40 días navegando hacia la conversión - Lunes de la semana IV 27º Día: Abandonemos las prácticas que no responden al necesario cuidado de nuestra Casa Común

40 días de conversión sinodal
40 días de conversión sinodal

Somos llamados a generar vida en abundancia, a disfrutar de una vida que se encarna en una realidad en la que se pueda descubrir la mano de Dios

Recordemos que «cuando alguien no aprende a detenerse para percibir y valorar lo bello, no es extraño que todo se convierta para él en objeto de uso y abuso inescrupuloso»

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Petición permanente por la conversión sinodal al inicio de cada día

Que el Dios Trinitario, ejemplo de vida en comunión, nos ayude a soñar con una Iglesia sinodal, donde sepamos descubrir los signos de los tiempos, y la presencia de un Dios encarnado de diferentes modos, en distintos lugares. Un Dios que nos ayude a discernir su presencia y a anunciarle en todos los rincones, también entre los que más lejos se encuentran; a ser una Iglesia en salida, que va al encuentro, que escucha y dialoga con todos. Que busquemos el bien para todos los que nos encontramos cada día y sepamos traer de vuelta a la Amazonía y a todos los lugares donde estemos, todo lo vivido en el proceso sinodal, y así hacer realidad aquello que Dios espera de nosotros.

Fragmento de una Lectura del día (cada uno es invitado a profundizar en las lecturas completas según su propia necesidad y criterio)

Así habla el Señor: Sí, yo voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva. No quedará el recuerdo del pasado ni se lo traerá a la memoria, sino que se regocijarán y se alegrarán para siempre por lo que yo voy a crear: porque voy a crear a Jerusalén para la alegría y a su pueblo para el gozo. Jerusalén será mi alegría, yo estaré gozoso a causa de mi pueblo, y nunca más se escucharán en ella ni llantos ni alaridos.

Ya no habrá allí niños que vivan pocos días ni ancianos que no completen sus años, porque el más joven morirá a los cien años y al que no llegue a esa edad se lo tendrá por maldito. Edificarán casas y las habitarán, plantarán viñas y comerán sus frutos. (Isaías 65,17-21)

Reflexión desde la perspectiva del proceso sinodal amazónico

Los nuevos cielos y la nueva tierra se hacen realidad en la medida en que nos disponemos a entrar en un proceso de conversión. El Sínodo para la Amazonía nos ha llamado a descubrir nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral, dejando atrás los errores que no han ayudado a llevar la Buena Noticia del Evangelio a los pueblos que habitan en esta inmensa región. También abandonando las prácticas que no responden al necesario cuidado de nuestra Casa Común.

Muchas situaciones han producido llantos y alaridos entre los pueblos amazónicos, también desde la Madre Tierra. Por eso, somos llamados a generar vida en abundancia, a disfrutar de una vida que se encarna en una realidad en la que se pueda descubrir la mano de Dios. Es de Él que nace todo aquello que puede conducirnos a vivir en plenitud, a que toda la humanidad pueda descubrir en su propuesta el camino de la vida, que garantiza morada, trabajo y sustento para todos.

Captura de pantalla (7)

Contemplación

Contemplemos la imagen de este día y dediquemos un momento a reconocer nuestra propia vida y experiencia en la Iglesia y al servicio de la Amazonía para pedir luz en esta Palabra de Dios y así traer de vuelta todo lo vivido. Escribir mis peticiones particulares y permanecer en ellas durante este día. Hacemos una invitación a llevar un registro de todo lo que el Espíritu suscite en nosotros como preparación interior para poder asimilar mejor el proceso sinodal.

Cita para meditación de cierre


“Despertemos el sentido estético y contemplativo que Dios puso en nosotros y que a veces dejamos atrofiar. Recordemos que «cuando alguien no aprende a detenerse para percibir y valorar lo bello, no es extraño que todo se convierta para él en objeto de uso y abuso inescrupuloso». En cambio, si entramos en comunión con la selva, fácilmente nuestra voz se unirá a la de ella y se convertirá en oración: «Recostados a la sombra de un viejo eucalipto nuestra plegaria de luz se sumerge en el canto del follaje eterno». Esta conversión interior es lo que podrá permitirnos llorar por la Amazonia y gritar con ella ante el Señor”. (Querida Amazonía, 56). 

Querida Amazonía 1

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