Jornada Mundial de la Vida Consagrada 2020 Obispo de Mondoñedo-Ferrol: "María nos enseña a las personas consagradas a ser reflejo de su Hijo Jesucristo"

Celebrando la Vida Consagrada
Celebrando la Vida Consagrada

"Demos gracias por esas estrellas en casas de acogida, colegios, hospitales, hogares de ancianos, parroquias, Cáritas, monasterios..."

En la fiesta de la Presentación del Señor celebramos la Jornada Mundial de la Vida Consagrada con el lema «La vida consagrada con María, esperanza de un mundo sufriente». Una jornada para dar gracias a Dios por este don del Espíritu Santo que nos enriquece y alegra con la multiplicidad de sus carismas y con los frutos de tantas vidas consagradas enteramente a la causa del Reino. Para promover en el pueblo de Dios el conocimiento y la estima de la vida consagrada. Para que las personas consagradas celebren juntas las maravillas que el Señor ha realizado en ellas, al tiempo que descubren mejor los rayos derramados por el Espíritu en su forma de vida y hacen más intensa la conciencia de su insustituible misión en la Iglesia y en el mundo.

El lema de este año y los motivos de la Jornada nos llevan a pensar en las personas consagradas como estrellas de nuestro camino, teniendo como Maestra a la Virgen María, Estrella del Mar. Dice el papa Benedicto XVI: «Las verdaderas estrellas de nuestra vida son las personas que han sabido vivir rectamente. Ellas son luces de esperanza. Jesucristo es ciertamente la luz por antonomasia […]. Y ¿quién mejor que María podría ser para nosotros estrella de esperanza […]?» (Spe Salvi, n. 49).

Las personas consagradas están llamadas a ser estrellas en el camino del pueblo de Dios; luces cercanas de esperanza que irradian la Luz del mundo, Cristo Jesús. La primera estrella es María, Madre de Dios y nuestra. Ella es estrella de esperanza, maris stella que nos guía en medio del mar proceloso de nuestro peregrinaje humano. Ella es Maestra de luz que nos enseña a las personas consagradas a ser reflejo de su Hijo Jesucristo.

María, en el pesebre de la plaza de San Pedro
María, en el pesebre de la plaza de San Pedro

La Virgen María es maestra en su salida aprisa a la montaña para cuidar a su prima anciana. Maestra que educa a Jesús, pendiente de las cosas del Padre. Maestra que intercede por los novios en Caná. Maestra que sigue los pasos del Hijo camino de la cruz, con el corazón herido y, al mismo tiempo, henchido de amor. Maestra que acompaña a los apóstoles esperando con firmeza la Resurrección y la venida del Espíritu Santo.

Así, mirando a María, Madre y Maestra de luz, estrella de esperanza, responden tantas personas consagradas que salen aprisa para cuidar a madres con problemas en su embarazo, niños con dificultades familiares o abandonados, enfermos y personas vulnerables, encarcelados, víctimas de violencia, persecución, trata o explotación, ancianos solos y necesitados, personas desesperanzadas.

Damos gracias a Dios y oramos confiados y alegres por las estrellas —luces cercanas—, que tenemos en Mondoñedo-Ferrol para mostrarnos caminos de esperanza. Estrellas de vida activa y contemplativa. Estrellas para niños, jóvenes, ancianos, enfermos, necesitados... Estrellas en medio de las comunidades cristianas. Estrellas en casas de acogida, colegios, hospitales, hogares de ancianos, parroquias, Cáritas, monasterios... Estrellas por lo que son en cada lugar en el que desarrollan su misión. Estrellas que necesita nuestro mundo sufriente para recuperar, mantener o incrementar la esperanza.

Cáritas. Acompañando el mundo sufriente
Cáritas. Acompañando el mundo sufriente

Volver arriba