Liturgia del domingo de la TRINIDAD 2025 (C)

TRINIDAD 2025 (C)
El amor permanente y entrañable de Dios Padre, que nos habita y sostiene, la presencia luminosa de Jesús Resucitado, su Luz y el impulso de su Espíritu están con todos vosotros.
Y con tu Espíritu
MONICIÓN DE ENTRADA
Los teólogos intentan profundizar en nuestro entendimiento de Dios. Esa es su tarea, y Dios los bendice por ello. Sin embargo, nuestro mayor interés es qué significa Dios para nuestra vida cristiana.
¿Qué, o mejor, quién es Dios para mí? ¿Cómo me relaciono con Dios? Se nos dice constantemente que Dios nos ama y nos perdona. ¿Cómo reconozco yo ese amor? ¿Cómo respondo a él? ¿Cómo afecta ese amor a mis relaciones con los hermanos? En esta fiesta de la Trinidad acerquémonos más a Él.
ACTO DE RECONOCIMIENTO
Dios comparte generosamente su vida con nosotros. Y se manifiesta a través de nuestros dones y cualidades. Le damos gracias por ellas y nos comprometemos a seguir dejándolas rebosar para el bien de todos.
Queremos vivir el don de la PAZ cultivando cada día nuestra paz interior y construyendo con los hermanos la paz en nuestros ambientes y en el mundo. Por eso decimos: NOS COMPROMETEMOS SEÑOR
Queremos vivir el don de la ALEGRÍA, la alegría interior de sentirnos amados y acompañados por Tí nuestro Padre, y la alegría de compartir la vida con los hermanos. Por eso decimos: NOS COMPROMETEMOS SEÑOR
Queremos comprometernos a vivir los dones de la BONDAD y la AYUDA preocupándonos de nuestro desarrollo personal y ayudando a los demás en todo lo que podamos. Por eso decimos: NOS COMPROMETEMOS SEÑOR.
Dios Padre amoroso TIENE siempre misericordia de nosotros, conoce nuestras limitaciones y nos guía de su mano a la vida eterna.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo….
Tú que quitas el pecado del mundo, TÚ tienes piedad de nosotros...
Tú que quitas el pecado del mundo, TÚ atiendes nuestras súplicas
Tú que estás sentado a la derecha del Padre, TÚ tienes piedad de nosotros
ORACIÓN COLECTA
Creemos en un Dios PADRE
AMOROSO Y COMPASIVO.
Cuida de todos nosotros,
como el ave de su nido.
Admiramos su ternura
para con todos sus hijos.
Con amor le damos «gloria
y alabanza por los siglos».
Enviado por el Padre,
Creemos en JESUCRISTO:
su HIJO amado y, como hombre,
fruto de un vientre bendito.
Jesús es, para nosotros,
Vida, Verdad y Camino,
nuestro hermano y compañero,
oculto en el pan y el vino.
Creemos y veneramos
al ESPÍRITU DIVINO.
Nos regala agua de vida
en la fuente del Bautismo.
Enciende calor de hogar
en los corazones fríos.
Es, en las horas de angustia,
brisa, consuelo y respiro.
Gracias, SANTA TRINIDAD,
misterio de amor, prodigio
de ser PADRE, HIJO y ESPÍRITU:
Tres «besos» de un Dios Amigo. Amén.
Lectura del libro de los Proverbios 8, 22-31
Así dice la sabiduría de Dios: «El Señor me estableció al principio de sus tareas, al comienzo de sus obras antiquísimas.
En un tiempo remotísimo fui formada, antes de comenzar la tierra.
Antes de los abismos fui engendrada, antes de los manantiales de las aguas.
Todavía no estaban aplomados los montes, antes de las montañas fui engendrada.
No había hecho aún la tierra y la hierba, ni los primeros terrones del orbe.
Cuando colocaba los cielos, allí estaba yo; cuando trazaba la bóveda sobre la faz del abismo; cuando sujetaba el cielo en la altura, y fijaba las fuentes abismales.
Cuando ponía un límite al mar, cuyas aguas no traspasan su mandato; cuando asentaba los cimientos de la tierra, yo estaba junto a él, como aprendiz, yo era su encanto cotidiano, todo el tiempo jugaba en su presencia:
jugaba con la bola de la tierra, gozaba con los hijos de los hombres.»
Salmo: 8, 4-5.
R./ Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Cuando contemplo el cielo,
obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder? R.
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos. R.
Todo lo sometiste bajo sus pies: rebaños de ovejas y toros, y hasta las bestias del campo, las aves del cielo, los peces del mar, que trazan sendas por el mar. R.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 1-5
Hermanos: Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Por él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos; y nos gloriamos, apoyados en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios.
Más aún, hasta nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce constancia, la constancia, virtud probada, la virtud, esperanza, y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado.
Lectura del santo evangelio según san Juan 16, 12-15
R/Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.
Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando.
Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo mío y os lo anunciará.
Palabra del Señor
R/Gloria a tí Señor Jesús
HOMILÍA
Uno de los primeros viajes que va a realizar el papa León XIV (ya proyectado por Francisco) es a Nicea (hoy Iznik en Turquía), para celebrar los 1700 años de la celebración del concilio de Nicea. Allí un grupo de teólogos, dejando de lado la sencillez del mensaje y del evangelio de Jesús, definieron el dogma de la Santísima Trinidad, creyendo de ese modo que descubrían la esencia de Dios.
Olvidaron que de Dios solo conocemos lo que Él nos ha dicho de sí mismo. Y lo que nos ha dicho ha sido a través de Jesús, transparencia de Dios. En todo lo que Jesús dijo e hizo vemos cómo es Dios.
Por eso, dejando de lado la definición dogmática vamos a ver, siguiendo el evangelio, que significa creer en Dios Padre, Hijo y Espíritu. Algo muy necesario en estos tiempos de crisis religiosa y humana donde debemos cuidar más que nunca una relación personal, sana y gratificante con Él.
Creer en Dios Padre:
Significa en primer lugar tener una confianza total en Él. Sentirlo en nuestro interior cada día tal como nos lo presentó Jesús: un Padre bueno que nos quiere sin fin y sin límites. Que no le importa nada más que nuestro propio bien y felicidad. Podemos confiar en Él sin miedos, recelos, cálculos o estrategias. Vivir es confiar en el Amor como misterio último de todo.
Y en segundo lugar significa, como Jesús, buscar siempre su voluntad, una voluntad que nosotros tenemos que hacer presente. Y lo que quiere el Padre es una vida digna para todos sus hijos. No hay manera más digna y acertada de vivir que llevando a cabo esa voluntad del Padre.
Creer en el Hijo:
Consiste en primer lugar en seguir a Jesús: conocerlo, creerle, sintonizar con él, aprender a vivir siguiendo sus pasos. Mirar la vida como la miraba él; tratar a las personas como él las trataba; sembrar signos de bondad y de libertad creadora como hacía él. Vivir haciendo la vida más humana. Así vive Dios cuando se encarna. Para un cristiano no hay otro modo de vivir más apasionante.
En segundo lugar, colaborar en el proyecto de Dios que Jesús pone en marcha siguiendo la voluntad del Padre. No podemos permanecer pasivos. A los que lloran, Dios los quiere ver riendo, a los que tienen hambre los quiere ver comiendo. Hemos de cambiar las cosas para que la vida sea vida para todos.
Creer en el Espíritu Santo:
En primer lugar vivir animados por el amor. Así se desprende de toda la trayectoria de Jesús. Lo esencial es vivirlo todo con amor y desde el amor. Nada hay más importante. El amor es la fuerza que pone sentido, verdad y esperanza en nuestra existencia. Es el amor el que nos salva de tantas torpezas, errores y miserias.
Por último, quien vive «ungido por el Espíritu de Dios» se siente enviado de manera especial a anunciar a todos la Buena Noticia. Su vida tiene fuerza liberadora para los cautivos; pone luz en quienes viven ciegos; es un regalo para quienes se sienten desgraciados.
Por ello celebrar la Trinidad es descubrir con alegría que estamos hechos a imagen y semejanza de un Dios que es don total, diálogo y comunicación permanente, amor compartido y, por eso, nos sentimos llamados a buscar nuestra verdadera felicidad en el compartir y en la solidaridad.
Nos invita e impulsa a implicarnos en la tarea de vivir desde la relación, desde la comunión, desde un amor que, haciéndonos más humanos, nos diviniza.
CREDO
Sacerdote.- ¿Creéis en Dios, que es nuestro Padre, que ha hecho todas las cosas y nos cuida con amor?
Todos.- Sí, Creemos.
Sacerdote.- ¿Creéis en Jesucristo, que ha puesto su Morada entre nosotros, para hacernos conocer a Dios Padre?
Todos.- Sí, Creemos.
Sacerdote.- ¿Creéis en el Espíritu Santo que vive entre nosotros, y anima a la Iglesia y a todos para hacer un mundo mejor?
Todos. Sí, Creemos.
Sacerdote: ¿Creéis en la resurrección y en la Vida eterna, que ya comenzamos a disfrutar aquí y disfrutaremos plenamente al final de nuestro camino por esta vida?
Todos. Sí, Creemos.
ORACIÓN UNIVERSAL
Hermanos hoy celebramos el amor compartido y vivido en comunidad. La vida creyente solo es posible desde el amor y en comunidad. Oremos.
Queremos ser la comunidad de Jesús de Nazaret
• Deseamos que dentro de la comunidad eclesial las relaciones sean fraternas, solidarias, posibilitadoras, siempre incluyendo y a favor de la Vida.
Queremos ser la comunidad de Jesús de Nazaret
• Buscamos que en nuestras comunidades parroquiales y religiosas la alegría, el perdón, la acogida, la fraternidad y el amor sean sus señas de identidad.
Queremos ser la comunidad de Jesús de Nazaret
• Soñamos con que los responsables de los gobiernos e instituciones pongan su empeño en acabar con las fronteras, las desigualdades, las injusticias, la deshumanización de nuestro mundo.
Queremos ser la comunidad de Jesús de Nazaret
• Deseamos que cesen las guerras en nuestro mundo, que las mujeres nos sufran más por ser mujer, que los niños y jóvenes crezcan en contextos saludables, que los ancianos no vivan solos.
Queremos ser la comunidad de Jesús de Nazaret
• Queremos seguir cuidándonos y cuidando con responsabilidad, siendo corresponsables entre nosotros y con la Madre Tierra.
Queremos ser la comunidad de Jesús de Nazaret
Padre bueno, queremos ser comunidad de amor que se compromete cada día y en cada situación en favor de aquellos que no han conocido el amor.
Gracias a Ti, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que vives por los siglos de siglos. Amén
En el momento de presentar la OFRENDA de toda la Iglesia oremos a Dios Padre Misericordioso
El Señor reciba de tus manos esta OFRENDA…
ORACIÓN OFRENDAS
Dios y Padre nuestro, te presentamos hoy gozosamente este pan y este vino, frutos de tu bondad junto con nuestro trabajo y esfuerzo. El Espíritu Santo los transformará, para que tu Hijo Jesucristo se haga presente sacramentalmente aquí en medio de nosotros y recordemos que nunca estamos solos. Queremos tomar parte en esta ofrenda y adherirnos a Jesús y, por medio de él, con él y en él, darte todo honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
PREFACIO
El Señor está con vosotros
Y con tu Espíritu
Levantemos el corazón
Lo tenemos levantado hacia el Señor
Damos gracias al Señor nuestro Dios
Es justo y necesario
Es nuestra obligación, Señor y Dios nuestro,
darte gracias por todo y bendecirte,
pero lo hacemos de corazón, con alegría y satisfacción,
particularmente hoy que celebramos tu festividad.
Reconocemos que apenas sabemos de Ti,
que sigues siendo el Inefable, el Inabarcable,
por mucho que se hayan esforzado por definirte
teólogos y concilios.
Pero creemos como cierto que eres el Creador del universo,
que estás en todo, también en nosotros,
comunicándonos la vida.
Creemos que todo en Ti es amor y bondad,
y mereces que te llamemos Padre y Madre.
Por eso, no podemos temerte sino quererte y fiarnos de Ti.
En este momento, Padre nuestro,
nos unimos a todos tus hijos,
sintiendo que somos todos hermanos de un mismo Padre,
para entonar juntos y en tu honor este himno de alabanza.
SANTO, SANTO SANTO
CONSAGRACIÓN y PLEGARIA
Te alabamos Padre Santo porque estás
siempre con nosotros en el camino
de la vida; sobre todo cuando tu Hijo
Jesús nos reúne para el banquete de tu amor
y parte con nosotros el pan
Recibimos tu Espíritu con alegría
para que santifique este pan y este vino
y se conviertan para nosotros
en el sacramento del Cuerpo y + la Sangre de Jesús,
en la Persona y la Vida de Jesús, aquí significadas.
El mismo Jesús,
poco antes de morir,
nos dio la prueba de tu Amor.
Cuando estaba sentado a la mesa con sus discípulos, tomó el pan,
dijo una oración para bendecirte y darte gracias,
lo partió y lo dio a sus discípulos, diciéndoles:
Tomad y comed todos de él,
porque esto es mi Cuerpo,
que será entregado por vosotros.
Del mismo modo, tomó el cáliz lleno de vino,
te dio gracias con la plegaria de bendición
y lo pasó a sus amigos, diciendo:
Tomad y bebed todos de él,
porque éste es el cáliz de mi Sangre,
Sangre de la alianza nueva y eterna,
que será derramada por vosotros
y por todos los hombres
para iluminar vuestras vidas.
Haced esto en conmemoración mía.
Éste es el Sacramento de nuestra fe.
Anunciamos y proclamamos tu resurrección. Ven Señor Jesús.
Por eso, Padre bueno, recordamos ahora
la resurrección de Jesús, el Salvador del
mundo, y renovamos nuestra fraternidad
Él se ha puesto en nuestras manos
para que te lo ofrezcamos como ofrenda nuestra
y junto con él nos ofrezcamos a ti.
Tú nos escuchas, Señor Dios nuestro;
y nos das tu Espíritu de amor
a los que participamos en esta comida,
para que vivamos cada día
más unidos en la Iglesia,
con el santo Padre, el Papa León,
con nuestro Obispo N…,
los demás obispos,
y todos los que trabajan por tu pueblo.
No nos olvidamos de las personas que amamos
ni de aquellas a las que debiéramos querer más.
Te damos gracias porque nuestros
hermanos difuntos… familiares
amigos y miembros de nuestra Comunidad
están ya contigo en Tu casa del Cielo.
Y un día, nos reuniremos contigo
con María, la Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra, su esposo San José, los santos
y todas las personas de bien
para celebrar la gran fiesta del cielo.
Entonces, todos los amigos de Jesús, nuestro Señor, podremos cantarte sin fin.
Por Cristo, con Él y en Él, a ti Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén
PADRENUESTRO
PADRE Y MADRE NUESTRA
EN QUIEN SOMOS Y VIVIMOS.
Santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
TÚ NOS DAS HOY
NUESTRO PAN DE CADA DÍA.
TÚ PERDONAS NUESTROS PECADOS
Y NOSOTROS QUEREMOS PERDONAR
A LOS QUE NOS OFENDEN.
No nos dejes caer en la tentación.
Y líbranos del mal. Amen
CORDERO DE DIOS
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ TIENES piedad de nosotros
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ TIENES piedad de nosotros
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ NOS DAS la paz
Jesús nos invita a ser pan partido y repartido para los demás.
ORACIÓN FINAL
¡Dios mío, Trinidad a quien adoro!
¡Quién te descubriera, mi Dios,
Padre, Hijo y Espíritu Santo!
Gracias por revelarnos que el amor
es el único intérprete de tu misterio.
Tú te has hecho Dios con nosotros
y todavía andamos empeñados en caminar solos,
en crecer y vivir incomunicados,
en amarnos solo a nosotros mismos,
sin disfrutar de la entrega a nuestros hermanos.
¡Dios mío, Trinidad a quien adoro!
Quién te descubriera, mi Dios,
Padre, Hijo y Espíritu Santo!
Gracias porque eres Alguien
al que no alcanzo a entender,
pero que vives en mí dando sentido a mí vida,
que hablas con la fuerza y la autoridad del Padre,
que amas con las palabras y el corazón del Hijo,
que impulsas y animas con el fuego del Espíritu.
¡Dios mío, Trinidad a quien adoro!
¡Quién te descubriera, mí Dios,
Padre, Hijo y Espíritu Santo!
Gracias, Dios verdadero y único, Dios del futuro,
pero presente en nuestros problemas de cada día.
Dios, familia que llamas a la comunión;
Dios, amor que nos regalas la confianza del Padre,
la entrega del Hijo y la pasión del Espíritu.
¡Dios mío, Trinidad a quien adoro!
¡Quién te descubriera, mi Dios,
Padre, Hijo y Espíritu Santo!
Como un río en el mar de tu grandeza,
nuestra pequeñez se anega en tu infinito mar.
Haz de nuestras vidas tú comunitario cielo,
y llévanos cada día al hogar donde tú habitas,
Señor y Dios nuestro, Padre,
Hijo y Espíritu Santo. Amén.
BENDICIÓN
El Señor os bendice, os guarda
y en sus palmas os lleva tatuados.
Os acompaña en todos los caminos.
Y hace prósperas las obras de vuestras manos.
Sentíos siempre abrazados y bendecidos por este Dios enamorado,
Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Amén.