La economía es un tema constantemente abordado por el Papa Francisco en su Magisterio, haciendo una propuesta que poco a poco está siendo asumida, sobre todo por los jóvenes, como un camino de futuro: la "Economía de Francisco", que en Brasil se llama "Economía de Francisco y Clara".

Reflexionar sobre este tema fue la propuesta de una invitación que la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) hace todos los primeros jueves de cada mes en el "Panel de la Iglesia en Brasil", un espacio conducido por Mons. Joaquim Mol Guimarães, obispo auxiliar de Belo Horizonte y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral de la Comunicación de la CNBB.

Esta vez el tema fue: "¡Cristianos, esta economía mata!", y contó con la presencia de la presidenta del Instituto Casa Común, Silvana Bragatto, y su marido, el historiador, escritor y consultor de políticas públicas Célio Turino.

Según Mons. Mol, "el Papa Francisco es contundente contra todo lo que daña la dignidad humana y todo lo que daña el medio ambiente, nuestra casa común", insistiendo en que "es fuerte e implacable contra el sistema económico que ha globalizado la miseria de una gran parte de la población mundial y ha favorecido la riqueza de una pequeña parte de la población mundial". Como alternativa, el Papa hizo la propuesta de la Economía de Francisco, "un pacto intergeneracional que pretende cambiar la economía actual y dar un alma a la economía del mañana, para que sea justa, inclusiva y sostenible", según el obispo auxiliar de Belo Horizonte.

Comentando las propuestas del Papa Francisco, Mons. Mol reflexionó sobre la necesidad de un cambio de paradigma, aspecto presente en la reflexión del Papa Francisco ante un sistema económico injusto en su raíz, donde el mercado por sí solo no lo resuelve todo. De ahí surge el deber moral de hacer una justa distribución de los frutos de la tierra y del trabajo humano, de devolver a los pobres lo que les pertenece.

En su reflexión, Silvana Bragatto partió de la idea de que el mundo actual es cada vez más desigual, mostrando la necesidad de una economía que proporcione calidad de vida a las personas. Nos encontramos con una economía basada en el egoísmo, la competitividad y el beneficio, y los niños son educados para ser competitivos. Frente a esto, propone una economía de confianza, de afecto, de respeto. Destaca la necesidad de reajustar la economía, de conocer experiencias de nuevas economías, algo que la Articulación Brasileña de la Economia de Francisco e Clara quiere mostrar. 

Según Célio Turino, "el sistema más ilógico que ha producido la humanidad es el llamado sistema capitalista, porque se basa en la acumulación y el crecimiento continuo". Se pregunta "¿Cómo podemos apostar por este sistema en un planeta que es finito?” Frente a la globalización actual, Turino dice que piensa en una globalización poliédrica, que mantenga la especificidad de cada uno. Junto a esto, una economía del cuidado, del don, de la celebración, del buen vivir, de lo suficiente, que promueve la armonía del individuo consigo mismo, la armonía del individuo con la comunidad, la armonía de la comunidad humana con la colectividad de la vida, con los demás seres.

El historiador considera que la Economía de Francisco es "el gran paraguas de esas otras prácticas económicas que existen, que a menudo se invisibilizan, se desvirtúan y se desprecian". Informó sobre experiencias de economía circular, destacando la importancia de mostrar diferentes realidades y posibilidades.

Para Silvana, la economía que propone el Papa Francisco es una economía del cuidado, del afecto, del respeto, de la vecindad. Son realidades que se quieren trabajar en las Casas de Francisco y Clara, definidas por Célio Turino como "incubadoras de estas nuevas economías, espacios de discusión de la vida comunitaria".

Todo ello para combatir una realidad histórica presente en Brasil y en América Latina, que tiene como base, según Turino, la deshumanización de los pueblos que vivían en el continente, la falta de respeto por los conocimientos de estos pueblos. Esto creó una mentalidad, apoyada por la élite, que generó un racismo y una mentalidad en la que solo se valora lo que viene de afuera, una élite que siempre ha estado de espaldas al pueblo, lo que creó un odio hacia los pobres, algo presente en toda América Latina.

Hay propuestas alternativas, según Silvana Bragatto, basadas en una economía circular, que favorece el acuerdo entre vecinos, el compartir, el aprovechar lo que ya se tiene, un nuevo concepto de producción que abarata el precio y contribuye al medio ambiente, la reparación de productos. En este punto, reflexionó sobre la renta básica universal, propuesta por el Papa Francisco, que definió como "combustible para hacer aflorar la creatividad y crear economías circulares".

Todo ello con vistas a "estimular el desarrollo de la economía que protege la vida, que estimula la vida, frente a la economía que mata", como reflexionó Mons. Mol al final de un encuentro virtual que puso en evidencia, una vez más, elementos muy presentes en la vida de la gente, que sufre las consecuencias de esta economía que mata y favorece sólo a las élites.