Lo que da sentido a mi vida no son mis convicciones, sino mis amores

Acción eclesial = EVANGELIZACIÓN
Evangelización: dar a conocer
un acontecimiento real
que afecta
positivamente
a las personas y la sociedad

Este acontecimiento es, en concreto, la presencia de Jesucristo en la Historia
Jesucristo = “revelación *del amor de Dios Padre creador,
*de la fuerza y orientación del Espíritu Santo.
*de la plenitud a que puede llegar el Hombre.

El Hombre creado por Dios es constitutivamente persona en sociedad, es decir, amor - libertad. Los demás componentes físicos y sociales, aún los más necesarios, están en función de este núcleo constitutivo.
Evangelio es la propuesta concreta que Jesucristo presenta con su vida, su conducta y sus palabras, respecto a cómo ser y vivir la persona en sociedad.

Evangelización es dar razón de mi FE. No es una explicación teórica sobre la FE o sobre lo razonable que soy al creer. Evangelizar consiste propiamente en que mi vida, -¡lo bien que me va la vida!- dé la razón al Evangelio como modo de vivir.

Iglesia: conjunto de quienes se sienten atraídos (convocados) a seguir a Jesucristo en su modo de vida que resulta ser revelación – evangelio.

La Iglesia es una comunidad convocada por Jesucristo al interior de la sociedad con la función de activar esa realidad nuclear amor – libertad recibido en la creación.

Jesucristo no es un extranjero con proyectos extrahumanos que delega en unos nativos poner en marcha de manera rara sus planes privados.

Jesús, el Verbo Encarnado, es un ciudadano con plenitud, que está en desacuerdo con este modo generalizado de vivir, porque impide la plenitud de los hombres, hermanos entre sí por ser hijos del mismo Padre

La Iglesia no es “una sociedad perfecta e independiente” frente a la sociedad humana. Es una parte activa dentro de la sociedad, con una función propia subordinada al bien social. A este Bien Social, cuando se ajusta al modo de vida que propone Jesucristo, lo llamamos Reino de Dios.

La Iglesia es una realidad “normal” de la sociedad. Su función está al interior de la sociedad y su aportación es necesaria para que la sociedad funcione con normalidad, es decir, que sea espacio donde el HOMBRE encuentre los modos y posibilidades para llegar a donde tiene que llegar.

El Hombre tipo para la Iglesia es Jesucristo, el HOMBRE cabal.

No confundir “Iglesia” con cualquiera de sus elementos. No es igual Iglesia y jerarquía, o cofradías o con seminarios, etc. Ponernos cada uno en su sitio, no es rebajar a nadie, sino colaborar con la armonía necesaria y maravillosa de la creación

Es autónoma respecto a otras realidades igualmente parciales de la sociedad, (políticas, económicas, científicas, etc.). Todas ellas son entre sí autónomas y complementarias en orden al desarrollo y plenitud de la persona viviendo en sociedad.

Lo específico de la(s) Iglesia(s) es ser comunidad de creencias en orden al seguimiento de Jesucristo.

Reino de Dios es el proceso correcto hacia la plenitud humana (persona en sociedad) donde cada función parcial aporta complementariamente su ejercicio hacia la Plenitud.

“Reino de Dios” es expresión evangélica. No tiene por qué situarse en órbita religiosa. Se refiere directamente a la realidad antropológica procedente de la creación, llamada a lograr plenitud en amor y libertad, reflejo limitado de la plenitud absoluta de Dios creador. Está en el nivel de la “religación” (Zubiri), que consiste en la conexión objetiva (previa a toda intencionalidad humana) de la realidad creatura con la realidad Creador.

Religión es el modo de concretar la decisión de situarse positivamente ante la religación. La decisión de religión y la decisión de ateísmo acontecen en el campo de las creencias y siguen el mismo proceso. Es una dimensión humana real donde opera la libertad.

La expresión “no creyentes” es irreal. No existen “no - creyentes”.

Ante la religación todos tomamos una postura: positiva, negativa, dubitativa (fe, ateísmo, agnosticismo) En los tres casos los fundamentos están en el campo de la creencia.

Creencia es la postura razonable que tomamos ante realidades que no admiten verificación científica ni filosófica.

Ejemplos: El peso o medida de una moneda se puede verificar (ciencia). Si estoy pensando es prueba de que existo (filosofía). Aceptar que alguien quiere cumplir lo que me está prometiendo, es una convicción-decisión con riesgo de equivocarme (creencia).

Las decisiones en búsqueda en el campo de la ciencia se llaman hipótesis, las del campo de la filosofía se llaman teorías y las del campo de relaciones interpersonales se llaman creencias.

Estos tres campos son dimensiones objetivas del ser humano, quiérase o no.

El mecanismo interno de la creencia es independiente de su “objeto".

Hay creencia respecto a lo humano y creencia respecto a lo divino. En ambos casos el creyente se fundamenta en la experiencia. Por ejemplo, a quien siempre se ha visto como veraz, es razonable creerle.

Creencia sin experiencia es credulidad, antesala de fanatismos e indiferencias.

Creencia es convicción-decisión. Hay decisiones que dan tal sentido a la vida que justifican arriesgarla antes que perder su sentido.

La fuente y la fuerza de las decisiones movidas por la creencia, no se asientan en las creencias mismas. Manan y se canalizan desde la FE.

FE es el fruto de un proceso de creencias que desemboca en sentirme amigo de alguien. Sin creencias, no nacería la FE. Pero hay ocasiones en que a la misma FE, ya adulta, las creencias se le quedan cortas. Hay ocasiones en que la misma FE exige cambiar de creencias.

Lo que da sentido a mi vida no son mis convicciones, sino mis amores. La FE (divina o humana) es la fuente de todo sentido.

Esta fuente ¡nunca! está en el campo de la ciencia ni de la filosofía.

Sucede sin embargo, que el asombro y la búsqueda se disparan ante las maravillas contempladas en campos científicos y filosóficos. Asombro y búsqueda que con frecuencia son origen o acicate de convicciones - decisiones (creencias) y de consolidación de amistades y de FE.

Los cristianos creemos y sentimos, que la fuente ¡FUENTE! es Dios Padre.
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