La pandemia del Covid-19, que en Brasil está teniendo gravísimas consecuencias, como demuestra el hecho de que este 30 de marzo fue establecido un nuevo récord en el número de muertos, con 3.780 fallecidos, se prevé que este último día de marzo se superen los 320.000 fallecidos, ha cambiado la forma de desarrollar las actividades que forman parte de la vida de la gente.

La Iglesia tampoco se ha escapado de esas situaciones, como demuestra el hecho de que la virtualidad se ha instalado como modo de celebración y encuentro. Entre los obispos esa realidad también se ha hecho presente, a pesar de las dificultades personales y técnicas a las que algunos se enfrentan. De hecho, existen regiones en la Amazonía donde la débil conexión dificulta que algunos puedan participar de este tipo de encuentros online.

Después de cancelar la Asamblea General de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil – CNBB, en 2020, este año se ha decidido hacerla completamente virtual. Se trata de un desafío para una conferencia que cuenta con unos 485 obispos en la actualidad, más de 300 ejerciendo alguna misión, y por tanto con derecho a voz y voto. La 58ª Asamblea General, que debe contar con más de 400 participantes, tendrá una duración menor, del 12 al 16 de abril, con actividades por la mañana y por la tarde, pasando de 10 a 5 días.

Siguiendo el programa de las Directrices Generales de la Acción Evangelizadora de la Iglesia en Brasil (DGAE 2019-2023), este año el tema central será: "Casas de la Palabra - Animación bíblica de la vida y la pastoral en las comunidades eclesiales misioneras".

El nuevo formato fue aprobado de forma unánime por el Consejo Permanente de la CNBB. Su Secretario General, Mons. Joel Portella Amado, reconoce que en el último año se han adquirido las condiciones técnicas y la experiencia en la organización de eventos en el formato a distancia, pero eso no impide que, al ser la primera asamblea completamente virtual, eso “nos va a plantear toda una serie de nuevas exigencias a la hora de abordar este mundo virtual".

Entre las dificultades que el prelado muestra están las votaciones, algo que no es posible según la legislación canónica general y la de la CNBB, que no permiten que la votación se realice de forma virtual. Según Mons. Joel Portella, "no está garantizado, por ejemplo, el secreto y en algunas situaciones, como el tema central, no hay posibilidad de debatir, replicar, presentar enmiendas y sostener ideas ante el plenario".

En la asamblea de este año no habrá votaciones que impliquen cambios o consecuencias de carácter legislativo para la Conferencia, aunque si que podrá haber votaciones de carácter pastoral. Junto con eso, el Secretario General del episcopado brasileño ve como otra dificultad el celebrar las reuniones reservadas en las que sólo participan los obispos.

Normalmente, al final de cada asamblea se suele publicar un documento oficial sobre el tema general reflexionado, algo que no será posible este año, pues no tendría “esa dimensión legislativa vinculante", advierte Mons. Portella, lo que no impide que se publique una reflexión de lo abordado a lo largo de los cinco días de trabajo.

En este tiempo difícil que atraviesa Brasil, el secretario del episcopado señala que "los fieles están invitados a acompañar y rezar por los obispos, a rezar por la Iglesia en Brasil, por nuestro país y por el pueblo brasileño en este momento tan difícil, complicado y de tanta perplejidad y tristeza. Nosotros, los obispos de Brasil, contamos mucho con la oración de cada hermano y hermana, de cada corazón, que ama a este país y desea la rápida superación de la pandemia".