Clausurada la I Experiencia Vocacional Misionera Nacional en Brasil Cardenal Steiner: El anuncio del Reino “no cabe en vestimentas, sólo cabe en el corazón, en la vida de las personas”

Experiencia Misionera Pies en camino
Experiencia Misionera Pies en camino

La Iglesia en Amazonía busca ser viva, ministerial y profética. Es importante considerar la fuerza de la realidad y de la cercanía al pueblo de Dios, iluminado por su Palabra, en el proceso de conversión

La misión es la naturaleza de la Iglesia, forma parte de la vida cotidiana y debe conducir al cambio existencial y vocacional del cristiano

“Ser sacerdote no es un estatus, estamos al servicio del Reino. El servicio nos llena, es la madurez de nuestra vida

La I Experiencia Vocacional Misionera Nacional en Brasil, organizada por el Consejo Misionero de Seminaristas (COMISE), las Obras Misionales Pontificias (POM), la Organización de Seminarios e Institutos de Brasil (OSIB) y la Conferencia de Religiosos de Brasil (CRB), en sintonía con el camino misionero de la Iglesia en Brasil, llevada a cabo de 5 a 17 de enero de 2023 en la archidiócesis de Manaos, la diócesis de Coari y la prelatura de Itacoatiara, quiere ser parte de un proceso, no sólo un evento.

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Luces, basadas en lo que vieron, oyeron y sintiero

Para ello, siguiendo las indicaciones de los 280 misioneros y misioneras de todos los regionales de la CNBB: laicos y laicas, seminaristas, sacerdotes, formadores, religiosos, Juventud Misionera y obispos, se indicaron algunas luces, basadas en lo que vieron, oyeron y sintieron.

La primera luz nos dice que "Jesús es el Misionero del Padre. Anuncia e inaugura el Reino de Dios. La Iglesia, que coopera con la misión de Dios, es guiada e iluminada por el Espíritu", inspirado en el Evangelio de Lucas 4, 14-21, y en el Libro de los Hechos de los Apóstoles 1, 8. Todo ello teniendo en cuenta que "la realidad de la región amazónica es más compleja, rica y plural de lo que imaginábamos. La Iglesia en Amazonía busca ser viva, ministerial y profética. Es importante considerar la fuerza de la realidad y de la cercanía al pueblo de Dios, iluminado por su Palabra, en el proceso de conversión: lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que nuestras manos han tocado de la Palabra de Vida, os lo anunciamos", algo que se inspira en el comienzo de la Primera Carta de Juan.

La misión es vocación

Otra luz nos hace ver que "la misión es vocación: en cada lugar y sector hay que trabajar por la construcción de una Iglesia en salida, fortaleciendo una cultura vocacional misionera: 'corazones encendidos, pies en camino'", que nos dice el Evangelio de Lucas 24, 32-33. Nadie puede olvidar que "la misión es el fundamento de la vocación cristiana", otra luz nacida de esta experiencia, que lleva a los participantes a afirmar que "los seminaristas, sacerdotes, formadores/as, religiosos/as, laicos/as y obispos estamos llamados a asumir la misión como forma de vida: ir al mundo entero y anunciar la Buena Noticia a toda la creación", como aparece en el Evangelio de Marcos 16,15.

La Primera Experiencia Vocacional Misionera Nacional reconoce "la transversalidad de la misión en el proceso formativo del discípulo misionero. La misión es la naturaleza de la Iglesia, forma parte de la vida cotidiana y debe conducir al cambio existencial y vocacional del cristiano. No se limita a acontecimientos, actividades o a una dimensión", como aparece en el Decreto Ad Gentes del Concilio Vaticano II. Una misión que nace del encuentro con Jesucristo, "que exige oración, estudio y participación en la vida de la comunidad eclesial misionera. Es un compromiso con la propia vocación para preparar bien una ‘Iglesia en salida’. En los seminarios el COMISE hace posible la cooperación, animación, articulación e integración de estos y otros elementos en el proceso formativo", idea tomada de la Encíclica Deus Caritas est del Papa Benedicto XVI.

El Reino de Dios posibilita el encuentro

Como dijo el cardenal Leonardo Steiner en la Eucaristía de clausura, “el Reino de Dios posibilita el encuentro, el Reino de Dios posibilita la verdad del amor, el Reino de Dios conduce a la plena madurez”. Un anuncio en el que “no se puede poner en paños viejos cosas nuevas, ni vino nuevo en odres viejos, es decir, este anuncio, es único, es propio, no cabe en recipientes, no cabe en vestimentas, sólo cabe en el corazón, en la vida de las personas, en nuestra vida”.

La misión es para servir, insistió el arzobispo de Manaos, “toda vocación es servicio en la misión. Toda misión nos lleva a servir, servir en la Palabra, servir en el testimonio, servir en el lavatorio de los pies, servir en la consolación, servir en el samaritanismo, servir en la debilidad, servir en el perdón, servir en la misericordia, servir en la reconciliación, siempre servir, porque nacemos del pueblo de Dios, todos, en nuestras vocaciones, nacemos del pueblo de Dios, pero especialmente aquellos que se han sentido llamados, convocados, a servir dentro de la Iglesia en los sacrificios, es decir, en los sacramentos”.

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Misión en la Amazonía

El cardenal Steiner contó su sueño infantil de ser misionero en África, inspirado en las historias de un fraile que era misionero y le gustaba reunir a los monaguillos y contarles las historias de su misión. Una misión que se concretó en su nombramiento como Obispo de la Prelatura de São Félix do Araguaia, “fue allí donde me encantó la Amazonía, la forma de ser de la gente, de las comunidades, esa religiosidad casi olvidada e incluso a veces negada”.

De la Iglesia de Manaos, su arzobispo destacó “lo acogedoras que son las comunidades, la presencia de los laicos en la Iglesia, mujeres y hombres”, resaltando igualmente la receptividad, la fe de la gente, las necesidades de pobreza, hambre, que existen en muchas comunidades, “pero cómo hay solidaridad, nunca vi tanta solidaridad como aquí en el momento de la pandemia, algo emocionante”, insistió.

Necesidad de encarnarse en la realidad

Una Iglesia que intenta caminar desde los sueños de la Querida Amazonía, “un caminar que nuestra Iglesia en la Amazonía viene haciendo desde hace mucho tiempo, desde el Documento de Santarém”, afirmó el cardenal Steiner. Para él, estos cuatro sueños son “verdaderas dimensiones de un modo de evangelizar, un modo de que la Iglesia sea misión. No dejar nada de lado todo lo misionero, todo lo pensado, todo lo reflexionado, todo lo rezado, pero sobre todo una Iglesia profundamente encarnada”. A continuación, animó a los misioneros, en su gran mayoría seminaristas, a “encarnarse allí donde Dios les ha dado la gracia de vivir”, sin olvidar que “salimos del pueblo y volvemos al pueblo para servir, para servir en misión”.

Desde ahí advirtió a quienes se preparan para el presbiterado que “ser sacerdote no es un estatus, estamos al servicio del Reino. El servicio nos llena, es la madurez de nuestra vida”. A los formadores participantes en la experiencia, a los que agradeció su presencia, les invitó a “pensar el proceso formativo desde la misión de la Iglesia”, pidiendo a todos que “Dios nos dé la alegría de vivir el Reino de Dios, que nos dé la alegría de testimoniarlo”.

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