40 días navegando hacia la conversión - Domingo de la semana III 19º Día: El cuidado del agua garantiza la supervivencia

40 días de conversión sinodal
40 días de conversión sinodal

La sed es una situación que nos lleva a rebelarnos, pero que también nos debe hacer caer en la cuenta de la necesidad de cuidar de aquel elemento que hace posible la vida

Desde que el hombre la habita (la Amazonía), se yergue de las profundidades de sus aguas, y se escurre de los altos centros de su selva un terrible temor: de que esa vida esté, despacito, tomando el rumbo del fin

40 días

Petición permanente por la conversión sinodal al inicio de cada día

Que el Dios Trinitario, ejemplo de vida en comunión, nos ayude a soñar con una Iglesia sinodal, donde sepamos descubrir los signos de los tiempos, y la presencia de un Dios encarnado de diferentes modos, en distintos lugares. Un Dios que nos ayude a discernir su presencia y a anunciarle en todos los rincones, también entre los que más lejos se encuentran; a ser una Iglesia en salida, que va al encuentro, que escucha y dialoga con todos. Que busquemos el bien para todos los que nos encontramos cada día y sepamos traer de vuelta a la Amazonía y a todos los lugares donde estemos, todo lo vivido en el proceso sinodal, y así hacer realidad aquello que Dios espera de nosotros.


Fragmento de una lectura del día (cada uno es invitado a profundizar en las lecturas completas según su propia necesidad y criterio)

Pero el pueblo, torturado por la sed, protestó contra Moisés diciendo: "¿Para qué nos hiciste salir de Egipto? ¿Sólo para hacernos morir de sed, junto con nuestros hijos y nuestro ganado?".

Moisés pidió auxilio al Señor, diciendo: "¿Cómo tengo que comportarme con este pueblo, si falta poco para que me maten a pedradas?".

El Señor respondió a Moisés: "Pasa delante del pueblo, acompañado de algunos ancianos de Israel, y lleva en tu mano el bastón con que golpeaste las aguas del Nilo. Ve, porque yo estaré delante de ti, allá sobre la roca, en Horeb. Tú golpearás la roca, y de ella brotará agua para que beba el pueblo". Así lo hizo Moisés, a la vista de los ancianos de Israel. 

Aquel lugar recibió el nombre de Masá - que significa "Provocación"- y de Meribá - que significa "Querella"- a causa de la acusación de los israelitas, y porque ellos provocaron al Señor, diciendo: "¿El Señor está realmente entre nosotros, o no?". (Éxodo 17,3-7).

Reflexión desde la perspectiva del proceso sinodal amazónico

El cuidado del agua es una actitud fundamental que garantiza la sobre vivencia del ser humano. La sed es una situación que nos lleva a rebelarnos, pero que también nos debe hacer caer en la cuenta de la necesidad de cuidar de aquel elemento que hace posible la vida. La Amazonía es uno de los principales depósitos de agua del Planeta, lo que nos tiene que llevar a pensar que su cuidado tiene que ser una preocupación global.

Para ello es necesario posicionarse contra quienes están acabando con las fuentes de agua, los grandes proyectos agrícolas, madereros, ganaderos, mineros. Ellos son los grandes villanos en el cuidado de este bien primordial. Por un lado, se sienten dueños, y, por el otro, la contaminan hasta tal punto que se convierte en algo inservible. Reflexionemos sobre nuestras actitudes, no tentemos nuevamente a Dios, cuidemos de lo que Él ha dado para todos y de lo cual nadie se puede sentir dueño, ni usarlo sin tener en cuenta las consecuencias de sus errores.

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Contemplación

Contemplemos la imagen de este día y dediquemos un momento a reconocer nuestra propia vida y experiencia en la Iglesia y al servicio de la Amazonía para pedir luz en esta Palabra de Dios y así traer de vuelta todo lo vivido. Escribir mis peticiones particulares y permanecer en ellas durante este día. Hacemos una invitación a llevar un registro de todo lo que el Espíritu suscite en nosotros como preparación interior para poder asimilar mejor el proceso sinodal.

Cita para meditación de cierre


“Es la Gran Amazonia, toda en el trópico húmedo, con su selva compacta y atolondrante, donde todavía palpita, intocada y en vastos lugares jamás sorprendida por el hombre, la vida que se fue urdiendo en las intimidades del agua [...]. Desde que el hombre la habita, se yergue de las profundidades de sus aguas, y se escurre de los altos centros de su selva un terrible temor: de que esa vida esté, despacito, tomando el rumbo del fin”. (Querida Amazonía, 45) 

Querida Amazonía 2

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