de nuestro ser.

Tú tienes que ser continuo referente en nuestras acciones.

Ayúdanos a descubrirte en nuestro interior,

haznos conscientes de tu presencia en nuestra vida.

Juntos todos,

en un clamor que quisiéramos fuera de toda la humanidad,

elevamos a Ti esta oración de fe en Ti

y este sencillo canto de alabanza.


SANTO, SANTO, SANTO

CONSAGRACIÓN Y PLEGARIA


SANTO eres en verdad, Padre,

y con razón te alaban todas tus criaturas,

ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro,

con la fuerza del Espíritu Santo,

nos das Vida y santificas todo.


Congregas a tu Pueblo sin cesar,

para que ofrezca en tu honor esta OFRENDA

desde donde sale el sol hasta el ocaso.


Recibimos tu Espíritu con alegría

para que santifique este pan y este vino

y se conviertan para nosotros

en el sacramento del Cuerpo y + la Sangre de Jesús,

en la Persona y la Vida de Jesús, aquí significadas.


Porque Él mismo,

la noche en que iba a ser entregado,

habiendo amado a los suyos

que estaban en el mundo hasta el extremo,

mientras cenaba con sus discípulos,

tomó un pan, y dando gracias te bendijo,

lo partió y lo repartió a sus discípulos, diciendo:


Tomad y comed todos de él,

porque esto es mi cuerpo,

que será entregado por vosotros.


Del mismo modo, acabada la cena,

tomó el cáliz,

y, dándote gracias de nuevo,

lo pasó a sus discípulos, diciendo:


Tomad y bebed todos de él,

porque éste es el cáliz de mi sangre,

sangre de la alianza nueva y eterna,

que será derramada por vosotros

y por todos los hombres

para iluminar vuestras vidas.

haced esto en conmemoración mía.


Este es el sacramento de nuestra fe.


Anunciamos y proclamamos tu resurrección. Ven Señor Jesús.

Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial

de la ENTREGA de Jesús,

de su admirable resurrección y ascensión al cielo,

mientras esperamos su venida gloriosa,

te ofrecemos, en esta acción de gracias,

TODO lo que somos y tenemos.


Tú diriges tu mirada sobre esta OFRENDA de tu Iglesia

y reconoces en ella nuestra adhesión a Jesús,

que vino a revelarnos tu rostro

de verdadero Padre, que nos ama sin límite.


Nos unimos en este sacramento al Cuerpo y la Sangre de tu Hijo,

que se entregó por nosotros para dejarnos su ejemplo de Vida.

Y nos abrimos de todo corazón a tu Espíritu Santo

para ser iluminados y fortalecidos en el seguimiento de Jesús, tanto individual como colectivamente.


Y así, unidos como hermanos,

formemos con Cristo un solo cuerpo

y un solo espíritu.


Él nos transforma en verdaderamente humanos

en nuestro diario caminar hacia tu Heredad,

donde seguiremos alabándote 

junto con tus elegidos,

con María, la Virgen Madre de Dios y madre nuestra, su esposo san José,

los apóstoles y los mártires,

y todos los santos,

que nos precedieron en el camino hacia Ti.


Te ofrecemos, Padre, nuestro compromiso de adhesión a Jesús,

que ratificamos en esta celebración,

para que contribuya a la Paz y

la Humanización del mundo entero.


Confirmamos nuestra lealtad con esta tu Iglesia,

que peregrina en la Tierra,

fortalecida por nuestra fe y caridad.


Nos unimos a TODOS tus hijos de este Pueblo,

iluminado y fortalecido por Jesús,

junto con sus servidores: el papa León,

nuestro obispo N…,

el orden episcopal, los presbíteros y diáconos.


Tú atiendes los deseos y compromisos

de esta Familia,

que has congregado en tu presencia

en este domingo, día en que Cristo

venció a la muerte.


Él nos ha hecho partícipes de su Sabiduría y Fortaleza

para que imitemos su ejemplo

en el camino hacia tu Heredad eterna.


Te damos GRACIAS porque nuestros

hermanos difuntos…, familiares,

amigos y miembros de nuestra Comunidad,

tras su maduración en este mundo,

ya disfrutan contigo en tu casa del Cielo.


Queremos ser parte del Reino interior,

que tu Hijo nos reveló,

y extenderlo a nuestro mundo

para que podamos gozar TODOS de tu felicidad eterna,

junto con Cristo, Señor nuestro,

por quien concedes al mundo todos los bienes.


Por Cristo, con Él y en Él, a ti Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén

PADRENUESTRO


PADRE Y MADRE NUESTRA

EN QUIEN SOMOS Y VIVIMOS.

Santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad

en la tierra como en el cielo.


TÚ NOS DAS HOY 

NUESTRO PAN DE CADA DÍA.

TÚ PERDONAS NUESTROS PECADOS

Y NOSOTROS QUEREMOS PERDONAR

A LOS QUE NOS OFENDEN.

No nos dejes caer en la tentación.

Y líbranos del mal. Amen

CORDERO DE DIOS


Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ NOS DAS la paz


Jesús nos invita a ser pan partido y repartido para los demás.


ORACIÓN FINAL


Señor Dios nuestro queremos que el Espíritu de Jesús permanezca en nosotros para que vivamos la fidelidad y valentía de Pedro y Pablo, en la diversidad de los dones que nos diste a cada uno, viviendo siempre unidos y comprometidos en una misma fe y un mismo amor, en Cristo Jesús, nuestro Señor. Amén

BENDICIÓN

El Señor os bendice, os guarda

y en sus palmas os lleva tatuados.

Os acompaña en todos los caminos.

Y hace prósperas las obras de vuestras manos.

Sentíos siempre abrazados y bendecidos por este Dios enamorado,

Padre, Hijo y Espíritu Santo. AMÉN.

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