Pascua Florida 'Cristo vive'

Pascua florida: el lugar de la vida
Pascua florida: el lugar de la vida

La Pascua es tiempo de jardín florecido, de vida que rebrota, tiempo de lozanía, para jóvenes sin edad que se encuentran con el Resucitado y brillan de alegría

¡Cristo vive, verdaderamente ha resucitado! Caminemos juntos hacia el gozo y la vida abundantes de encontrarnos y vivir con Él

Hemos llegado a la Pascua florida. Hemos llegado al jardín que queríamos revisitar, donde aflora nuestra necesidad de renovación y de la vida que no acaba y que la Resurrección del Señor hace brotar. Atrás queda el desierto que nos ha permitido llegar al jardín. Aquí, el Señor nos reserva algo inesperado que cada uno tiene que anhelar: el amor infinito que, aun con sufrimiento, colma el vacío del hombre. Este jardín está lleno de vida, colmado de alegría, juventud y esperanza. Es un jardín para experimentar con el corazón henchido que “Cristo Jesús vive”.

«¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?» (Lc 24, 5). Es la pregunta inquietante que nos llega ahora como llegó al corazón de las discípulas misioneras de Jesús la mañana de resurrección. Ellas permanecen fieles al Maestro, aunque parece que ha fracasado. Ellas sienten dudas ante la tumba vacía, pero allí mismo empiezan a creer. Ellas movilizan a los discípulos que habían quedado anonadados por la muerte en cruz de Jesús. Ellas son las primeras en recibir y transmitir el mensaje pascual a una jovencísima Iglesia.

«¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?» (Lc 24, 5). Cuánto empeño en rebuscar entre miedos, entre fracasos, entre dudas, entre tristezas. Cuánto luto, cuánto llanto y cuánta guerra. Sin embargo, todo eso ya ha pasado porque «Vive Cristo, esperanza nuestra. ¡Él vive y te quiere vivo!» (Cv 1). Lo ha recordado el papa Francisco dirigiéndose a los jóvenes y a todo el pueblo de Dios en su reciente exhortación apostólica “Christus vivit”.

El Papa nos asegura que «Él [Cristo] es la más hermosa juventud de este mundo» (Cv 1). Más aún: «Él está en ti, Él está contigo y nunca se va. Por más que te alejes, allí está el Resucitado, llamándote y esperándote para volver a empezar. Cuando te sientas avejentado por la tristeza, los rencores, los miedos, las dudas o los fracasos, Él estará allí para devolverte la fuerza y la esperanza» (Cv 2).

La Pascua es tiempo de jardín florecido, de vida que rebrota, tiempo de lozanía, para jóvenes sin edad que se encuentran con el Resucitado y brillan de alegría. La verdadera juventud es de los que viven resucitados, sin temor, anunciando el júbilo de la resurrección (cf Cv 32). Pongamos luz en medio de este mundo, en los lugares de sombra y entre quienes viven en y para la oscuridad que amenaza la vida. Seamos humildes pero eficaces luminarias que recogen su luz de “la estrella radiante de la mañana” (Ap 22, 16).

Hagamos vida el mensaje pascual que nos entregan María Magdalena, Juana, María la de Santiago y sus compañeras: Cristo vive, ha resucitado. Él es la juventud más hermosa de este mundo, con la que ha de revestirse, pues lo necesita, la Iglesia, en cuyo corazón resplandece la Virgen María. Ella es modelo para una comunidad eclesial joven, que quiere seguir a Cristo con frescor de juventud (cf Cv 43). Dejemos que Él haga nuevas todas las cosas que muchos quieren dejar viejas como están.

¡Cristo vive, verdaderamente ha resucitado! Caminemos juntos hacia el gozo y la vida abundantes de encontrarnos y vivir con Él.

Hagamos vida el mensaje

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