En la Amazonía, la Iglesia Católica quiere ser una Iglesia samaritana, presente en la vida de la gente, que ayude a superar las consecuencias de una pandemia que en la Amazonía ha causado gran sufrimiento en la vida de la gente. Según datos de la Fundación de Vigilancia Sanitaria del estado de Amazonas de Brasil, con una población de poco más de 4 millones, hasta el 17 de diciembre se han infectado 189.812 personas, con 5.049 muertos y una incidencia de 121,82 muertes por cada 100.000 habitantes. Pero todo indica que estas cifras, aunque son altas, todavía no recogen el total de los infectados y fallecidos.

En este contexto, Cáritas Regional Norte 1 está desarrollando el proyecto Ajuri: Por la vida en la Amazonía. El propósito es reducir los riesgos de infección por Covid-19 en las comunidades más vulnerables de 11 municipios del estado brasileño de Amazonas (Coari, Tefé, Maraã, Alvarães, Fonte Boa, Juruá, Uarini, Parintins, Itacoatiara, Silves e Itapiranga), que forman parte de las diócesis de Coari y Parintins y las prelaturas de Tefé e Itacoatiara.  En las diferentes comunidades, tanto en la periferia de las ciudades como en la orilla de los ríos, se están entregando kits de higiene y prevención, que se acompañan de charlas con orientaciones a seguir para enfrentar la pandemia. Al mismo tiempo, se está posibilitando el acceso al agua ante las sequías cada vez más frecuentes en la región.

Se trata de un proyecto desarrollado en asociación con la Catholic Relief Services (CRS)  y con el apoyo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID-BHA), que acompaña a unas 5.000 familias, aproximadamente 25.000 personas, que viven en zonas donde el impacto del Covid-19 es grave y la transmisión es generalizada. Además, 125 familias se beneficiarán de la aplicación de sistemas para acceder al agua mediante la recogida de agua de lluvia. Los kits que se están distribuyendo facilitarán a las personas el lavado de las manos, lo que debería ayudar a reducir la contaminación en la región.

Cuando se entregan los kits, también se hace una demostración del uso correcto de las mascarillas y de cómo se deben lavar las manos, tarea que es desarrollada por los educadores de Cáritas, pero que también cuenta con el apoyo de las comisiones que cada comunidad ha creado, donde están presentes los agentes comunitarios de salud. En todo momento se siguen las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.

Una de las educadoras que participan en el proyecto de Cáritas es Tallyne Machado, quien destacó la alegría de las familias con la entrega de productos de higiene y con las orientaciones que se transmitieron. Es un cubo de 20 litros, para el almacenamiento de agua, jabón, alcohol en gel, agua sanitaria y mascarilla. Los productos que se están distribuyendo son sumamente importantes, según Jaime Conrado, Asesor Nacional de Cáritas Brasileña y coordinador del proyecto Ajuri, destacando que en el contexto actual que vive el mundo, esta acción democratiza el acceso a la protección.

Las diócesis y prelaturas en las que se desarrolla el proyecto están involucrando los diferentes instrumentos que tienen. En Coari, la radio de la diócesis sirvió para informar sobre la entrega de los kits y la visita de los agentes de Caritas en las comunidades más remotas. Se trata de comunidades en las que el equipo que lleva a cabo el proyecto ha viajado durante 36 horas por diferentes ríos, lo que permite a las familias que viven allí tener a su disposición materiales que de otro modo no habrían podido obtener.

Los educadores también se han enfrentado a diferentes dificultades para llevar a cabo su trabajo. Uno de ellos ha sido la sequía de algunos ríos, que ha hecho imposible que lleguen a algunas comunidades. En estos casos, los residentes se trasladaron y recibieron los equipos y la orientación en medio del río, desde donde en canoas pudieron llevar los productos a sus hogares.

La gente agradece a Cáritas su esfuerzo y la importancia de los productos distribuidos, que serán de gran importancia en este momento de crisis, pero al mismo tiempo afirman sentir otras necesidades. Es el caso del profesor Dioneia da Silva, de la comunidad de Boa Fé, una de los contempladas por el Proyecto Ajuri por la Vida na Amazonía. Según ella, sería importante "si la institución que promueve el proyecto pudiese enviar más material de limpieza y algún producto para ayudar a filtrar el agua, porque el agua del río Copeá está muy contaminada". Lo relatado por la profesora muestra un problema cada vez más grave en la Amazonía, como es la contaminación del agua.

Este proyecto, aunque importante para todas las comunidades, es de importancia decisiva para las comunidades más distantes, que a menudo no reciben asistencia. En este sentido, Adrielson Azevedo, biólogo y uno de los educadores del proyecto en el municipio de Coari, afirma que los beneficiarios "son personas que forman parte de nuestra vida cotidiana, pero que a menudo son olvidadas por los poderes públicos". En sus palabras, destacó que, junto con la promoción de la salud, la falta de agua potable es uno de los mayores problemas que enfrentan las comunidades, algo que es difícil de creer ya que se trata de la mayor cuenca hidrográfica del Brasil y del mundo.