Cada diocesano ha de tomar parte en este desafío El seminario, misión de todos en Mondoñedo-Ferrol

Permitidme que ahora os invite a «perder tiempo» —que, en realidad, es ganarlo— orando y trabajando por las vocaciones sacerdotales en Mondoñedo-Ferrol.

Cada uno en su grado y a su modo estamos fuertemente llamados a reforzar la oración por las vocaciones sacerdotales sintiéndonos unidos en la plegaria común. Orando en comunidad, construyendo, promoviendo y apoyando la llamada de Dios al sacerdocio, promoviendo y apoyando la llamada de Dios al sacerdocio.

Queridos diocesanos, hermanos y hermanas:

Como sabéis, el próximo 19 de marzo, festividad de san José, es el Día del seminario y lo celebramos desde el fin de semana anterior. Este año bajo el lema: «El seminario, misión de todos».

Hemos festejado ya este curso el día de las familias, el 30 de diciembre en la fies-ta de la Sagrada Familia; y también la jornada de la vida consagrada, el 2 de febrero, fiesta de la Presentación del Señor. El próximo 12 de mayo celebraremos la 56ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Damos gracias a Dios y nos alegramos por las vocaciones al matrimonio para formar una familia y a la vida consagrada, activa o contemplativa.

Ahora, con ocasión del día del seminario, agradecemos al Señor las vocaciones al sacerdocio ministerial. Debemos seguir orando y trabajando por las nuevas vocaciones.

En Mondoñedo-Ferrol nuestro seminario es pequeño, disperso, «en y de tierra extranjera». Pero lo tenemos, lo queremos y siempre estará abierto a recibir nuevos candidatos con un buen discernimiento.

Esta realidad en la que se deja sentir la falta de vocaciones sacerdotales nos preocupa a todos, nos inquieta y aun a veces nos desespera. No es difícil descubrirse a uno mismo expresándose con cierto tono de queja o de lamento.

Pero no podemos quedarnos ahí. En un momento de la historia en el que no se estima mucho la vocación sacerdotal, e incluso se cuestiona por los delitos de algunos, siempre execrables, el pueblo de Dios sabe diferenciar. Me he encontrado con muchos diocesanos que piden y esperan buenos sacerdotes, como los que ya han conocido, gracias a Dios, para trabajar en la mies del Señor.

Es misión de todos orar y trabajar para que haya buenos pastores, según el corazón de Dios, que acompañen a sus hermanos en la vida cotidiana. Hombres de Dios que mantengan una presencia pastoral, evangélica y apostólica para sostener y consolar en nombre del Señor, al estilo del Buen Pastor y los apóstoles; que estén siempre disponibles para cualquier persona que les busque y necesite.

Permitidme que ahora os invite a «perder tiempo» —que, en realidad, es ganarlo— orando y trabajando por las vocaciones sacerdotales en Mondoñedo-Ferrol.

Hemos de asumir gozosamente que es misión de todos y que cada diocesano ha de tomar parte en este desafío con coraje, compromiso y entusiasmo. Todos somos responsables de las vocaciones al sacerdocio que necesita el pueblo de Dios que peregrina en Mondoñedo-Ferrol para crecer y realizar su misión. Incluso aunque nos parezca que andamos mal de tiempo y que hay otras cosas más urgentes que atender para las que prevemos mejor cosecha, no nos importe perder tiempo y ganar paciencia orando y trabajando por las vocaciones sacerdotales.

Perdamos tiempo orando

Hay quien ya reza de forma sostenida por las vocaciones, y hace muy bien. Quien haya adquirido el hábito y el compromiso de orar en este sentido quizá pueda, no obstante, redoblar su plegaria. Otros deberán renovar su confianza en este modo de intercesión y volver a orar con insistencia. Otros tantos sabemos que podemos perder mucho más tiempo rezando, más allá de prisas y jaleos, que nunca faltan.

Cada uno en su grado y a su modo estamos fuertemente llamados a reforzar la oración por las vocaciones sacerdotales sintiéndonos unidos en la plegaria común, en esta bendita pérdida de tiempo que, alentada por los pastores, debe llegar a cada parroquia de la diócesis, a cada comunidad religiosa, a cada grupo o asociación, a cada cofradía, a cada familia, a cada fiel cristiano.

Perdamos tiempo orando en comunidad, en grandes o pequeños grupos, con mayores y jóvenes, poniendo delante del Buen Pastor nuestra Iglesia diocesana y su necesidad de vocaciones sacerdota-les para ser misionera, misericordiosa y samaritana y preocupándonos por sus preocupaciones.

Perdamos tiempo construyendo, junto a quienes quieran, presente y futuro, con preferencia por los más pobres, por la justicia, por la paz y por el cuidado de la Creación. Perdamos tiempo acogiendo sus iniciativas como necesarios colaboradores del plan diocesano misionero. Perdamos tiempo preparando oraciones y orando con ellos, alguna vez en un sitio aparte, como Jesús con sus discípulos.

Perdamos tiempo promoviendo y apoyando la llamada de Dios al sacerdocio y el imprescindible discernimiento vocacional de quien la reciba. Perdamos tiempo también alegrándonos y dando gracias
a Dios por nuestros seminaristas de Mondoñedo-Ferrol, los seis del seminario menor y los tres del mayor; los nueve, en el corazón de la diócesis; los nueve, necesitados de nuestra ayuda y nuestra oración.

Y, sobre todo, confiemos siempre en el Dueño de la mies, que envía operarios como y cuando quiere, en todo tiempo y lugar, de forma a veces imperceptible para nosotros, llamando al cora-zón de muchos sin que alcance a atisbarlo nuestra mirada. Confiemos orando. Oremos confiando. Estemos despier-tos, orantes, dispuestos y comprometidos con el semi-nario, que es misión de to-dos en Mondoñedo-Ferrol.


Me despido con mi afecto y la bendición de Dios.

✠ Luis Ángel, cmf

Obispo de Mondoñedo-Ferrol

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