Documento para el Camino y Guía Metodológica, instrumentos del proceso de escucha Documento para el Camino: “Escucha para discernir juntos la voluntad de Dios” para la Iglesia de América Latina y el Caribe

Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe
Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe

Es algo de todo el Pueblo de Dios, de carácter sinodal, y no de “élites ilustradas de una ideología o de otra”

“Un amplio proceso de escucha para discernir juntos la voluntad de Dios y el llamado que nos hace como Iglesia en esta región del mundo”

“Una ayuda para el diálogo y el discernimiento personal y comunitario

Crecer en el seguimiento de Jesús, “a través de un camino de formación integral que permita el desarrollo de su dimensión misionera”

Papa Francisco Asamblea

Algo que se hace por primera vez y que cuenta con el impulso del Papa Francisco. Eso es la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, como el propio pontífice reconocía en el vídeo que enviaba con motivo de la presentación de este importante evento, el pasado 24 de enero.

Es algo de todo el Pueblo de Dios, de carácter sinodal, y no de “élites ilustradas de una ideología o de otra”, como el propio Papa insistía. La Asamblea, que se realizará del 21 al 28 de noviembre de 2021,bajo la mirada amorosa de Santa María de Guadalupe, en la Ciudad de México, ya está comenzando su preparación, con “un amplio proceso de escucha para discernir juntos la voluntad de Dios y el llamado que nos hace como Iglesia en esta región del mundo”, como recoge el Documento para el Camino, el instrumento que ha sido elaborado para guiar el trabajo en los próximos meses. Junto con este documento se ha elaborado una Guía Metodológica que concreta las preguntas que pueden ser respondida en grupo o individualmente.

Será “un tiempo de oración y de escucha del Espíritu, quien nos ayudará a reconocer comunitariamente los signos de los tiempos”, siguiendo el método ver, juzgar y actuar, tan presente en la Iglesia latinoamericana del postconcilio. Por eso, el Documento para el Camino, que estará disponible en español, portugués, francés e inglés, quiere ser “una ayuda para el diálogo y el discernimiento personal y comunitario”. 

Sinodalidad

La realidad latinoamericana interpela la vida de los discípulos misioneros en esta hora de la historia, marcada por la pandemia del Covid-19, que el documento considera un signo de cambio de época. Aunque ha afectado a todos, “las personas que viven en pobreza y pobreza extrema han sido y son las más afectadas”, haciendo más visibles los graves problemas sufridos en América Latina y el Caribe desde hace décadas. El documento reflexiona sobre “un modelo económico y social que se vuelve contra el ser humano”, una reflexión presente en Fratelli tutti, y que en América Latina y el Caribe, la región con mayor inequidad, donde se han ensayado diversos modelos económicos que han erosionado la calidad de vida de las personas y el futuro de las nuevas generaciones”. 

La creciente exclusión y la cultura del descarte se han instalado en la región, aunque también es verdad que se han multiplicado las prácticas de solidaridad. El Documento para el Camino llama a escuchar el clamor de la tierra cuidando nuestra casa común, a reflexionar sobre la creciente violencia en nuestras sociedades, a hacer realidad un Pacto Educativo Global que ayude a superar las grandes brechas educativas, a acompañar a los migrantes, considerados los nuevos pobres, y a los pueblos indígenas y afrodescendientes, haciendo realidad una plena ciudadanía en la sociedad y la Iglesia. Al mismo tiempo se reflexiona sobre la globalización y la democratización de la comunicación social, una realidad que ha tomado una gran importancia en este tiempo de pandemia. Ante una información desbordante, con conocimientos fragmentados, es urgente una visión integradora.  

El análisis de la coyuntura también aborda la realidad eclesial, reflexionando sobre el avance de la secularización, el avance de las iglesias evangélicas y pentecostales, el reto de un mayor desarrollo de la pastoral urbana o la presencia en el mundo juvenil, con un futuro cada vez más incierto. Junto con eso, se aborda el reto de la plena participación de las mujeres en la sociedad y la Iglesia, algo que fue reflexionado en el Sínodo para la Amazonía, donde fueron señalados algunos caminos. Tampoco se dejan de lado los pecados eclesiales, como el tema de los abusos en la Iglesia, algo que “afectó profundamente la confianza en la Iglesia y su credibilidad”, y el clericalismo, un obstáculo grande para una Iglesia sinodal. El objetivo es hacer realidad una Iglesia itinerante y sinodal, andando por nuevos caminos. 

Documento para el Camino

Esos signos de los tiempos son leídos como discípulos misioneros, algo nacido en Aparecida, pretendiendo iluminar la vida de los pueblos latinoamericanos y caribeños desde el encuentro con Jesucristo. Eso es algo que se hace realidad en la práctica del amor y de la caridad. El Documento para el Camino propone crecer en el seguimiento de Jesús, “a través de un camino de formación integral que permita el desarrollo de su dimensión misionera”, entendiendo que como discípulos misioneros estamos al servicio de la vida. Se trata de asumir la misión como un movimiento “en salida” y de entender la evangelización, como instrumento de promoción humana y auténtica liberación, a partir de la opción preferencial por los pobres y tratando de “desarrollar estructuras más justas y de transmitir los valores sociales del Evangelio”.

El actuar parte de la premisa de que “como discípulos misioneros estamos llamados a recorrer nuevos caminos”.  Eso se concreta en varias actitudes: el llamado hacia una ecología integral, que supone una conversión personal; hacia una economía solidaria, sostenible y al servicio del bien común, con rostro humano; hacia una cultura de paz, posicionándonos frente a la violencia que afecta sobre todo a las personas más indefensas y desprotegidas; a entender las contribuciones y riesgos de las nuevas tecnologías; hacia una mayor interculturalidad e inculturación; a  velar por la frágil democracia; y hacia una renovación eclesial, que siguiendo lo dicho en Aparecida supone “reformas espirituales, pastorales y también institucionales” que posibiliten pasar de “una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera”. 

Lo que la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe pide y espera es la contribución de todos, con la riqueza de sus dones, con sus reflexiones, observaciones y propuestas innovadoras al discernimiento común, ejerciendo la corresponsabilidad como miembros del Pueblo de Dios para que nuestros pueblos tengan vida”. Es un momento de escuchar para después discernir juntos los nuevos caminos, buscando “planificar con sentido de responsabilidad común para que no sólo pongamos un fundamento sólido sino, con la gracias de Dios, podamos también concluir la construcción iniciada”. Siempre buscando “transformarnoscada vez más en discípulos misioneros en salida”.

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