Pedro vive en el corazón de todos aquellos que lo han conocido y reconocen que fue un poeta, un profeta y también un santo “Contra todas las Cercas”, un homenaje a Pedro Casaldáliga al mes de su Pascua

Homenaje a Casaldáliga
Homenaje a Casaldáliga

El homenaje ha sido un mosaico de testimonios, de su familia, de la Iglesia y de los movimientos sociales, pero también del mundo de la política, del arte, voces entrelazadas que han querido mostrar afecto, reconocimiento y amor al obispo del Araguaia

Pedro Casaldáliga traspasó los límites de la Iglesia y de Brasil, mostrando la dura realidad local, posicionándose desde el inicio de su ministerio episcopal contra el latifundio y la opresión

"Es un santo, que nos recuerda las virtudes del Evangelio de la sencillez, de la compasión, del amor incondicional"

"Es muy importante saber que ha estado luchando hasta el final y comprometiéndose con un mundo más justo y fraterno"

pedro-casaldaliga

Conmemorar y celebrar la vida de Pedro Casaldáliga, en el día en que se cumplió un mes de su Pascua, ha sido el motivo del encuentro virtual, convocado por diferentes movimientos y pastorales sociales, que este martes 8 de septiembre reunió a un buen número de personas de todos los rincones de Brasil y de diferentes países. El nombre que se le dio a ese momento: "Contra todas las Cercas", recuerda el título de uno de los muchos poemas escritos por alguien que se consideraba, por encima de todo, un poeta.

Entre los presentes había un sentimiento de gratitud, de esperanza, incluso en un momento en que Brasil se ha convertido en uno de los principales focos del COVID-19, con más de 127 mil vidas apagadas "por la acción y la omisión de nuestros gobernantes", como declaraba Pedro César Moreira, uno de los conductores del evento, quien dijo que "en este tiempo de sombras, nos encontramos como los primeros cristianos, compartiendo el pan en la seguridad de las catacumbas".

El homenaje ha sido un mosaico de testimonios, de su familia, de la Iglesia y de los movimientos sociales, pero también del mundo de la política, del arte, voces entrelazadas que han querido mostrar afecto, reconocimiento y amor al obispo del Araguaia, el río que se desliza suavemente delante de su tumba, excavada en la tierra roja, a la sombra de un árbol de piqui. Pedro es alguien que sigue siendo importante para mucha gente, por la fuerza de su amor y sus ideas, de sus ejemplos, por la fuerza de su indignación contra la injusticia, por la fuerza de su lucha indignada por romper todas las barreras.

Pedro Casaldáliga

Los numerosos testimonios de reconocimiento a Pedro, como le gustaba que le llamaran, que ayudaron a comprender quién ha sido Casaldáliga, se intercalaron con diferentes vídeos que recogían su testimonio profético en defensa de los más pobres, en defensa de la vida, algo que asumió como compromiso y utopía. En una época en que las comunicaciones no eran tan rápidas como lo son hoy en día, Pedro Casaldáliga, desde un lugar totalmente aislado, como era, y sigue siendo, São Félix do Aragaia, traspasó los límites de la Iglesia y de Brasil, mostrando la dura realidad local, posicionándose desde el inicio de su ministerio episcopal contra el latifundio y la opresión, provocando múltiples amenazas de muerte y duras críticas de parte de la Iglesia y del gobierno de la Dictadura Militar.

En palabras de Marcelo Barros, "Pedro era alguien humano", un elemento de especial relevancia en un momento en que "estamos viviendo en Brasil un momento de cierta inhumanidad, de indiferencia ante el hecho de la muerte", que el monje considera una consecuencia "del descuido del gobierno, por la ineficacia de la política pública que estamos sufriendo en esta época de pandemia". Estos elementos se ponen de relieve a la luz de la vida de alguien que se comprometió a vivir en la pobreza, a hacer una elección por los indígenas y los “posseiros”.

Alguien que es un gran pastor, en palabras de Leonardo Boff, que participó en los dolores y las alegrías del pueblo, que es un profeta, que denuncia el latifundio y proclama la Buena Nueva de Jesús, que es un poeta, que Boff pone a la altura de San Juan de la Cruz, que es un santo, que nos recuerda las virtudes del Evangelio de la sencillez, de la compasión, del amor incondicional, que es una luz que ilumina nuestra Iglesia y nos da la certeza de que el Evangelio es el verdadero camino para la humanidad.

Tumba de Pedro Casaldáliga

Pedro fue alguien con un fuerte compromiso latinoamericano, con la Patria Grande, como se le recordó en el homenaje, comprometido con las luchas de Nicaragua, El Salvador, Cuba, momentos relatados por diferentes testigos de estos viajes, especialmente Frei Betto, quien recordó una frase que Pedro, con su fina ironía, le dijo a Fidel Castro, "para la derecha, es mejor tener al Papa en contra de la Teología de la Liberación, que Fidel a favor".

El testimonio de Pedro fue más allá de su muerte, como se demostró, y se recogió en este homenaje, en todo lo que se vivió durante su velorio y su entierro, donde una vez más se respetó el modo de Pedro, de alguien a quien se le considera como un gran ejemplo del vínculo entre la fe, la mística y la lucha social a favor de los más pobres y excluidos, algo que sigue siendo una referencia para muchas personas.

Quedémonos con las palabras de Mons. Adriano Ciocca, quien dijo que "Pedro, aquí en la Prelatura, nos esforzamos por mantener el legado de compromiso con la justicia, compromiso con los más pobres de nuestra región, y ver cómo podemos asegurar de que la profecía que él sostuvo toda su vida no muera". El actual obispo de São Félix do Araguaia dijo que "es muy importante saber que ha estado luchando hasta el final y comprometiéndose con un mundo más justo y fraterno. Tanto es así que unos días antes de ser internado en el hospital, dio su consentimiento para firmar la carta que un grupo de obispos escribió al Pueblo de Dios y que fue publicada en agosto de este año". Mons. Adriano insiste en que "su memoria no puede ni debe desaparecer, porque Pedro vive, y vive en su lucha por la justicia, y vive en el corazón de todos aquellos que lo han conocido y reconocen que fue un poeta, un profeta y también un santo”.

Mons. Adriano Ciocca

Volver arriba