Liturgia de PENTECOSTÉS 2025 (C)

Pentecostés
Pentecostés

PENTECOSTÉS 2025 (C)

Reflexión Inicial:


¿De verdad tiene que venir el Espíritu Santo? (Religión Pasiva y Mágica).


¿O es al revés, y somos NOSOTROS los que podemos y debemos ABRIRNOS a ese tesoro que ya llevamos dentro desde que nacemos? (Religión Activa y Responsable).


El Abba, nuestro Creador, lo tiene TODO hecho. No le falta nada por hacer. Los que estamos incompletos y necesitamos madurar y fructificar somos nosotros, ínfimas y efímeras criaturas.


El Abba NO tiene Pasado ni Futuro, solo tiene PRESENTE eterno. Somos nosotros los que podemos y debemos conquistar un futuro de plenitud y felicidad, aún encerrados en nuestra LIMITACIÓN vital de Tiempo, Espacio, Capacidad y Materia, porque somos evolutivos. Así nos han creado.


Es absurdo intentar conseguir algo de Dios, manipularle, moverle, empujarle. ¿Puedes siquiera modificar el mar, algo material y limitado? ¿Cómo pretendes modificar al SER eterno?


Sin embargo, la mayoría de las ORACIONES, que nos imponen desde pequeñitos los "líderes religiosos", empezando por la Misa, son PETICIONES: Intentos de cambiar a Dios. ¿Es que no ven la incoherencia?


Querer conseguir algo de Dios es tan ABSURDO y NECIO como pedir al Sol que te ilumine o al Mar que te moje. Todo, absolutamente TODO, es DON, REGALO desde la Creación. TODO está sostenido en este mundo por el Dedo Creador. Si el Padre retirase, por un segundo nuestro, su esencia creadora, se desvanecería el universo entero.


Por eso su Espíritu (Luz y Fuerza) no tiene que venir de ninguna parte. Está dentro de nosotros y en nosotros podemos encontrarlo, germinarlo, expandirlo y transformarnos en "su imagen y semejanza". ¿Cómo hemos olvidado todas las "parábolas del reino"?


¿Celebras la "venida del Espíritu" negando su existencia perpetua dentro de ti? ¿De dónde tiene que venir? La inteligencia, la coherencia, la evidencia son constitutivas del Espíritu de Dios. ¿Por qué hay que negarlas dando prioridad a palabras míticas del "illo témpore"?

Nuestros "empoderados guías ciegos" nos han convertido a Moisés, no a Jesús. Nos han hundido en el PECADO y la metodología para obtener el PERDÓN.


Se nos ha olvidado que a Jesús lo mataron "los mosaicos" precisamente, en vez de aceptar el Espíritu de Jesús que clama: ¡Abba Padre! Que lo tiene todo concedido y perdonado…


Y han llegado todavía más lejos: No han hundido en la IDOLATRÍA de un "dios manipulable" y en la abominación de los "intercesores o conseguidores".


Si tuviéramos "ojos para ver", como recomendaba Jesús, bien podríamos repetir con el "hombre loco" de Nietzsche: "Réquiem aeternam deo". "¿Pues, qué son ahora ya estas iglesias, más que las tumbas y panteones de Dios?"


Y es que, en vez de sumergirnos en el Espíritu que está en nosotros, nos hemos dejado ahogar en la primitiva IDOLATRÍA de una religión retrógrada, aderezada de muchos ritos, rutinas, pompas, tronos y coloridas celebraciones materiales, pero sin el Espíritu de Jesús.


Esta es la realidad: "Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. Y el hombre, siendo un caballero, le devolvió el favor" (Rousseau). Así hemos llegado a inundar nuestra Iglesia de una colección de IDOLATRÍAS: "dioses limitados, insignificantes y manejables", construidos a nuestra imagen y semejanza. ¿Entonces para que llegó Cristo?


Menos mal que el "instinto religioso" que late en todo ser humano (el derroche del Espíritu) nos empuja a "dejar a Dios ser Dios", más allá de la oscuridad sembrada por los que se adueñaron de la viña y permanecen sentados en sus tronos, como dueños absolutos.


Te parecerá un lenguaje duro, sin duda. Te invito a que leas a los Profetas y el Evangelio… Tal vez luego, esto te parecerá agua bendita.


¡Felices vosotros si habéis descubierto al ABBA, Padre y Madre, dentro de vosotros, porque nunca os sentiréis solos!


En esta Liturgia semanal intentamos humilde, pobre y reiteradamente sembrar algunas lucecitas.

Empezamos:


El amor permanente y entrañable de Dios Padre, que nos habita y sostiene, la presencia luminosa de Jesús Resucitado, su Luz y el impulso de su Espíritu están con todos vosotros.

Y con tu Espíritu


MONICIÓN DE ENTRADA


Amigos: La fiesta de Pentecostés es un gran momento para poner en valor la espiritualidad frente a esa religiosidad sin alma; el asombro frente al razonamiento; la libertad interior frente a los preceptos externos; la sinodalidad frente al clericalismo.

Tanto en lo personal como en lo colectivo, es el espíritu el que nos llena de vida. En esta celebración eucarística, percibamos el Espíritu Santo de Dios que da aire fresco a nuestros corazones, renueva nuestra fe y hace crecer visiblemente nuestro amor.


ACTO DE RECONOCIMIENTO


El Espíritu es el que nos muestra en nuestro interior la presencia de Dios-Abba que nos habita y nos impulsa para que lo hagamos presente en nuestro mundo por medio de los dones y cualidades que Él nos da.

Hagámonos conscientes de estos dones y cualidades y comprometámonos a ponerlos a producir y dar frutos en favor de todos.


Queremos vivir el don de la PAZ, la interior que nos da tu presencia y la exterior que tenemos que construir todos juntos. Nos comprometemos a vivirla cada día diciendo:
Nos comprometemos Señor


Queremos vivir el don del AMOR, el que tú nos manifiestas en nuestro interior y en todo lo que nos das, y el que nosotros queremos vivir y dejar rebosar hacia los hermanos.
Nos comprometemos Señor


Queremos vivir los dones de la BONDAD y la AYUDA preocupándonos de nuestro desarrollo personal y de ayudar a los demás en todo lo que podamos. Por eso decimos:
Nos comprometemos Señor


Dios Padre amoroso TIENE siempre MISERICORDIA de nosotros, conoce nuestras limitaciones y nos guía de su mano a la vida eterna.


GLORIA


Gloria a Dios en el cielo….

Tú que quitas el pecado del mundo, TÚ tienes piedad de nosotros...

Tú que quitas el pecado del mundo,  TÚ atiendes nuestras súplicas

Tú que estás sentado a la derecha del Padre,  TÚ tienes piedad de nosotros

ORACIÓN COLECTA


Ven, Espíritu Divino.

Vienes siempre, gozoso, a nuestro encuentro.

Entras en nuestro corazón

Y lo renuevas por dentro.


Sin tu amorosa presencia,

nos sentimos pobres, huérfanos…


Somos felices y ricos,

cuando sentimos tu “aliento”.


Tú disipas nuestras dudas,

nubes que se lleva el viento.


Con tu clara luz iluminas

la “Verdad del Evangelio”.


Si estamos desanimados,

Tú eliminas nuestros miedos.


En las horas de dolor,

en Ti encontramos “consuelo”.


Eres para nuestra Iglesia,

como el “alma” para el cuerpo.


Gracias a Ti, hablamos todos

“en clave de amor fraterno”.


Cuando en Ti depositamos

nuestros sueños y proyectos,

gozamos de paz profunda

con el perdón de tus besos.


Gracias, Espíritu Divino,

nuestro Amigo y Compañero.


Sin Ti, la vida es infierno

y contigo dulce “cielo”. Amén.

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (2,1-11):


Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, se produjo desde el cielo un estruendo, como de viento que soplaba fuertemente, y llenó toda la casa donde se encontraban sentados. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se dividían, posándose encima de cada uno de ellos.


Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía manifestarse.


Residían entonces en Jerusalén judíos devotos venidos de todos los pueblos que hay bajo el cielo. Al oírse este ruido, acudió la multitud y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Estaban todos estupefactos y admirados, diciendo:


«¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay partos, medos, elamitas y habitantes de Mesopotamia, de Judea y Capadocia, del Ponto y Asia, de Frigia y Panfilia, de Egipto y de la zona de Libia que limita con Cirene; hay ciudadanos romanos forasteros, tanto judíos como prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las grandezas de Dios en nuestra propia lengua».

Palabra de Dios


Salmo 103


R/. Envías tu Espíritu, Señor,

y repueblas la faz de la tierra


Bendice, alma mía, al Señor:

¡Dios mío, qué grande eres!

Cuántas son tus obras, Señor;

la tierra está llena de tus criaturas. R/.


Les retiras el aliento, y expiran

y vuelven a ser polvo;

envías tu espíritu, y los creas,

y repueblas la faz de la tierra. R/.


Gloria a Dios para siempre,

goce el Señor con sus obras;

que le sea agradable mi poema,

y yo me alegraré con el Señor. R/.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,3b-7.12-13):


Hermanos:

Nadie puede decir: «Jesús es Señor», sino por el Espíritu Santo.

Y hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. Pero a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común.


Pues, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.

Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.

Palabra de Dios


Secuencia


Ven, Espíritu divino,

manda tu luz desde el cielo.

Padre amoroso del pobre;

don, en tus dones espléndido;

luz que penetra las almas;

fuente del mayor consuelo.


Ven, dulce huésped del alma,

descanso de nuestro esfuerzo,

tregua en el duro trabajo,

brisa en las horas de fuego,

gozo que enjuga las lágrimas

y reconforta en los duelos.


Entra hasta el fondo del alma,

divina luz, y enriquécenos.

Mira el vacío del hombre,

si tú le faltas por dentro;

Mira el poder del pecado,

cuando no aceptamos tu aliento.


Riega la tierra en sequía,

sana el corazón enfermo,

lava las manchas,

infunde calor de vida en el hielo,

doma el espíritu indómito,

guía al que tuerce el sendero.


Reparte tus siete dones,

según la fe de tus siervos;

por tu bondad y tu gracia,

dale al esfuerzo su mérito;

salva al que busca salvarse

y danos tu gozo eterno.

Lectura del santo evangelio según san Juan (20,19-23):

R/Gloria a ti, Señor.


Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:

«Paz a vosotros».


Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:


«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».

Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:


«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

Palabra del Señor

R/Gloria a tí Señor Jesús


HOMILÍA

Hace dos domingos decíamos que es el Espíritu el que hace que descubramos a Dios habitando en nosotros. Por eso hablar  del «Espíritu Santo» es hablar de lo que podemos experimentar de Dios en nosotros. El «Espíritu» es Dios actuando en nuestra vida: la fuerza, la luz, el aliento, la paz, el consuelo, el fuego que podemos experimentar en nosotros y cuyo origen es Dios mismo, fuente de toda vida.

Y para hablar del Espíritu no lo podemos hacer con razonamientos teológicos sino con imágenes. Siguiendo el ejemplo del gran experto en imágenes que es Jesús, que nos hablaba de candiles, remiendos, rebaños, arcas o pellejos de vino, para acercar a nosotros el verdadero rostro de Dios Padre y  el misterio del Reino interior que nos inunda.

El término bíblico para referirse al Espíritu es “La Ruaj” que podemos traducir como la fuerza espiritual divina.

Démonos cuenta de un detalle: el término “ruaj” es femenino. Y de aquí ya podemos sacar una analogía: es la madre, la mamá, quien guía nuestros primeros pasos, nos enseña y nos sostiene para empezar a andar, sujetándonos desde atrás; nos ayuda a pronunciar nuestras primeras palabras… 

Del mismo modo el Espíritu nos impulsa para que descubramos a Dios en nuestro interior, en nuestro corazón donde habita, en nuestras cualidades y dones que nos dio. Y nos impulsa para que comuniquemos esa experiencia a los demás.

El signo más claro de la acción del Espíritu es la vida. Dios está allí donde la vida se despierta y crece, donde se comunica y expande. El Espíritu Santo siempre es «dador de vida»: dilata el corazón, resucita lo que está muerto en nosotros, despierta lo dormido, pone en movimiento lo que había quedado bloqueado. De Dios siempre estamos recibiendo «nueva energía para la vida» (Jürgen Moltmann).

Esta acción recreadora de Dios no se reduce solo a «experiencias íntimas del alma». Penetra en todos los estratos de la persona. Despierta nuestros sentidos, vivifica el cuerpo y reaviva nuestra capacidad de amar. Por decirlo brevemente, el Espíritu conduce a la persona a vivirlo todo de forma diferente: desde una verdad más honda, desde una confianza más grande, desde un amor más desinteresado.

Como nos recuerda en el evangelio de hoy Jesús, el Enviado nos envía a todos.  El Espíritu llena por dentro y lanza hacia fuera.

El soplo del Espíritu genera un nuevo modo de ser humanos con una misión en la vida. Nos encarga llevar la libertad a las personas angustiadas,  la alegría a las desencantadas, la Buena Noticia a todas.

Para que seamos la forma externa de la presencia, acogida y compañía de Dios. Para que mostremos su Espíritu y a las personas se les despierte la paz, la luz,  la confianza, la alegría, al sentir que nunca están solas ni abandonadas.

Para lograrlo es necesario dejarnos conducir por Él, superar nuestros miedos, salir de la rutina y afrontar los retos de un mundo siempre en cambio, siempre nuevo.

Jesús en el evangelio nos muestras dos frutos muy importantes del Espíritu:

Primero la PAZ: paz  es la primera palabra, el primer deseo de Jesús resucitado.  Jesús nos ofrece su paz: EQULIBRIO de vida, BÚSQUEDA de la VERDAD, CONFIANZA, armonía personal y social.

Renueva el don de la paz para subrayar que ha comenzado un tiempo nuevo. El tiempo del Espíritu

Junto a la paz nos da una recomendación: Vivir perdonando y perdonándonos. Todos necesitamos el perdón, y todos estamos llamados a ser de múltiples maneras signo y fuente del perdón y de la acogida de Dios desde siempre, desde la eternidad.

Quien escucha el Evangelio, descubre la revolución social del perdón.

Y termino con una pequeña anécdota muy ilustrativa: 

Una vez en una sesión de catequesis, la catequista preguntó:

-¿Cómo puede Dios estar presente, si nunca se le ve? Una niña respondió:

- Mi mamá me dice que Dios es como el azúcar, que se echa a la leche o al café. Se disuelve y desaparece aparentemente, pero está ahí. Y todo lo endulza.


CREDO


Sacerdote.- ¿Creéis en Dios , que es nuestro Padre, que ha hecho todas las cosas y nos cuida con amor?.

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en Jesucristo, que ha puesto su Morada entre nosotros, para hacernos conocer a Dios?.

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en el Espíritu Santo que vive entre nosotros, y anima a la Iglesia para hacer un mundo mejor?.

Todos. Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en la resurrección y la vida eterna, que ya comenzamos a disfrutar aquí, y que disfrutaremos plenamente al final de nuestro camino por la vida?

Todos. Sí, Creemos.


ORACIÓN UNIVERSAL

Como comunidad de Jesús, y alentados por su mismo Espíritu, nuestra primera misión es liberar, contagiar paz, perdonar siempre, regalar Vida. Oremos.


Nos dejaremos alentar por el Espíritu


• Señor deseamos que el soplo del Espíritu aliente de verdad la vida de la Iglesia: comunidad de hombres y mujeres cauce y presencia de la Vida y el Espíritu de Jesús en medio de nuestro mundo.


Nos dejaremos alentar por el Espíritu


• Señor deseamos que el soplo del Espíritu penetre en nuestras comunidades de fe despertando la llamada al servicio, a crear espacios dignos y cálidos para todos los que necesitan un soplo de Vida en sus vidas.


Nos dejaremos alentar por el Espíritu


• Señor deseamos que el soplo del Espíritu nos desinstale por dentro, despierte nuestro compromiso creyente y nuestra opción de vida en favor de los más desfavorecidos de este mundo.


Nos dejaremos alentar por el Espíritu


• Señor deseamos que el soplo del Espíritu nos descentre, nos empuje siempre hacía afuera, rompiendo nuestros ensimismamientos, nuestros pequeños círculos, cualquier tipo de frontera, ensanchando horizontes y sentido.


Nos dejaremos alentar por el Espíritu


• Señor deseamos que el soplo del Espíritu sea quien aliente la tarea diaria de quienes trabajan en hospitales, residencias, albergues, comedores sociales, sosteniendo el sufrimiento de tantos hermanos.


Nos dejaremos alentar por el Espíritu


Padre bueno, nuestra vida quiere tender siempre hacía la novedad de Jesús de Nazaret, ser huella de vida donde ésta está amenazada, sin horizonte. Gracias por el soplo del Espíritu que alienta nuestro mundo y permanece con nosotros por los siglos de los siglos.


En el momento de presentar la OFRENDA de toda la Iglesia oremos a Dios Padre Misericordioso

El Señor reciba de tus manos esta OFRENDA…

ORACIÓN OFRENDAS


Junto con el pan y el vino, que son frutos de la tierra y del trabajo humilde de los hombres y mujeres que la cultivan, te ofrecemos Señor nuestras vidas, sus alegrías, sus tristezas, sus errores y aciertos. Ofrecemos también el deseo y el compromiso de dejarnos guiar por tu Espíritu. Te lo ofrecemos con Jesucristo nuestro Señor. Amén

PREFACIO


El Señor está con vosotros  

Y con tu Espíritu

Levantemos el corazón

Lo tenemos levantado hacia el Señor

Damos gracias al Señor nuestro Dios

Es justo y necesario


Hoy queremos agradecerte, Padre, 

de manera muy especial

que nos estés enviando 

permanentemente tu Espíritu,

que vemos reflejado

en el amor que sentimos hacia los demás,

en el impulso a tender nuestras manos

al que nos suplica ayuda,

en la fuerza interior

que nos mueve a hacer siempre el bien,

en la aspiración a elevarnos 

sobre las cosas materiales

y encontrarnos contigo en la oración.


Queremos que todos los seres humanos

reconozcan tu amor y bondad,

y te den gracias

porque has derramado tu Espíritu 

a toda la humanidad.


Te dirigimos contentos y agradecidos

este himno de gloria y alabanza.

SANTO, SANTO SANTO…


CONSAGRACIÓN Y PLEGARIA


Te bendecimos y te agradecemos, Padre,

que en la persona de tu hijo Jesús,

lo mejor de nuestro mundo,

hayamos podido contemplar con total claridad

la acción de tu Espíritu.


Tu Espíritu le llevó al desierto,

para orar y prepararse para la misión,

Tu Espíritu le condujo a evangelizar a los pobres,

a predicar tu reino,

a servir y ayudar a todos,

hasta exhalar el espíritu en la cruz.

Él nos comunicó tu Espíritu, a todos sin excepción,

para que fuéramos testigos tuyos.


Recibimos tu Espíritu con alegría

para que santifique este pan y este vino y

se conviertan para nosotros 

en el Cuerpo y + la Sangre de Jesús, en la Persona y la Vida de Jesús aquí significadas.


En su cena de despedida,

nos pidió que nos reuniéramos en torno a una mesa, y nos invitó a compartir

un trozo de pan y una copa de vino,

en memoria de su vida solidaria,

y como signo de nuestra propia entrega.

Tomando entonces un pan y mientras lo partía y repartía, les fue diciendo:


Tomad y comed todos de él,

porque esto es mi Cuerpo,

que será entregado por vosotros


Luego tomó una copa de vino

y mientras se la pasaba les decía:


Tomad y bebed todos de él,

porque éste es el cáliz de mi Sangre,

Sangre de la alianza nueva y eterna,

que será derramada por vosotros

y por todos los hombres

para iluminar vuestras vidas.

Haced esto en conmemoración mía.


Éste es el Sacramento de nuestra fe.


Anunciamos y proclamamos tu resurrección. Ven Señor Jesús.


Por eso, Padre de bondad,

celebramos ahora

el memorial que Jesús nos encargó,

y proclamamos la obra de tu amor:

Cristo, tu Hijo, a través del servicio 

y la entrega de su vida

ha resucitado a la vida nueva y ha sido glorificado a tu derecha. 


Señor, Padre de misericordia, Tú derramas sobre nosotros el Espíritu del Amor, el Espíritu de tu Hijo.


Fortaleciéndonos a cuantos nos disponemos a recibir el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo para que, unidos al Papa León, y a nuestro Obispo N… seamos uno en la fe y en el amor. 


Nos das entrañas de misericordia ante toda miseria humana, inspirándonos el gesto y la palabra oportuna frente al hermano solo y desamparado, ayudándonos a mostrarnos disponibles ante quien se siente explotado y deprimido.


Tu Iglesia, Señor, quiere ser un recinto de verdad y de amor, de libertad, de justicia y de paz, para que todos encuentren en ella un motivo para seguir esperando.


Gracias una vez más porque

has acogido en tu casa del Cielo 

a nuestros hermanos difuntos ...

todos nuestros familiares, amigos

y fieles difuntos de esta Comunidad 


Y ahora, Padre santo, nos unimos a toda tu creación

para brindar por tu mayor gloria y por la germinación de tu Bondad en nuestro mundo,

en la feliz compañía de tu hijo Jesús, 

unidos a nuestra Madre María, a su esposo San José

a los apóstoles, a  los santos y a todas las personas

de buena voluntad diciendo


Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén

PADRENUESTRO


PADRE Y MADRE NUESTRA

EN QUIEN SOMOS Y VIVIMOS.

Santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad

en la tierra como en el cielo.


TÚ NOS DAS HOY 

NUESTRO PAN DE CADA DÍA.

TÚ PERDONAS NUESTROS PECADOS

Y NOSOTROS QUEREMOS PERDONAR

A LOS QUE NOS OFENDEN.

No nos dejes caer en la tentación.

Y líbranos del mal. Amen


CORDERO DE DIOS


Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ NOS DAS la paz


Jesús nos invita a ser pan partido y repartido para los demás.

ORACIÓN FINAL


Espíritu Santo Creador, que al principio planeabas sobre las aguas, por tu soplo todos los seres han recibido vida. Deseamos vivir según el Espíritu de Cristo.

Espíritu Santo Consejero, tú has revestido con tu fuerza a los profetas para que rindieran testimonio de tu Palabra. Deseamos valor para proclamarla nosotros cada día.

Espíritu Santo Poder, tú has acogido bajo tu sombra a la Virgen Manía, y la preparaste para que llegara a ser la Madre del Hijo de Dios. Deseamos esa docilidad creyente.

Espíritu Santo Consagrador, invadiste a Jesús

y le preparaste para ser testigo fiel del Padre.


Deseamos ser sus discípulos.

Espíritu Santo Luz, que llevaste hasta el desierto a Cristo y le asististe en la proclamación del Reino de Dios. Asístenos cuando nos sentimos débiles y frágiles.


Espíritu Santo Defensor, inundaste a María y a los apóstoles, que se abrieron a tu Presencia, y les enseñaste todas las cosas, conduciéndoles a la plenitud.

Ansiamos abrirnos a la plenitud de la Verdad única de Dios que brota en nuestro interior. Amén.

Bendición


El Señor os bendice, os guarda

y en sus palmas os lleva tatuados.

Os acompaña en todos los caminos.

Y hace prósperas las obras de vuestras manos.

Sentíos siempre abrazados y bendecidos por este Dios enamorado,

Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Amén.

PENTECOSTÉS 2025 (C)


Reflexión Inicial:


¿De verdad tiene que venir el Espíritu Santo? (Religión Pasiva y Mágica).


¿O es al revés, y somos NOSOTROS los que podemos y debemos ABRIRNOS a ese tesoro que ya llevamos dentro desde que nacemos? (Religión Activa y Responsable).


El Abba, nuestro Creador, lo tiene TODO hecho. No le falta nada por hacer. Los que estamos incompletos y necesitamos madurar y fructificar somos nosotros, ínfimas y efímeras criaturas.


El Abba NO tiene Pasado ni Futuro, solo tiene PRESENTE eterno. Somos nosotros los que podemos y debemos conquistar un futuro de plenitud y felicidad, aún encerrados en nuestra LIMITACIÓN vital de Tiempo, Espacio, Capacidad y Materia, porque somos evolutivos. Así nos han creado.


Es absurdo intentar conseguir algo de Dios, manipularle, moverle, empujarle. ¿Puedes siquiera modificar el mar, algo material y limitado? ¿Cómo pretendes modificar al SER eterno?


Sin embargo, la mayoría de las ORACIONES, que nos imponen desde pequeñitos los "líderes religiosos", empezando por la Misa, son PETICIONES: Intentos de cambiar a Dios. ¿Es que no ven la incoherencia?


Querer conseguir algo de Dios es tan ABSURDO y NECIO como pedir al Sol que te ilumine o al Mar que te moje. Todo, absolutamente TODO, es DON, REGALO desde la Creación. TODO está sostenido en este mundo por el Dedo Creador. Si el Padre retirase, por un segundo nuestro, su esencia creadora, se desvanecería el universo entero.


Por eso su Espíritu (Luz y Fuerza) no tiene que venir de ninguna parte. Está dentro de nosotros y en nosotros podemos encontrarlo, germinarlo, expandirlo y transformarnos en "su imagen y semejanza". ¿Cómo hemos olvidado todas las "parábolas del reino"?


¿Celebras la "venida del Espíritu" negando su existencia perpetua dentro de ti? ¿De dónde tiene que venir? La inteligencia, la coherencia, la evidencia son constitutivas del Espíritu de Dios. ¿Por qué hay que negarlas dando prioridad a palabras míticas del "illo témpore"?

Nuestros "empoderados guías ciegos" nos han convertido a Moisés, no a Jesús. Nos han hundido en el PECADO y la metodología para obtener el PERDÓN.


Se nos ha olvidado que a Jesús lo mataron "los mosaicos" precisamente, en vez de aceptar el Espíritu de Jesús que clama: ¡Abba Padre! Que lo tiene todo concedido y perdonado…


Y han llegado todavía más lejos: No han hundido en la IDOLATRÍA de un "dios manipulable" y en la abominación de los "intercesores o conseguidores".


Si tuviéramos "ojos para ver", como recomendaba Jesús, bien podríamos repetir con el "hombre loco" de Nietzsche: "Réquiem aeternam deo". "¿Pues, qué son ahora ya estas iglesias, más que las tumbas y panteones de Dios?"


Y es que, en vez de sumergirnos en el Espíritu que está en nosotros, nos hemos dejado ahogar en la primitiva IDOLATRÍA de una religión retrógrada, aderezada de muchos ritos, rutinas, pompas, tronos y coloridas celebraciones materiales, pero sin el Espíritu de Jesús.


Esta es la realidad: "Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. Y el hombre, siendo un caballero, le devolvió el favor" (Rousseau). Así hemos llegado a inundar nuestra Iglesia de una colección de IDOLATRÍAS: "dioses limitados, insignificantes y manejables", construidos a nuestra imagen y semejanza. ¿Entonces para que llegó Cristo?


Menos mal que el "instinto religioso" que late en todo ser humano (el derroche del Espíritu) nos empuja a "dejar a Dios ser Dios", más allá de la oscuridad sembrada por los que se adueñaron de la viña y permanecen sentados en sus tronos, como dueños absolutos.


Te parecerá un lenguaje duro, sin duda. Te invito a que leas a los Profetas y el Evangelio… Tal vez luego, esto te parecerá agua bendita.


¡Felices vosotros si habéis descubierto al ABBA, Padre y Madre, dentro de vosotros, porque nunca os sentiréis solos!


En esta Liturgia semanal intentamos humilde, pobre y reiteradamente sembrar algunas lucecitas.

Empezamos:


El amor permanente y entrañable de Dios Padre, que nos habita y sostiene, la presencia luminosa de Jesús Resucitado, su Luz y el impulso de su Espíritu están con todos vosotros.

Y con tu Espíritu


MONICIÓN DE ENTRADA


Amigos: La fiesta de Pentecostés es un gran momento para poner en valor la espiritualidad frente a esa religiosidad sin alma; el asombro frente al razonamiento; la libertad interior frente a los preceptos externos; la sinodalidad frente al clericalismo.

Tanto en lo personal como en lo colectivo, es el espíritu el que nos llena de vida. En esta celebración eucarística, percibamos el Espíritu Santo de Dios que da aire fresco a nuestros corazones, renueva nuestra fe y hace crecer visiblemente nuestro amor.


ACTO DE RECONOCIMIENTO


El Espíritu es el que nos muestra en nuestro interior la presencia de Dios-Abba que nos habita y nos impulsa para que lo hagamos presente en nuestro mundo por medio de los dones y cualidades que Él nos da.

Hagámonos conscientes de estos dones y cualidades y comprometámonos a ponerlos a producir y dar frutos en favor de todos.


Queremos vivir el don de la PAZ, la interior que nos da tu presencia y la exterior que tenemos que construir todos juntos. Nos comprometemos a vivirla cada día diciendo:
Nos comprometemos Señor


Queremos vivir el don del AMOR, el que tú nos manifiestas en nuestro interior y en todo lo que nos das, y el que nosotros queremos vivir y dejar rebosar hacia los hermanos.
Nos comprometemos Señor


Queremos vivir los dones de la BONDAD y la AYUDA preocupándonos de nuestro desarrollo personal y de ayudar a los demás en todo lo que podamos. Por eso decimos:
Nos comprometemos Señor


Dios Padre amoroso TIENE siempre MISERICORDIA de nosotros, conoce nuestras limitaciones y nos guía de su mano a la vida eterna.


GLORIA


Gloria a Dios en el cielo….

Tú que quitas el pecado del mundo, TÚ tienes piedad de nosotros...

Tú que quitas el pecado del mundo,  TÚ atiendes nuestras súplicas

Tú que estás sentado a la derecha del Padre,  TÚ tienes piedad de nosotros

ORACIÓN COLECTA


Ven, Espíritu Divino.

Vienes siempre, gozoso, a nuestro encuentro.

Entras en nuestro corazón

Y lo renuevas por dentro.


Sin tu amorosa presencia,

nos sentimos pobres, huérfanos…


Somos felices y ricos,

cuando sentimos tu “aliento”.


Tú disipas nuestras dudas,

nubes que se lleva el viento.


Con tu clara luz iluminas

la “Verdad del Evangelio”.


Si estamos desanimados,

Tú eliminas nuestros miedos.


En las horas de dolor,

en Ti encontramos “consuelo”.


Eres para nuestra Iglesia,

como el “alma” para el cuerpo.


Gracias a Ti, hablamos todos

“en clave de amor fraterno”.


Cuando en Ti depositamos

nuestros sueños y proyectos,

gozamos de paz profunda

con el perdón de tus besos.


Gracias, Espíritu Divino,

nuestro Amigo y Compañero.


Sin Ti, la vida es infierno

y contigo dulce “cielo”. Amén.

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (2,1-11):


Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, se produjo desde el cielo un estruendo, como de viento que soplaba fuertemente, y llenó toda la casa donde se encontraban sentados. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se dividían, posándose encima de cada uno de ellos.


Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía manifestarse.


Residían entonces en Jerusalén judíos devotos venidos de todos los pueblos que hay bajo el cielo. Al oírse este ruido, acudió la multitud y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Estaban todos estupefactos y admirados, diciendo:


«¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay partos, medos, elamitas y habitantes de Mesopotamia, de Judea y Capadocia, del Ponto y Asia, de Frigia y Panfilia, de Egipto y de la zona de Libia que limita con Cirene; hay ciudadanos romanos forasteros, tanto judíos como prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las grandezas de Dios en nuestra propia lengua».

Palabra de Dios


Salmo 103


R/. Envías tu Espíritu, Señor,

y repueblas la faz de la tierra


Bendice, alma mía, al Señor:

¡Dios mío, qué grande eres!

Cuántas son tus obras, Señor;

la tierra está llena de tus criaturas. R/.


Les retiras el aliento, y expiran

y vuelven a ser polvo;

envías tu espíritu, y los creas,

y repueblas la faz de la tierra. R/.


Gloria a Dios para siempre,

goce el Señor con sus obras;

que le sea agradable mi poema,

y yo me alegraré con el Señor. R/.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,3b-7.12-13):


Hermanos:

Nadie puede decir: «Jesús es Señor», sino por el Espíritu Santo.

Y hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. Pero a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común.


Pues, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.

Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.

Palabra de Dios


Secuencia


Ven, Espíritu divino,

manda tu luz desde el cielo.

Padre amoroso del pobre;

don, en tus dones espléndido;

luz que penetra las almas;

fuente del mayor consuelo.


Ven, dulce huésped del alma,

descanso de nuestro esfuerzo,

tregua en el duro trabajo,

brisa en las horas de fuego,

gozo que enjuga las lágrimas

y reconforta en los duelos.


Entra hasta el fondo del alma,

divina luz, y enriquécenos.

Mira el vacío del hombre,

si tú le faltas por dentro;

Mira el poder del pecado,

cuando no aceptamos tu aliento.


Riega la tierra en sequía,

sana el corazón enfermo,

lava las manchas,

infunde calor de vida en el hielo,

doma el espíritu indómito,

guía al que tuerce el sendero.


Reparte tus siete dones,

según la fe de tus siervos;

por tu bondad y tu gracia,

dale al esfuerzo su mérito;

salva al que busca salvarse

y danos tu gozo eterno.

Lectura del santo evangelio según san Juan (20,19-23):

R/Gloria a ti, Señor.


Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:

«Paz a vosotros».


Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:


«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».

Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:


«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

Palabra del Señor

R/Gloria a tí Señor Jesús


HOMILÍA

Hace dos domingos decíamos que es el Espíritu el que hace que descubramos a Dios habitando en nosotros. Por eso hablar  del «Espíritu Santo» es hablar de lo que podemos experimentar de Dios en nosotros. El «Espíritu» es Dios actuando en nuestra vida: la fuerza, la luz, el aliento, la paz, el consuelo, el fuego que podemos experimentar en nosotros y cuyo origen es Dios mismo, fuente de toda vida.

Y para hablar del Espíritu no lo podemos hacer con razonamientos teológicos sino con imágenes. Siguiendo el ejemplo del gran experto en imágenes que es Jesús, que nos hablaba de candiles, remiendos, rebaños, arcas o pellejos de vino, para acercar a nosotros el verdadero rostro de Dios Padre y  el misterio del Reino interior que nos inunda.

El término bíblico para referirse al Espíritu es “La Ruaj” que podemos traducir como la fuerza espiritual divina.

Démonos cuenta de un detalle: el término “ruaj” es femenino. Y de aquí ya podemos sacar una analogía: es la madre, la mamá, quien guía nuestros primeros pasos, nos enseña y nos sostiene para empezar a andar, sujetándonos desde atrás; nos ayuda a pronunciar nuestras primeras palabras… 

Del mismo modo el Espíritu nos impulsa para que descubramos a Dios en nuestro interior, en nuestro corazón donde habita, en nuestras cualidades y dones que nos dio. Y nos impulsa para que comuniquemos esa experiencia a los demás.

El signo más claro de la acción del Espíritu es la vida. Dios está allí donde la vida se despierta y crece, donde se comunica y expande. El Espíritu Santo siempre es «dador de vida»: dilata el corazón, resucita lo que está muerto en nosotros, despierta lo dormido, pone en movimiento lo que había quedado bloqueado. De Dios siempre estamos recibiendo «nueva energía para la vida» (Jürgen Moltmann).

Esta acción recreadora de Dios no se reduce solo a «experiencias íntimas del alma». Penetra en todos los estratos de la persona. Despierta nuestros sentidos, vivifica el cuerpo y reaviva nuestra capacidad de amar. Por decirlo brevemente, el Espíritu conduce a la persona a vivirlo todo de forma diferente: desde una verdad más honda, desde una confianza más grande, desde un amor más desinteresado.

Como nos recuerda en el evangelio de hoy Jesús, el Enviado nos envía a todos.  El Espíritu llena por dentro y lanza hacia fuera.

El soplo del Espíritu genera un nuevo modo de ser humanos con una misión en la vida. Nos encarga llevar la libertad a las personas angustiadas,  la alegría a las desencantadas, la Buena Noticia a todas.

Para que seamos la forma externa de la presencia, acogida y compañía de Dios. Para que mostremos su Espíritu y a las personas se les despierte la paz, la luz,  la confianza, la alegría, al sentir que nunca están solas ni abandonadas.

Para lograrlo es necesario dejarnos conducir por Él, superar nuestros miedos, salir de la rutina y afrontar los retos de un mundo siempre en cambio, siempre nuevo.

Jesús en el evangelio nos muestras dos frutos muy importantes del Espíritu:

Primero la PAZ: paz  es la primera palabra, el primer deseo de Jesús resucitado.  Jesús nos ofrece su paz: EQULIBRIO de vida, BÚSQUEDA de la VERDAD, CONFIANZA, armonía personal y social.

Renueva el don de la paz para subrayar que ha comenzado un tiempo nuevo. El tiempo del Espíritu

Junto a la paz nos da una recomendación: Vivir perdonando y perdonándonos. Todos necesitamos el perdón, y todos estamos llamados a ser de múltiples maneras signo y fuente del perdón y de la acogida de Dios desde siempre, desde la eternidad.

Quien escucha el Evangelio, descubre la revolución social del perdón.

Y termino con una pequeña anécdota muy ilustrativa: 

Una vez en una sesión de catequesis, la catequista preguntó:

-¿Cómo puede Dios estar presente, si nunca se le ve? Una niña respondió:

- Mi mamá me dice que Dios es como el azúcar, que se echa a la leche o al café. Se disuelve y desaparece aparentemente, pero está ahí. Y todo lo endulza.


CREDO


Sacerdote.- ¿Creéis en Dios , que es nuestro Padre, que ha hecho todas las cosas y nos cuida con amor?.

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en Jesucristo, que ha puesto su Morada entre nosotros, para hacernos conocer a Dios?.

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en el Espíritu Santo que vive entre nosotros, y anima a la Iglesia para hacer un mundo mejor?.

Todos. Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en la resurrección y la vida eterna, que ya comenzamos a disfrutar aquí, y que disfrutaremos plenamente al final de nuestro camino por la vida?

Todos. Sí, Creemos.


ORACIÓN UNIVERSAL

Como comunidad de Jesús, y alentados por su mismo Espíritu, nuestra primera misión es liberar, contagiar paz, perdonar siempre, regalar Vida. Oremos.


Nos dejaremos alentar por el Espíritu


• Señor deseamos que el soplo del Espíritu aliente de verdad la vida de la Iglesia: comunidad de hombres y mujeres cauce y presencia de la Vida y el Espíritu de Jesús en medio de nuestro mundo.


Nos dejaremos alentar por el Espíritu


• Señor deseamos que el soplo del Espíritu penetre en nuestras comunidades de fe despertando la llamada al servicio, a crear espacios dignos y cálidos para todos los que necesitan un soplo de Vida en sus vidas.


Nos dejaremos alentar por el Espíritu


• Señor deseamos que el soplo del Espíritu nos desinstale por dentro, despierte nuestro compromiso creyente y nuestra opción de vida en favor de los más desfavorecidos de este mundo.


Nos dejaremos alentar por el Espíritu


• Señor deseamos que el soplo del Espíritu nos descentre, nos empuje siempre hacía afuera, rompiendo nuestros ensimismamientos, nuestros pequeños círculos, cualquier tipo de frontera, ensanchando horizontes y sentido.


Nos dejaremos alentar por el Espíritu


• Señor deseamos que el soplo del Espíritu sea quien aliente la tarea diaria de quienes trabajan en hospitales, residencias, albergues, comedores sociales, sosteniendo el sufrimiento de tantos hermanos.


Nos dejaremos alentar por el Espíritu


Padre bueno, nuestra vida quiere tender siempre hacía la novedad de Jesús de Nazaret, ser huella de vida donde ésta está amenazada, sin horizonte. Gracias por el soplo del Espíritu que alienta nuestro mundo y permanece con nosotros por los siglos de los siglos.


En el momento de presentar la OFRENDA de toda la Iglesia oremos a Dios Padre Misericordioso

El Señor reciba de tus manos esta OFRENDA…


ORACIÓN OFRENDAS


Junto con el pan y el vino, que son frutos de la tierra y del trabajo humilde de los hombres y mujeres que la cultivan, te ofrecemos Señor nuestras vidas, sus alegrías, sus tristezas, sus errores y aciertos. Ofrecemos también el deseo y el compromiso de dejarnos guiar por tu Espíritu. Te lo ofrecemos con Jesucristo nuestro Señor. Amén

PREFACIO


El Señor está con vosotros  

Y con tu Espíritu

Levantemos el corazón

Lo tenemos levantado hacia el Señor

Damos gracias al Señor nuestro Dios

Es justo y necesario


Hoy queremos agradecerte, Padre, 

de manera muy especial

que nos estés enviando 

permanentemente tu Espíritu,

que vemos reflejado

en el amor que sentimos hacia los demás,

en el impulso a tender nuestras manos

al que nos suplica ayuda,

en la fuerza interior

que nos mueve a hacer siempre el bien,

en la aspiración a elevarnos 

sobre las cosas materiales

y encontrarnos contigo en la oración.


Queremos que todos los seres humanos

reconozcan tu amor y bondad,

y te den gracias

porque has derramado tu Espíritu 

a toda la humanidad.


Te dirigimos contentos y agradecidos

este himno de gloria y alabanza.

SANTO, SANTO SANTO…


CONSAGRACIÓN Y PLEGARIA


Te bendecimos y te agradecemos, Padre,

que en la persona de tu hijo Jesús,

lo mejor de nuestro mundo,

hayamos podido contemplar con total claridad

la acción de tu Espíritu.


Tu Espíritu le llevó al desierto,

para orar y prepararse para la misión,

Tu Espíritu le condujo a evangelizar a los pobres,

a predicar tu reino,

a servir y ayudar a todos,

hasta exhalar el espíritu en la cruz.

Él nos comunicó tu Espíritu, a todos sin excepción,

para que fuéramos testigos tuyos.


Recibimos tu Espíritu con alegría

para que santifique este pan y este vino y

se conviertan para nosotros 

en el Cuerpo y + la Sangre de Jesús, en la Persona y la Vida de Jesús aquí significadas.


En su cena de despedida,

nos pidió que nos reuniéramos en torno a una mesa, y nos invitó a compartir

un trozo de pan y una copa de vino,

en memoria de su vida solidaria,

y como signo de nuestra propia entrega.

Tomando entonces un pan y mientras lo partía y repartía, les fue diciendo:


Tomad y comed todos de él,

porque esto es mi Cuerpo,

que será entregado por vosotros


Luego tomó una copa de vino

y mientras se la pasaba les decía:


Tomad y bebed todos de él,

porque éste es el cáliz de mi Sangre,

Sangre de la alianza nueva y eterna,

que será derramada por vosotros

y por todos los hombres

para iluminar vuestras vidas.

Haced esto en conmemoración mía.


Éste es el Sacramento de nuestra fe.


Anunciamos y proclamamos tu resurrección. Ven Señor Jesús.


Por eso, Padre de bondad,

celebramos ahora

el memorial que Jesús nos encargó,

y proclamamos la obra de tu amor:

Cristo, tu Hijo, a través del servicio 

y la entrega de su vida

ha resucitado a la vida nueva y ha sido glorificado a tu derecha. 


Señor, Padre de misericordia, Tú derramas sobre nosotros el Espíritu del Amor, el Espíritu de tu Hijo.


Fortaleciéndonos a cuantos nos disponemos a recibir el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo para que, unidos al Papa León, y a nuestro Obispo N… seamos uno en la fe y en el amor. 


Nos das entrañas de misericordia ante toda miseria humana, inspirándonos el gesto y la palabra oportuna frente al hermano solo y desamparado, ayudándonos a mostrarnos disponibles ante quien se siente explotado y deprimido.


Tu Iglesia, Señor, quiere ser un recinto de verdad y de amor, de libertad, de justicia y de paz, para que todos encuentren en ella un motivo para seguir esperando.


Gracias una vez más porque

has acogido en tu casa del Cielo 

a nuestros hermanos difuntos ...

todos nuestros familiares, amigos

y fieles difuntos de esta Comunidad 


Y ahora, Padre santo, nos unimos a toda tu creación

para brindar por tu mayor gloria y por la germinación de tu Bondad en nuestro mundo,

en la feliz compañía de tu hijo Jesús, 

unidos a nuestra Madre María, a su esposo San José

a los apóstoles, a  los santos y a todas las personas

de buena voluntad diciendo


Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén

PADRENUESTRO


PADRE Y MADRE NUESTRA

EN QUIEN SOMOS Y VIVIMOS.

Santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad

en la tierra como en el cielo.


TÚ NOS DAS HOY 

NUESTRO PAN DE CADA DÍA.

TÚ PERDONAS NUESTROS PECADOS

Y NOSOTROS QUEREMOS PERDONAR

A LOS QUE NOS OFENDEN.

No nos dejes caer en la tentación.

Y líbranos del mal. Amen


CORDERO DE DIOS


Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ NOS DAS la paz


Jesús nos invita a ser pan partido y repartido para los demás.

ORACIÓN FINAL


Espíritu Santo Creador, que al principio planeabas sobre las aguas, por tu soplo todos los seres han recibido vida. Deseamos vivir según el Espíritu de Cristo.

Espíritu Santo Consejero, tú has revestido con tu fuerza a los profetas para que rindieran testimonio de tu Palabra. Deseamos valor para proclamarla nosotros cada día.

Espíritu Santo Poder, tú has acogido bajo tu sombra a la Virgen Manía, y la preparaste para que llegara a ser la Madre del Hijo de Dios. Deseamos esa docilidad creyente.

Espíritu Santo Consagrador, invadiste a Jesús

y le preparaste para ser testigo fiel del Padre.


Deseamos ser sus discípulos.

Espíritu Santo Luz, que llevaste hasta el desierto a Cristo y le asististe en la proclamación del Reino de Dios. Asístenos cuando nos sentimos débiles y frágiles.


Espíritu Santo Defensor, inundaste a María y a los apóstoles, que se abrieron a tu Presencia, y les enseñaste todas las cosas, conduciéndoles a la plenitud.

Ansiamos abrirnos a la plenitud de la Verdad única de Dios que brota en nuestro interior. Amén.

Bendición


El Señor os bendice, os guarda

y en sus palmas os lleva tatuados.

Os acompaña en todos los caminos.

Y hace prósperas las obras de vuestras manos.

Sentíos siempre abrazados y bendecidos por este Dios enamorado,

Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Amén.

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