Liturgia del 24º DOMINGO ORDINARIO 2024 (B)

24º DOMINGO ORDINARIO 2024 (B)

El amor permanente y entrañable de Dios Padre, que nos habita y sostiene, la presencia luminosa de Jesús Resucitado, su Luz y el impulso de su Espíritu ESTÁN con todos vosotros.


MONICIÓN DE ENTRADA


Apenas hemos comenzado el curso y ya nos enfrentamos a una de las preguntas más difíciles a las que podemos responder: ¿Quién es Jesús para mí? La respuesta es como el movimiento, que se demuestra andando, y en nuestro caso, viviendo. Por ello en esta eucaristía renovamos nuestra adhesión a Jesús y reforzamos los lazos de nuestra fraternidad.


ACTO DE RECONOCIMIENTO


Todos debemos reivindicar nuestro derecho a vivir en paz, a ser feliz, a dar y recibir amor. Pero recordemos que en nosotros ya reside la paz, la felicidad y el amor, son parte de nuestra esencia divina. Nuestra tarea es reconocerlo y expresarlo en la vida diaria.


Nos comprometemos a vivir la paz, la paz que nos da sentirte en nuestro interior y que debe manifestarse buscando siempre la paz con los demás. Por eso decimos: Nos comprometemos Señor


Nos comprometemos a vivir la felicidad, la que Tú nos concedes y que no depende de circunstancias exteriores. Por eso decimos: Nos comprometemos Señor


Nos comprometemos a vivir el amor, el que tú nos manifiestas en nuestro interior y nos impulsas a comunicarlo con nuestro comportamiento hacia los demás. Por eso decimos: Nos comprometemos Señor


Dios Padre Amoroso TIENE misericordia de nosotros, comprende nuestros fallos y nos guía de su mano a la vida eterna. Amén.


GLORIA


Gloria a Dios en el cielo….

Tú que quitas el pecado del mundo,   TÚ TIENES PIEDAD DE NOSOTROS...

Tú que quitas el pecado del mundo, TÚ ATIENDES NUESTRAS SÚPLICAS

Tú que estás sentado a la derecha del Padre,  TÚ TIENES PIEDAD DE NOSOTROS


ORACIÓN COLECTA


¿QUÉ DIGO, SEÑOR?


¿Qué decir sobre Ti, si Tú sabes que yo sé muy poco?

¿Qué decir de tu vida, si yo prefiero llevar la mía?

¿Qué decir de tus Palabras, si estoy sordo a ellas?

¿Qué decir de tus misterios, si no me los creo?

¿Qué decir de tu Evangelio, si no me molesto en abrirlo?


¿QUÉ DIGO, SEÑOR, SOBRE TI?


¿Qué decir de tu historia, cuando prefiero cualquier otra novela?

¿Qué decir de tu mensaje, cuando prefiero otras cuñas publicitarias?

¿Qué decir de tus caminos, cuando elijo senderos menos comprometidos?

¿Qué decir de tus enseñanzas, cuando soy tan poco aplicado contigo?

¿Qué decir de tus miradas, cuando miro hacia otro lado?


¿QUÉ DIGO, SEÑOR, SOBRE TI?


Deseo no perderme en medio del mundo, ponerte en el centro de mí casa, dar razón de mí fe, buscarte, aunque algunos se empeñen en despistarme, hablarte aunque me cueste centrarme en la oración, conocerte, aunque me resulte difícil reconocerte.


¿QUÉ DIGO, SEÑOR, SOBRE TI?


Quiero gritar a los cuatro vientos: ¡TU ERES EL SEÑOR!

Y, entonces, significará una cosa: que te he encontrado, Señor.


Lectura del libro de Isaías (50,5-9a):


El Señor me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado. Tengo cerca a mi defensor, ¿quién pleiteará contra mí? Comparezcamos juntos. ¿Quién tiene algo contra mí? Que se me acerque. Mirad, el Señor me ayuda, ¿quién me condenará?


Salmo 114


R/. Caminaré en presencia del Señor

en el país de la vida.


Amo al Señor,

porque escucha mi voz suplicante,

porque inclina su oído hacia mí

el día que lo invoco. R/.


Me envolvían redes de muerte,

me alcanzaron los lazos del abismo,

caí en tristeza y angustia.

Invoqué el nombre del Señor:

«Señor, salva mi vida». R/.


El Señor es benigno y justo,

nuestro Dios es compasivo;

el Señor guarda a los sencillos:

estando yo sin fuerzas, me salvó R/.


Arrancó mi alma de la muerte,

mis ojos de las lágrimas, mis pies de la caída.

Caminaré en presencia del Señor

en el país de la vida. R/.


Lectura de la carta del apóstol Santiago (2,14-18):


¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es que esa fe lo podrá salvar? Supongamos que un hermano o una hermana andan sin ropa y faltos del alimento diario, y que uno de vosotros les dice: «Dios os ampare; abrigaos y llenaos el estómago», y no les dais lo necesario para el cuerpo; ¿de qué sirve? Esto pasa con la fe: si no tiene obras, por sí sola está muerta. Alguno dirá: «Tú tienes fe, y yo tengo obras. Enséñame tu fe sin obras, y yo, por las obras, te probaré mi fe.»


Lectura del santo evangelio según san Marcos (8,27-35):


En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino, preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que soy yo?»

Ellos le contestaron: «Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas.»

Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy?»

Pedro le contestó: «Tú eres el Mesías»

Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie.

Y empezó a instruirlos: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días»

Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo.

Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!»

Después llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará.»


HOMILÍA

Un amigo agnóstico le pregunta a otro cristiano recién convertido: “Oye tú que eres cristiano, ¿qué puedes decirme de Jesús? ¿Dónde nació, quiénes eran sus padres?

El amigo cristiano respondió: “Pues no lo sé”

“Pero entonces qué sabes”, Le replicó el otro.

“Mira puedo decirte que antes de conocer a Jesús yo era un desastre: bebía, me emborrachaba, no duraba en ningún empleo, mi mujer y mis hijos temían mi regreso a casa cada día. Desde que conozco a Jesús y trato con él mi vida cambió: ya no bebo, tengo un buen empleo en donde mis jefes me aprecian, y mi mujer y mis hijos esperan cada día con ansia mi vuelta a casa. ESO ES LO QUE JESÚS HIZO POR MI”

Ciertamente es importante saber cosas sobre Jesús, es más, los cristianos debemos formarnos en ese sentido, y hoy tenemos muchas posibilidades, quizás la más importante de ellas es que todos podemos y debemos leer los evangelios, para descubrir allí su persona y su mensaje. En todas las casas donde hay un cristiano debe haber un libro de los evangelios, y no en la estantería, acumulando polvo, sino en la mesa de estudio y o en la mesa de trabajo, y leerlo cada día, sin filtros, ni ideas preconcebidas o enseñadas por la jerarquía

Pero más importante es que respondamos cada uno personalmente la pregunta de Jesús: ¿QUIÉN SOY YO PARA TI, QUÉ LUGAR OCUPO EN TU VIDA?

Ya no se trata de saber cosas sobre él, sino de saber quién es él para ti y que significa para tu vida.

Se trata de descubrir a Jesús como el Camino seguro, la Verdad auténtica. Vida verdadera. La persona que nos muestra como es nuestro Dios, Padre/Madre, lleno de ternura, que nos enseña a verlo en nuestro corazón, en todas las personas, en todas las circunstancias, dejando de lado tantas imágenes falsas que nos inculcaron desde niños. Descubrir a Jesús como el que nos ofrece un nuevo estilo de vida, que supone alegría e ilusión de vivir, libertad, solidaridad, cercanía compasiva hacia todas las personas.

Nos viene bien, en este sentido, lo que le sucede a Pedro: como portavoz de sus compañeros, reconoce a Jesús como Mesías, pero su idea de mesianismo político (que era la de todos sus compañeros y la de la mayoría de los judíos), no coincide con la de Jesús. Pedro quiere un líder político que se haga con el poder y expulse a los romanos. Pero para Jesús ese no es el Camino que Dios quiere.

Una de las tentaciones  que siempre han tenido los seres humanos, y por supuesto también la Iglesia oficial a lo largo de la historia, es la de acaparar y apropiarse del poder de Dios (erigirse en sus representantes y manipular su imagen), intentar marcarle la ruta.

Podríamos resumirla así: En vez de hacer lo que Dios nos pide, darle instrucciones y tratar  que Dios haga lo que nosotros queremos.

Jesús, con su recriminación a Pedro, le invita a ponerse detrás de él, a adoptar la actitud del discípulo que sigue a su maestro. Y es lo mismo que nos pide a nosotros. En el Camino hacia el Padre nadie precede a Jesús, él va delante para que le sigamos.

Jesús pone el seguimiento al alcance de toda persona que desee abrazarlo. Nos invita a renunciar a todo lo que nos impide ser libres y felices. La recomendación de Jesús siempre es el Camino hacia la verdadera felicidad, la que nace de dentro de cada uno y que no depende de cómo nos salgan las cosas. Vivir con él y como él, supone una vida más auténtica, más libre y más feliz.

“Salvar la vida” es ceder a la tentación de instalarse en el sistema, en la pereza de ser del montón, de dejarse llevar por los mil reclamos que la sociedad nos ofrece. Salvar la vida es CULTIVAR tus dones y fructificar.

“Perder la vida” es afirmarla en su verdadero sentido, la vida como don, como entrega.

Es como si nos dijera: A quien venga conmigo voy a llevarle a la ganancia por el extraño camino de la pérdida. CULTIVAR todo lo bueno que os he regalado para luego entregarlo a los demás. O como dice el refrán: “La vida es para servir (DAR) y el que no sabe servir, no sirve para vivir (CULTIVAR y CRECER)”.

Lo dijo muy claro: “Yo vine para servir, no para ser servido”... Pero para servir hay que tener algo en las manos y en el corazón.

El que no tiene nada, nada puede entregar. Muchas predicaciones del pasado, y tal vez del presente, han tergiversado este pasaje. Para SERVIR tienes que llenarte primero de tus propios dones, crecer, madurar, y desde ahí entregar, servir, como el “manso rebosar” de una buena fuente, bien enraizada en tu manantial, en tu precioso INTERIOR donde mana el “reino de Dios”. En resumen: Llena tus despensa y ponte a repartir, por ese orden. Lo contrario es una absurda falacia. Y Jesús no predicaba falacias irreales.

CREDO

Sacerdote.- ¿Creéis en Dios, que es nuestro Padre, que ha hecho todas las cosas y nos cuida con amor?

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en Jesucristo, que ha puesto su Morada entre nosotros, para hacernos conocer a Dios Padre?

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en el Espíritu Santo que vive entre nosotros, y anima a la Iglesia y a todos para hacer un mundo mejor?

Todos. Sí, Creemos.


Sacerdote: ¿Creéis en la resurrección y en la Vida eterna, que ya comenzamos a disfrutar aquí y disfrutaremos plenamente al final de nuestro camino por esta vida?

Todos. Sí, Creemos.


ORACIÓN UNIVERSAL

Seguir a Jesús no significa seguir haciendo lo que hasta ahora: seguir viviendo de la inercia o de la rutina, sino comprometernos con una vida en clave de servicio y entrega. Oremos diciendo

Jesús, queremos desarrollarnos en plenitud

Nos comprometemos con “una Iglesia en salida”, que está al lado de los más desfavorecidos, que se empeña en trabajar en favor de una humanidad unida y hermanada.

Jesús, queremos desarrollarnos en plenitud 

• Nos comprometemos a crear espacios de acogida y escucha en nuestras comunidades religiosas y de fe, con actitudes que incluyan siempre, que ofrezcan paz y esperanza.

Jesús, queremos desarrollarnos en plenitud

• Nos comprometemos a ser descanso y aliento junto a todos los crucificados de este mundo, a no girar la cabeza ni a hacer oídos sordos ante el grito desesperado y desalentado de tantos seres humanos.

Jesús, queremos desarrollarnos en plenitud

• Nos comprometemos como creyentes en Jesús de Nazaret, optando cada día y en lo de cada día a ser colaboradores y constructores del Reino.

Jesús, queremos desarrollarnos en plenitud

• Nos comprometemos en este inicio de curso con nuestros niños y jóvenes, siendo referentes de esperanza, de bien hacer, de diálogo, de compromiso, de paz y alegría.

Jesús, queremos desarrollarnos en plenitud

Padre bueno, queremos cultivar nuestra vida por dentro, para que seamos capaces de vivir escuchando la llamada a salir de nosotros hacía los demás, a vivir una vida en clave de entrega y servicio. Te damos las gracias por tu Hijo Jesús, nuestro Hermano y Maestro. Amén

En el momento de presentar la OFRENDA de toda la Iglesia oremos a Dios Padre Misericordioso

El Señor reciba de tus manos esta OFRENDA…

ORACIÓN OFRENDAS

Junto con el pan y el vino, te ofrecemos nuestras vidas y nuestros esfuerzos. Queremos conocerte mejor, para, así, amar más a nuestros hermanos. Queremos estar cerca de las personas, como tú lo quieres. Con tu impulso lo haremos. Tú que vives por siempre. Amén.

PREFACIO


El Señor ESTÁ con vosotros…

Levantemos el corazón…

DAMOS gracias al Señor nuestro Dios…


Gracias, Padre santo, por tu hijo Jesús,

encarnación tuya en nuestra piel,

porque escuchando su palabra

llegamos a saber lo que quieres de nosotros

y admirando su vida es como mejor podemos conocerte.

Confesamos que Él es nuestro Mesías, tu enviado.

Le agradecemos infinitamente su entrega del día a día, aunque le costara finalmente la tortura y el martirio.


Sabemos, él nos lo dijo,

que quien quiera seguir sus pasos

tendrá que esforzarse por cultivar su yo

para ser soporte firme para otros.

Jesús nos ha enseñado

que la mayor felicidad se alcanza

sirviendo, entregando lo que somos, a los demás, solucionando problemas, animando e iluminando.


Ojalá que el ejemplo de tu hijo Jesús,

nos mueva a ser verdaderamente generosos y serviciales.


Bendecimos ahora tu santo nombre,

Padre Dios, Dios Padre y Madre,

con este sencillo himno de gloria y alabanza.

SANTO, SANTO, SANTO…


CONSAGRACIÓN y PLEGARIA


Nosotros, hoy,

creemos que Jesús es Dios,

y te damos gracias,

porque con nuestra confianza en Él,

se hace posible esta Comunidad de creyentes.


Recibimos tu Espíritu con alegría

para que santifique este pan y este vino y

se conviertan para nosotros

en el sacramento del Cuerpo y + la Sangre de Jesús, en la Persona y la Vida de Jesús, aquí significadas.


El mismo Jesús antes de su Pasión y muerte

se sentó a la Mesa con sus discípulos,

tomó un pan te dio gracias

y se lo repartió diciendo:


Tomad y comed todos de él,

porque esto es mi Cuerpo,

que será entregado por vosotros. 


Después de cenar, hizo igual con la copa, diciendo: 


Tomad y bebed todos de él,

porque éste es el cáliz de mi Sangre,

Sangre de la alianza nueva y eterna,

que será derramada por vosotros

y por todos los hombres

para iluminar vuestras vidas.

Haced esto en conmemoración mía.


Éste es el Sacramento de nuestra fe.


Rememoramos la vida de Jesús,

treinta años preparándose y creciendo

para entregarse en servicio a los demás,

hasta dar la vida misma,

que se partió, como el pan,

para alimentar a todos con su Luz y su Ejemplo.

Por todo ello, bendito sea Jesús, tu hijo y hermano nuestro.


Deseamos llenarnos de tu Espíritu, Padre santo,

para que hagamos nuestra

la jerarquía de valores de Jesús.


Optando por servir y no por imponernos a los demás,

anteponiendo el diálogo a la violencia,

y la comunidad, la amistad y la familia

frente al individualismo.


Deseamos, Padre, que esta comunidad

y todas las iglesias cristianas

demos testimonio vivo de los valores de tu Reino

y toda la humanidad te respete y bendiga tu nombre.


Nos unimos en este empeño

al Papa Francisco , a nuestro Obispo N…

y a todos los Pastores de tu Iglesia


Y te agradecemos que hayas acogido en tu compañía a...   los amigos y familiares

que se nos han adelantado en el camino hacia Ti.


Unidos todos nosotros y con tu Hijo Jesús

a nuestra Madre María, su esposo San José, los santos y todas las personas de buena voluntad,

en esta comida de hermandad,

queremos brindar en tu honor ahora

y todos los días de nuestra vida.

Por Cristo, con él y en él…


PADRENUESTRO


PADRE Y MADRE NUESTRA

EN QUIEN SOMOS Y VIVIMOS.

Santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad

en la tierra como en el cielo

TÚ NOS DAS HOY 

NUESTRO PAN DE CADA DÍA.

TÚ PERDONAS NUESTROS PECADOS

Y NOSOTROS QUEREMOS PERDONAR

A LOS QUE NOS OFENDEN.

No nos dejes caer en la tentación.

Y líbranos del mal. Amen


CORDERO DE DIOS

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú NOS DAS la paz


Jesús nos invita a ser pan partido y repartido para los demás.


ORACIÓN FINAL


Señor Jesús, quien cree en Ti, encuentra salud y libertad; quien espera en Ti, siente el deseo de vivir a tope; quien te ama, te sigue en el esfuerzo de cultivar su viña, repartir sus frutos y llegar a la resurrección como Tú. Él nos da siempre decisión y fortaleza, atención y tiempo, para madurar y servir a los hermanos con sensibilidad auténticamente cristiana. Ahí, Señor, queremos permanecer. Amén.

BENDICIÓN

El Señor os bendice, os guarda

y en sus palmas os lleva tatuados.

Os acompaña en todos los caminos.

y hace prósperas las obras de vuestras manos.

Sentíos siempre abrazados y bendecidos por este Dios enamorado,

Padre, Hijo y Espíritu Santo. AMÉN.

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