Liturgia del Domingo de la Sagrada Familia 2025 (A)

"Una Misa para ILUMINAR y MOVER, sin dar órdenes a Dios"

Sagrada Familia
Sagrada Familia

El amor permanente y entrañable de Dios Padre, que nos habita y sostiene, la presencia luminosa de Jesús Resucitado, su Luz y el impulso de su Espíritu ESTÁN con todos vosotros.

Y con tu Espíritu

MONICIÓN DE ENTRADA

Quizás sea difícil para nosotros imaginar que Jesús, Hijo de Dios, fuera realmente humano, que crecía no sólo físicamente, sino que también iba madurando como persona, y descubría poco a poco la conciencia de sí mismo: quién era él mismo.

Desde luego, la Sagrada Familia entera buscó siempre hacer la voluntad de Dios, pero hoy vemos a Jesús afirmar que ha tomado conciencia de que tiene una relación especialmente íntima con el Padre y que lo que realmente importa para él es la voluntad amorosa de Dios.

¿Es eso también para nosotros realmente lo más importante? ¿Y no habríamos de crecer en nuestra intimidad con Dios? Jesús en esta eucaristía nos ayuda a madurar totalmente en el amor a Dios.

ACTO DE RECONOCIMIENTO

Para acrecentar nuestra intimidad con Dios, debemos entrar cada día en nuestro “templo interior” para encontrarnos ahí con Él, disfrutar su amor y descubrir los dones y cualidades que nos ha dado para que los hagamos presentes en la vida de cada día. Por eso ahora le damos gracias por ellos y un día más nos comprometemos a vivirlos y hacerlos rebosar para ayudar a los hermanos.

Gracias Señor por el don de la ESPERANZA, que tiene su fuente en saber que siempre estás a nuestro lado y que en tu Casa tenemos ya un sitio reservado. Queremos comprometernos a vivirla y compartirla con los hermanos. Por eso te decimos:

Nos comprometemos Señor

Gracias Señor por el don de la ALEGRÍA, la alegría de sentirnos queridos por Tí, y la alegría de sentirnos queridos por los hermanos y de quererlos nosotros a ellos y la ALEGRÍA de saber que nuestra vida tiene siempre un cielo eterno después. Queremos acrecentar esa alegría y difundirla. Por eso decimos: Nos comprometemos Señor

Gracias Señor por el don del AMOR, el que tú nos manifiestas en nuestro interior y nos impulsa a comunicar con nuestro comportamiento hacia los demás. Por eso decimos:

Nos comprometemos Señor

Dios Padre Amoroso TIENE misericordia de nosotros, comprende nuestros fallos y nos guía de su mano a la vida eterna. Amén.

GLORIA

Gloria a Dios en el cielo….

Tú que quitas el pecado del mundo, Tú tienes piedad de nosotros...

Tú que quitas el pecado del mundo, Tú atiendes nuestras súplicas

Tú que estás sentado a la derecha del Padre,  Tú tienes piedad de nosotros…

ORACIÓN COLECTA

Señor, aunque, a veces, nosotros, somos egocéntricos, Tú nos recuerdas al hermano, Tú nos haces familiares.

Aunque queramos acordarnos sólo de los nuestros, Tú nos hablas del mundo, nos presentas a los otros humanos.

Tú, Señor, que eres salud para nuestra personalidad, nos ayudas a salir de nosotros, nos abres a la vida de los demás, nos susurras sus historias, sus preocupaciones y sus necesidades para que la entrega sea una forma de llenar nuestra vida de sentido.

Tú nos sacas de nuestra mirada raquítica que nos reduce el mundo a lo propio, Tú nos trasladas de la pobreza del guardar a la grandeza de la entrega, Tú nos magnificas llenando nuestra vida de sentido y de misión, Tú nos invitas a generar encuentros familiares, afectuosos y cálidos.

Gracias Padre, porque nos haces sentirnos hijos tuyos y hermanos de todos los seres humanos, constructores de esa gran familia humana, en la que todos se cuidan, comparten y viven la vida en abundancia.

Cada uno de tus hijos aquí reunidos, te presentamos las familias del mundo, con las dificultades de cada una de ellas y que Tú bien conoces; te presentamos a cada niño, joven, adulto, o anciano, que la forman, para que todos, uno a uno, sientan la hondura de tu amor.

Querernos como la gran familia humana, impulsados por Tí salir al encuentro del que está solo y sin amor. Amén

Lectura del libro del Eclesiástico (3,2-6.12-14):

El Señor honra más al padre que a los hijos y afirma el derecho de la madre sobre ellos.

Quien honra a su padre expía sus pecados, y quien respeta a su madre es como quien acumula tesoros.

Quien honra a su padre se alegrará de sus hijos y cuando rece, será escuchado.

Quien respeta a su padre tendrá larga vida, y quien honra a su madre obedece al Señor.

Hijo, cuida de tu padre en su vejez y durante su vida no le causes tristeza.

Aunque pierda el juicio, sé indulgente con él y no lo desprecies aun estando tú en pleno vigor.

Porque la compasión hacia el padre no será olvidada y te servirá para reparar tus pecados.

Palabra de Dios

Salmo 127

R/. Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.

V/. Dichoso el que teme al Señor

y sigue sus caminos.

Comerás del fruto de tu trabajo,

serás dichoso, te irá bien. R/.

V/. Tu mujer, como parra fecunda,

en medio de tu casa;

tus hijos, como renuevos de olivo,

alrededor de tu mesa. R/.

V/. Ésta es la bendición del hombre

que teme al Señor.

Que el Señor te bendiga desde Sión,

que veas la prosperidad de Jerusalén

todos los días de tu vida. R/.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (3,12-21):

Hermanos:

Como elegidos de Dios, santos y amados, revestíos de compasión entrañable, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia.

Sobrellevaos mutuamente y perdonaos cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.

Y por encima de todo esto, el amor, que es el vínculo de la unidad perfecta.

Que la paz de Cristo reine en vuestro corazón: a ella habéis sido convocados en un solo cuerpo.

Sed también agradecidos. La Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente.

Cantad a Dios, dando gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.

Y todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

Palabra de Dios

Lectura del santo evangelio según san Lucas (2,41-52)

R/Gloria a ti, Señor.

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua.

Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.

Estos, creyendo que estaba en la caravana, anduvieron el camino de un día y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén buscándolo.

Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.

Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:

«Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados».

Él les contestó:

«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?».

Pero ellos no comprendieron lo que les dijo.

Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos.

Su madre conservaba todo esto en su corazón.

Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.

Palabra del Señor.

R/Gloria a tí Señor Jesús

HOMILÍA

Hemos leído tres relatos, escritos hace ya muchos años ¿Nos pueden enseñar algo estos textos tan antiguos que hemos escuchado? Creo que sí. 

Porque las necesidades humanas básicas eran las mismas entonces que ahora; porque los valores básicos eran los mismos entonces que ahora.

Por eso, si nos preguntamos por lo que puede ayudar a que la vida de familia no se deteriore, sino que se mantenga sana y mejore, podemos recoger estos tres mensajes:

Primero: Una llamada al respeto, en especial a los mayores cuyas facultades están sensible­mente mermadas. Nos lo recuerda la primera lectura. 

Hemos de cuidarlos y respetarlos a pesar de las rarezas y de las manías que pudieran tener, a pesar de los defectos, más o menos acusados, que tengan. Todos somos imagen de Dios, en cualquier momento de nuestra vida.

Segundo: Cultivemos en las relaciones mutuas los sentimientos positivos y las actitudes positi­vas. La vida familiar ha de ser una escuela de los afec­tos. 

Procuremos tener un mundo afectivo rico en nuestra relación con los otros miem­bros de la familia. No nos volvamos indiferentes a ellos, no seamos inex­presivos. Cuidemos los detalles del saludo afectuoso, de la sonrisa, de la acogida cordial, de la preocupación discre­ta (y también del respeto al silen­cio de los otros), del regalo, del servicio sencillo; cuidemos el gesto del perdón cuando nos han herido.

Tercero: Busquemos en todo la voluntad de Dios, “no sabíais que yo debo estar en las cosas de mi Padre”

Quien busca la voluntad de Dios vive para más que para sí mismo, piensa en más que en sí mismo, cuida más que su propia persona. Vive, piensa y cuida a los demás.

En la familia se aprende a vivir. Jesús, de José aprendió lo que es un buen padre, y le recordó que tenía un padre parecido allá arriba en el cielo.

Y el buen José, cuántas veces estaría esperando a la puerta de casa el regreso de su Hijo cuando salía a trabajar por las casas o en el campo. Seguramente que él le inspiró aquella parábola del Padre bueno…

Su madre, María, la mujer de Nazaret. Probablemente fue ella quien le enseñó a fijarse en los lirios del campo y las aves del cielo, que son vestidas solemnemente por Dios. Seguro que fue ella la que le enseñó a rezar: seguro que rezaban juntos en casa.

José, que de vez en cuando iba a la sinagoga, rezaría algún Salmo. Y luego María daría ejemplo de cómo guardar en el corazón todas las cosas que no terminaban de entender de ese Dios tan sorprendente. 

Esta santa familia hoy nos invita a recordar lo importante que es estar juntos ante las dificultades, y unidos siempre con Dios. Ahí es donde esta sociedad puede aprender a querer a todos, especialmente a los más débiles, y arrinconar de una vez los cariños interesados.

Y el perdón, palabra esencial en la familia, podrá enseñar a este mundo donde todo lo arreglamos a gritos y mamporros, podrá salir por todas las ventanas e inundarlo todo.

Y en este mundo de ruidos y prisas, de relaciones cibernéticas, la familia puede enseñar a escuchar, a perder el tiempo alrededor de la chimenea o de la mesa camilla (que no del televisor o del móvil), y sabiendo animar al que hoy tuvo dificultades en el trabajo o con los amigos.

Y, sobre todo, aprender a escuchar juntos lo que dice Dios a través de su Palabra y de lo que pasa en el mundo; hablarle de la gente necesitada, de esos que preocupan especialmente al Padre del Amor. 

En estos días, preguntémonos cómo podemos mejorar las relaciones dentro de casa y hacia afuera. Para que, llenos de sabiduría, la gracia de Dios rebose desde nuestros corazones hacia fuera e ilumine nuestro mundo.

CREDO

Sacerdote.- ¿Creéis en Dios, que es nuestro Padre, que ha hecho todas las cosas y nos cuida con amor?

Todos.- Sí, Creemos.

Sacerdote.- ¿Creéis en Jesucristo, que ha puesto su Morada entre nosotros, para hacernos conocer a Dios Padre?

Todos.- Sí, Creemos.

Sacerdote.- ¿Creéis en el Espíritu Santo que vive entre nosotros, y anima a la Iglesia y a todos para hacer un mundo mejor?

Todos. Sí, Creemos.

Sacerdote: ¿Creéis en la resurrección y en la Vida eterna, que ya comenzamos a disfrutar aquí y disfrutaremos plenamente al final de nuestro camino por esta vida?

Todos. Sí, Creemos.

ORACIÓN UNIVERSAL

Vamos a proclamar las alabanzas del hogar sencillo y acogedor.

Todos:- Que nuestra casa sea un hogar acogedor.

Queremos que nuestra casa sea acogedora, hospitalaria y compartida. A quien llega, Dios le traiga y a quien marcha, con Dios vaya.

Todos: - Que nuestra casa sea un hogar acogedor.

Una casa como la Iglesia, que congrega a los que están dentro, y convoca a los que están fuera.

Todos: - Que nuestra casa sea un hogar acogedor.

Queremos que nuestro hogar sea un refugio frente al mundo, y una mediación hacia el mundo. Un recinto de amor, una escuela de amor universal.

Todos: - Que nuestra casa sea un hogar acogedor.

Queremos que nuestro hogar tenga un sello personal, porque las personas humanas crean el hogar, pero el hogar hace también a las personas.

Todos: - Que nuestra casa sea un hogar acogedor.

Padre bueno, queremos crecer en conciencia de Universalidad, darnos cuenta de que todos somos necesarios por igual y que somos llamados a ser UNO en el Amor. Gracias por tu hijo Jesús que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén

En el momento de presentar la OFRENDA de toda la Iglesia oremos a Dios Padre Misericordioso

El Señor reciba de tus manos esta OFRENDA

ORACIÓN OFRENDAS

Junto con el pan y el vino, te ofrecemos, Señor nuestras familias, con sus alegrías y tristezas, con sus aciertos y errores. Tú lo convertirás todo en pan de vida y bebida de salvación. PJNS

PREFACIO

El Señor está con vosotros  

Y con tu Espíritu

Levantemos el corazón

Lo tenemos levantado hacia el Señor

Damos gracias al Señor nuestro Dios

Es justo y necesario

Te damos las gracias, Señor,

porque a través de la Sagrada Familia,

nos enseñas, cómo deben ser las nuestras.

A todos nos hiciste iguales,

dueños y responsables del Universo.

Tú quieres hacer del mundo

una gran familia solidaria,

llena de cariño y de amor,

llena de comprensión y ternura.

Quieres que nuestros hogares,

estén abiertos a todo el que llegue

pidiendo ayuda y comprensión.

También te damos las gracias

porque con tu presencia

nos ayudas para que nuestro hogar

sea un semillero de armonía, paz y alegría.

Unidos a los santos,

y a todas las familias sencillas

y generosas del mundo

entonamos el himno de alabanza diciendo:

SANTO, SANTO, SANTO

CONSAGRACIÓN Y PLEGARIA

Te glorificamos, Padre Santo, porque estás siempre con nosotros en el camino de la vida,

sobre todo, cuando Jesús, tu Hijo, nos congrega

para el banquete pascual de su amor.

Como hizo en otro tiempo con los discípulos de Emaús, él nos explica las Escrituras y parte para nosotros el pan.

Recibimos tu Espíritu con alegría

para que santifique este pan y este vino

y se conviertan para nosotros

en el sacramento del Cuerpo y + la Sangre de Jesús,

en la Persona y la Vida de Jesús, aquí significadas.

Recordamos ahora lo que hizo Jesús

la noche en que iba a ser entregado;

se sentó a la Mesa con sus discípulos,

tomó un pan de la Mesa, lo bendijo

y se lo repartió diciendo:

Tomad y comed todos de él,

porque esto es mi Cuerpo,

que será entregado por vosotros

Al terminar la Cena,

tomó una copa con vino,

te dio gracias a tí su padre del cielo,

y se la pasó de mano en mano diciendo:

Tomad y bebed todos de él,

porque éste es el cáliz de mi Sangre,

Sangre de la alianza nueva y eterna,

que será derramada por vosotros

y por todos los hombres

para iluminar vuestras vidas.

Haced esto en conmemoración mía.

Éste es el Sacramento de nuestra fe.

Anunciamos y proclamamos tu resurrección. Ven Señor Jesús

Por eso, Padre de bondad,

celebramos ahora

el memorial que Jesús nos encargó,

y proclamamos la obra de tu amor:

Cristo, tu Hijo, a través del servicio

y la entrega de su vida

ha resucitado a la vida nueva y ha sido glorificado a tu derecha.

 

Señor, Padre de misericordia, Tú derramas sobre nosotros el Espíritu del Amor, el Espíritu de tu Hijo.

 

Fortaleciéndonos a cuantos nos disponemos a recibir el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo para que, unidos al Papa León, y a nuestro Obispo N… seamos uno en la fe y en el amor.

 

Nos das entrañas de misericordia ante toda miseria humana, inspirándonos el gesto y la palabra oportuna frente al hermano solo y desamparado, ayudándonos a mostrarnos disponibles ante quien se siente explotado y deprimido.

Tu Iglesia, Señor, quiere ser un recinto de verdad y de amor, de libertad, de justicia y de paz, para que todos encuentren en ella un motivo para seguir esperando.

 

Gracias una vez más porque

has acogido en tu casa del Cielo

a nuestros hermanos difuntos ...

todos nuestros familiares, amigos

y fieles difuntos de esta Comunidad.

 

Y ahora, Padre santo, nos unimos a toda tu creación

para brindar por tu mayor gloria y por la germinación de tu Bondad en nuestro mundo,

en la feliz compañía de tu hijo Jesús,

unidos a nuestra Madre María, a su esposo San José

a los apóstoles, a los santos y a todas las personas

de buena voluntad diciendo

Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén.

PADRENUESTRO

PADRE Y MADRE NUESTRA

EN QUIEN SOMOS Y VIVIMOS.

Santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad

en la tierra como en el cielo

TÚ NOS DAS HOY 

NUESTRO PAN DE CADA DÍA.

TÚ PERDONAS NUESTROS PECADOS

Y NOSOTROS QUEREMOS PERDONAR

A LOS QUE NOS OFENDEN.

No nos dejes caer en la tentación.

Y líbranos del mal. Amén.

CORDERO DE DIOS

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú NOS DAS la paz

Jesús nos invita a ser pan partido y repartido para los demás.

ORACIÓN FINAL

*Bendigamos a Dios por esta gran institución en la que, siendo pequeños, recibimos el calor, el amor y el cuidado de nuestros padres.

*Bendigamos a Dios por esta iglesia doméstica, donde aprendimos los grandes valores de la vida.

*Bendigamos a Dios por esta comunidad de fe, la familia, en la que nuestros padres nos han enseñado que, el cielo, es el hogar definitivo; que existe un Padre que nos ama con locura; un Hijo que entregó toda su vida para mostrarnos la luz y el camino de la salvación, y un Espíritu que nos anima y nos empuja para ser buenos cristianos.

*Bendigamos a Dios porque, a pesar de los avatares que está padeciendo, tarde o temprano –la familia- volverá a ser el alma, la recuperación, el futuro y la salud de nuestra sociedad. Porque, en la resistencia activa, es donde viene el triunfo de la verdad sobre la mentira.

*Bendigamos a Dios, en este día de la Sagrada Familia, porque en Belén se nos descubre que, la familia, es perdón, amor, comprensión, crecimiento, gratuidad y ganas de salir al encuentro de los demás.

BENDICIÓN

El Señor os bendice, os guarda

y en sus palmas os lleva tatuados.

Os acompaña en todos los caminos.

Y hace prósperas las obras de vuestras manos.

Sentíos siempre abrazados y bendecidos por este Dios enamorado.

Padre, Hijo y Espíritu Santo

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