Secretaria General de la CLAR y auditora sinodal Daniela Cannavina: “La vida religiosa presta un servicio de abrazar la realidad de los pobres en la Amazonía”

Daniela Cannavina
Daniela Cannavina

"La CLAR quiere sumarse a la línea programática del Papa Francisco, quien conjuga  el clamor de la Tierra y el clamor de los pobres en un único horizonte"

"La Vida Consagrada ha estado siempre fuertemente presente en los lugares de frontera, en aquellos sectores donde la pobreza reclama más nuestra presencia testimonial y de acciones efectivas"

"En el Sínodo va a haber una presencia muy importante de mujeres. Ellas son las portavoces directas de sus comunidades y de toda la realidad de sufrimiento que está viviendo la población amazónica"

"El Sínodo de la Amazonía es un emergente, pero esta escucha a los pueblos originarios atraviesa toda Latinoamérica"

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La Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos nació hace más de 60 años, al servicio de la vida religiosa del Continente. Actualmente su Secretaria General es Daniela Cannavina, Argentina, de la ciudad de Rosario. Pertenece a la Congregación de las Hermanas Capuchinas de Madre Rubatto, que forma parte de la orden franciscana. Desde noviembre de 2018 asume un servicio para el que fue elegida en agosto del mismo año, en un papel de animación y coordinación de las 22 Conferencias de Religiosas/os de Latinoamérica y el Caribe.

La Vida Religiosa, especialmente la femenina, ha tenido un papel fundamental en el proceso del Sínodo para la Amazonía, que este domingo comienza en el Vaticano y que se prolongará hasta el día 27 de octubre. La hermana Daniela afirma que “siempre la vida religiosa ha estado fuertemente presente en los lugares de frontera, en aquellos sectores donde la pobreza reclama más nuestra presencia”, una realidad visible en la Amazonía.

En su condición de Secretaria General de la CLAR, ella ha sido nombrada auditora del Sínodo para la Amazonía, lo que ve como “un gran desafío”, especialmente “por el solo hecho de no pertenecer a la población amazónica”, lo que demanda en ella un “adentrarme con responsabilidad y con conciencia en la lectura, en la escucha, en el respeto, en el sumarme a otras voces para apoyar todo lo que puede ir emergiendo en el contexto Sínodal”.

La religiosa argentina es consciente de la importancia de la etapa postsinodal, algo en lo que la CLAR se quiere implicar decisivamente, habiendo planeado, en el mes de noviembre, un Seminario Continental de Conversión Ecológica Integral, donde se realizará la retransmisión de lo vivido en el Sínodo y al que seguirán otros Seminarios en 2020 “con el deseo de procurar colaborar para asumir un nuevo estilo de vida”, algo siempre presente en la CLAR, que nos llama “a abrazar la hora profética”.

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¿Cuál es el papel de la CLAR dentro de la Iglesia latinoamericana?

La Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos es un organismo internacional de Derecho Pontificio al servicio de la vida religiosa del continente. Estamos cumpliendo 60 años de fundación y con una característica muy particular: hemos nacido del fruto de la reflexión teológico-pastoral de la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano de Medellín y en un contexto pos-Vaticano II.

En este momento particular de nuestro proceso de animación, nos encontramos acompañando a la vida consagrada, desde la mística del texto de las bodas de Caná, que asume como icono inspirador para el trienio 2018-2021 el siguiente lema: “Hagan todo lo que Él diga” ¡Ya es la hora! Consideramos que hay una hora profética a la cual la vida consagrada debe responder y no podemos aplazar más el tiempo.

Dentro de nuestros objetivos procuramos promover, animar y coordinar las iniciativas y comunes de las 22 Conferencias Nacionales de Religiosas y Religiosos. Respetando su legítima autonomía, desde CLAR  nucleamos todo el trabajo para que podamos incidir en la realidad evangelizadora de nuestros pueblos. Nuestro servicio fomenta la comunión y la mutua colaboración entre las Conferencia y con otras redes intercontinentales de servicio a la Iglesia, como es el CELAM y la CIEC.

Frente a este Sínodo Amazónico que estamos ya viviendo como Iglesia Universal, la Vida Consagrada y la CLAR particularmente, tiene un papel preponderante, una voz profética, y quiere llevar como aporte el latir de nuestros territorios y de nuestras comunidades originarias desde un profundo respeto por el valor de la vida en todas sus formas.

La CLAR quiere sumarse a la línea programática del Papa Francisco, quien conjuga  el clamor de la Tierra y el clamor de los pobres en un único horizonte. Desde esa misma línea programática, como Confederación, deseamos abrazar la Tierra y acoger lo humano en la realidad concreta de nuestros pueblos Amazónicos, que claman con un gemido que debe ser escuchado y atendido. Allí queremos estar presentes como Vida Consagrada.

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¿Qué significa el papel de secretaria general de la CLAR?

Es un espacio de servicio muy importante, porque justamente desde la Secretaría se coordina, en comunión con la Presidencia y todos los Secretariados Nacionales, el caminar de la Vida Consagrada en sintonía con el Horizonte Inspirador de la CLAR. Intentamos que el mismo pueda ser recepcionado en las distintas Conferencias, y así confluir en comunión de vida, en respuestas transformadoras de la realidad.            

¿Qué ha supuesto para la CLAR el proceso del Sínodo para la Amazonía?

Para la CLAR ha sido realmente un momento muy importante.  Conjuntamente con la REPAM, de la cual CLAR es co-fundadora, nos dispusimos a caminar sumándonos a todo el proceso pre-sinodal, con una importante presencia de nuestra hermana presidenta Liliana Franco.

La Vida Consagrada ha estado siempre fuertemente presente en los lugares de frontera, en aquellos sectores donde la pobreza reclama más nuestra presencia testimonial y de acciones efectivas. La Amazonía es una invitación a abrazar la realidad de nuestros pueblos, desde sus cosmovisiones, culturas, lenguas, y desde allí colaborar y promover una vida más abundante, en la que todas y todos tengan un lugar.

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La CLAR es la vida religiosa de Latinoamérica y el Caribe, y las congregaciones de religiosas y religiosos que forman parte de ella. Podríamos decir que la vida religiosa, especialmente la vida religiosa femenina, ha sido fundamental dentro del proceso sinodal en Panamazónico. Hay muchas religiosas que se han implicado decisivamente en este proceso, ¿cómo eso puede estar repercutiendo para la misión de la vida religiosa en la Amazonía?

De por sí, la vida religiosa femenina tiene un protagonismo muy grande en toda la realidad latinoamericana y caribeña, y a nivel amazónico hay un compromiso muy fuerte de muchas congregaciones. En Quito, el año pasado, se desencadenó un proceso reflexivo muy importante, al celebrarse el encuentro de Mujeres Panamazónicas, en el cual pude estar presente en nombre de CLAR. Constaté la presencia de una vida religiosa que comparte el día a día con los pueblos amazónicos, que es itinerante, que trata de promover y colaborar en todo lo que haga falta, viviendo con respeto la realidad territorial. Es admirable el trabajo que realizan.

De hecho, tanto en la vida eclesial, como en la vida social, las mujeres tienen un papel fundamental en la vida de las comunidades amazónicas. ¿Podríamos imaginarnos una Iglesia en la Amazonía sin la presencia de las mujeres?

No, en absoluto, porque justamente son ellas las que llevan adelante el movimiento religioso en sus comunidades y la custodia de la vida en todas sus formas. Estas maravillosas mujeres, le pertenecen a la tierra, emergen de las raíces de la realidad amazónica y tienen un empuje y una capacidad de liderazgo que es realmente admirable. Me conmovió mucho estar en ese encuentro, el primero como secretaria de la CLAR. Desde mi realidad y cultura Argentina, me dispuse a estar con una actitud de escucha reverencial, porque en este encuentro de mujeres lideresas amazónicas, eran ellas las que tenían la palabra y las que se proyectaban soñando un nuevo modo de ser Iglesia. Me dispuse a ser aprendiz, y regresé sumamente edificada.

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En el Instrumento de Trabajo, en el número 129, se reconoce la importancia de las mujeres en la vida de la Amazonía, y dentro de las sugerencias aparecen elementos que hacen referencia a la vida, papel y al protagonismo de las mujeres, hablando del rol de la mujer. ¿Cómo toda esa dinámica sinodal puede ayudar para un mayor reconocimiento eclesial de una realidad que de hecho ya está siendo asumida?

En el Sínodo va a haber una presencia muy importante de mujeres. Ellas son las portavoces directas de sus comunidades y de toda la realidad de sufrimiento que está viviendo la población amazónica. La mujer, llamada a abrazar la tierra y a acoger lo humano, tiene una palabra de mucha incidencia y esto ya lo hemos venido constatado en las reuniones previas que se han tenido. Lo importante es que en la Asamblea Sinodal, se les dé lugar y se las escuche con respeto, que puedan tener palabra y ser portavoz de otras muchas voces de la realidad a la cual representan.

Ha sido convocada por el Papa Francisco como auditora del Sínodo para la Amazonía. ¿Qué significa esa convocatoria, qué significa el hecho de poder representar a la vida religiosa dentro del Sínodo para la Amazonía?

Ser portavoz de la Vida Consagrada Latinoamericana y Caribeña es una gran responsabilidad y un gran desafío. Me invita a intensificar la escucha de la realidad en sintonía con el Evangelio y en profunda actitud orante. La Vida Consagrada en actitud de salida, se siente empujada a vivir la “hora” profética y a esto debemos animar.

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El Sínodo para la Amazonía está dividido en tres momentos, la fase preparatoria, que se está cerrando, la asamblea sinodal, que empieza este próximo domingo, y el pos-sínodo, que muchos lo definen como el momento fundamental y más importante. Como CLAR, ¿cómo se posiciona delante de ese traer de vuelta e intentar hacer realidad las conclusiones del Sínodo para la Amazonía?

Todo el recorrido del movimiento sinodal se viene acompañando desde el año pasado. En el último encuentro de Junta Directiva que hemos tenido en Chile, se crearon las llamadas Comisiones de servicio de la CLAR, las cuales una de ellas realizará un primer seminario continental de retransmisión de lo vivido en Sínodo.  Se va a celebrar en Costa Rica, uno de los países más biodiversos de América Latina y del Caribe. En ese primer Seminario se espera una gran participación de la vida consagrada del continente para que sea un disparador inicial. Se sumarán otros Seminarios Continentales en el año 2020 de los cuales uno específicamente será de Vida Consagrada Amazónica. Seguramente ya tendremos en mano el documento final para la reflexión.

¿Qué es lo que se pretende conseguir con todo eso?

Estos Seminarios se hacen con el deseo de procurar colaborar para asumir un nuevo estilo de vida, ayudarnos a una necesaria conversión del corazón, ecológica, espiritual, de centralidad evangélica, que genere hábitos de una nueva ciudadanía, en la que la ecología integral sea trasversal de todas nuestras prácticas.

Queremos renovar la invitación a la vida consagrada para que abrace la centralidad del misterio de la Encarnación, que impregna toda realidad territorial. El Sínodo de la Amazonía es un emergente, pero esta escucha a los pueblos originarios atraviesa toda Latinoamérica. Una actuación conjunta, invitación vigente de la CLAR, es la de ser mediadoras/es de un VINO NUEVO que pueda recorrer nuestras prácticas cotidianas.

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El Papa Francisco es religioso y es el primer Papa religioso en mucho tiempo, el último fue Gregorio XVI, elegido entre 1831 y 1846. ¿Qué significa eso para la vida religiosa, la vida religiosa se siente más contemplada ahora con el Papa Francisco? ¿Cree que ese hecho le ha dado mayor protagonismo a la vida religiosa?

Le ha dado a la Vida Religiosa mayor protagonismo. No sólo es religioso, sino que también pertenece a nuestro contexto latinoamericano. Nos identificamos con su lenguaje, con su modo de pensar, con su propuesta y con su vuelta a la centralidad evangélica, que es lo que durante tantos años venimos trabajando como CLAR. Es decir, nos invita a volver a opciones más profundas, especialmente la de impulsar una Iglesia pobre y para los pobres.

Esa escucha, que se está instalando, a partir del Papa Francisco, como una actitud muy presente en la vida de la Iglesia, y que ayuda a conocer los clamores de los pueblos, ¿cómo puede ayudar en esa invitación a ser una vida religiosa más profética?

La atención constante es la de instalar en nuestras prácticas comunitarias, en nuestro servicio pastoral y en nuestros trabajos, la escucha, el diálogo y el discernimiento. La vida religiosa se está planteando una resignificación de sus estructuras para aprender a escuchar la realidad y discernir cuál es nuestro lugar hoy en respuesta a la realidad. Creemos que el proceso de diálogo y de discernimiento es muy importante y la mayoría de los institutos de vida consagrada, que están presentes en nuestro continente, se están mirando desde esa dinámica. Por ahí pasa nuestra voz profética y queremos que sea un aporte a la escucha de nuestros territorios y nuestros pueblos originarios.

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