Recordando la invitación del Papa Francisco a que “no nos cansemos de hacer el bien”, y a que “hagamos el bien a todos”, comienza el Mensaje del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) con motivo de la Cuaresma que se inicia este Miércoles de Ceniza.

El escrito, firmado por Mons. Miguel Cabrejos, presidente de la entidad, recuerda que “para no desfallecer en nuestro propósito de hacer el bien, el Santo Padre nos motiva a orar sin desanimarnos, a extirpar el mal de nuestra vida, y a practicar la ‘caridad activa’ hacia el prójimo, con expresiones de amor, justicia y solidaridad”.

Según el mensaje, “hacer el bien nos compromete en la construcción de la paz, creando puentes de diálogo, como verdaderos artesanos de fraternidad y amistad social, sobre todo ante las actuales circunstancias, cuando el flagelo de la violencia y de la guerra amenazan la vida de nuestros pueblos y de nuestra Casa Común”.

El arzobispo de Trujillo (Perú), ve el carisma de Francisco de Asís y su saludo de “Paz y Bien” como camino para “hacer el bien y construir la paz”. Por ello afirma que se trata del saludo que “universalizó la vocación de los seres humanos a ser hermanos y hermanas entre sí y con toda la Creación, a la búsqueda del bien común y de una tierra sin males”.

Recordando el Mensaje para esta Cuaresma del Papa Francisco, en el nos recuerda que estamos ante un tiempo que “nos invita a la conversión, a cambiar de mentalidad, para que la verdad y la belleza de nuestra vida no radiquen tanto en el poseer cuanto en el dar, no estén tanto en el acumular cuanto en sembrar el bien y compartir”, el Celam llama a “caminar juntos, como Pueblo de Dios, en esta dirección, asumiendo nuevos caminos de conversión social, cultural, ecológica y eclesial, para responder a los desafíos pastorales que hemos asumido en la Primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, a la luz de la Palabra de Dios y del Magisterio de la Iglesia”.

Al mismo tiempo ha redoblado la invitación a participar de “la jornada de oración y ayuno por la paz, uniéndonos a las intenciones del Santo Padre y de la humanidad en su clamor por la paz y el cese de la violencia en Ucrania”.

Finalmente se hace un llamado a vivir la Cuaresma como tiempo para que “sigamos afianzando nuestro compromiso con los más pobres y vulnerables de nuestra sociedad, para dar paso a la Civilización del Amor”.