Tres días de encuentro estudiando el Instrumento de Trabajo La Iglesia amazónica brasileña concluye su asamblea para el Sínodo, que “llega en un momento crucial de nuestra historia”

La Iglesia amazónica brasileña concluye su preparación al Sínodo, que “llega en un momento crucial de nuestra historia”
La Iglesia amazónica brasileña concluye su preparación al Sínodo, que “llega en un momento crucial de nuestra historia”

“El Papa Francisco está pidiendo una conversión no sólo a la Iglesia de la Pan Amazonía, lo está pidiendo al mundo entero, a toda la Iglesia”

“La Iglesia tiene que ser capaz de dejarse interpelar por aquello que son los grandes gritos y sueños, el grito de la Tierra, de los pueblos, sobre todo de los pueblos originarios

Es necesario “entrar en contacto con la vida de la selva y de las aguas, y prioritariamente con la vida de las comunidades, repleta de sabiduría y de respuestas a los desafíos de la región

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El ejercicio de la sinodalidad es un gran desafío en la Iglesia actual, algo que fue lanzado en el Vaticano II, pero que podemos decir que el Papa Francisco, con la Episcopalis Conmunio, ha querido colocar como prioridad para toda la Iglesia, insistiendo en el imperativo de caminar juntos como Iglesia y siempre abiertos a la realidad de la que no podemos aislar o huir.

La Iglesia de la Amazonía brasileña, encabezada por sus obispos, ha llevado a cabo durante tres días un ejercicio de esa sinodalidad, de escucha mutua, de interpelación, como actitudes básicas para convertir en algo concreto ese deseo del Papa Francisco. El estudio del Instrumento de Trabajo ha sido el hilo conductor de un encuentro en el que los 120 participantes, en las reuniones plenarias y en pequeños grupos, han ido escudriñando su contenido y aportando nuevas visiones en vista de los trabajos en la asamblea sinodal. Los presentes han mostrado que este es un Sínodo en el que la Iglesia y los pueblos de la Pan Amazonía se sienten implicados, unidos a los hombres y mujeres que, de 6 a 27 de octubre, estarán dentro de la asamblea sinodal buscando nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral.

Como reconocía el cardenal Claudio Hummes, “el Sínodo nos interpela sobre nuestro modo de ser pastores y agentes de evangelización en la Iglesia” insistiendo en que, “nos sentimos llamados, interpelados, no podemos ignorarlo”. El Presidente de la Red Eclesial Pan Amazónica recordaba que “el Papa Francisco está pidiendo una conversión no sólo a la Iglesia de la Pan Amazonía, lo está pidiendo al mundo entero, a toda la Iglesia”, algo que ya aparece en Evangelii Gaudium y Laudato Si.

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El cardenal Hummes hacía una llamada a los presentes para que no sea olvidado que “la Iglesia tiene que ser capaz de dejarse interpelar por aquello que son los grandes gritos y sueños, el grito de la Tierra, de los pueblos, sobre todo de los pueblos originarios”. Refiriéndose al proceso de escucha, el purpurado afirmaba que los pueblos de la Amazonía, “al ser escuchados, sintiendo que podían hablar, hicieron propuestas fuertes, lo que nos tiene que llevar a estar atentos”. Por eso, el relator del Sínodo para la Amazonía, destacaba que “esa escucha es fundamental si queremos hoy interpretar los signos de los tiempos”.

Según el cardenal brasileño, ese “sentirse interpelados y dispuestos a caminar, eso trae exigencias nuevas, nuevos problemas, pues los nuevos caminos siempre tienen problemas”, pero eso no puede hacer que la Iglesia tenga miedo y llevarla a “dejar de hacer un esfuerzo de caminar hacia lo nuevo, pues no podemos olvidar que Jesucristo es el eternamente nuevo”. En ese caminar juntos, en sinodalidad, es muy importante, según el cardenal Claudio Hummes, “dejarse iluminar por los otros, por las realidades de los otros países de la Pan Amazonía”, insistiendo una vez más en que “este momento es un kairós, un tiempo de gracia, un momento privilegiado que no podemos perder”. Desde ahí somos desafiados a “aprender a mirar para un futuro que no es muy promisor, donde la Iglesia no puede estar menos presente de lo que debería estar, dejando interpelarse por el Espíritu”, completaba el cardenal.

Los participantes han elaborado una carta en la que se destaca que el trabajo en común entre los obispos de la Amazonía brasileña es algo que se remonta a 1952. Al mismo tiempo se resalta la importancia que la Iglesia católica ha tenido en la vida social de la región en los últimos cuatro siglos, insistiendo en que mucha “sangre, sudor y lágrimas fueron derramados en defensa de los derechos humanos y la dignidad, especialmente de los más pobres y excluidos de la sociedad, de los pueblos originarios y del medio ambiente tan amenazados”. Al mismo tiempo señala los riesgos de la situación actual y la importancia de un Sínodo que “llega en un momento crucial de nuestra historia”.

Como reconocía Monseñor Mario Antonio da Silva, obispo de Roraima y vicepresidente de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil – CNBB, es necesario “entrar en contacto con la vida de la selva y de las aguas, y prioritariamente con la vida de las comunidades, repleta de sabiduría y de respuestas a los desafíos de la región”. El obispo insiste en que hay que “oír la voz de la Amazonía a través del clamor de los pueblos originarios, que reclaman un cuidado mayor con la Creación y una conversión ecológica integral”. Por último, reconocía que es fundamental “reconocer los caminos recorridos y trazar nuevos para avanzar en la propuesta del Papa Francisco de ecología integral y realización del Reino de Dios”.

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Carta del encuentro de estudio del Instrumento de Trabajo del Sínodo de la Amazonía

"Cristo señala a la Amazonía" (Sao Paulo VI)

Reunidos en Belém de Pará, con el objetivo de estudiar el Instrumento de Trabajo del Sínodo de la Amazonía, obispos, sacerdotes, religiosas y religiosos, laicas y laicos de las iglesias amazónicas, como también hermanas y hermanos que comparten el viaje ecuménico, queremos expresar nuestras preocupaciones sobre la "Casa Común" y una misión evangelizadora encarnada, samaritana y ecológica.

Desde 1952, los obispos de la Amazonía se reúnen periódicamente para posicionarse en la misión del Iglesia en la peculiar realidad de la Amazonía. "Cristo señala a la Amazonía" es la expresión profética y programática del Papa San Pablo VI que en 1972 se reflejó en el Encuentro de Santarém. Nuestra iglesia asumió, entonces, el compromiso de "encarnarse, en la sencillez", en la realidad de los pueblos y de esforzarse para que por medio de la acción evangelizadora se hiciese cada vez más nítido el rostro de una Iglesia amazónica, comprometida con la realidad de los pueblos y la tierra. En el encuentro de 1990 en Belém-Icoaraci, los obispos de la Amazonía fueron los primeros en advertir al mundo de un inminente desastre ecológico con "consecuencias catastróficas para todo el ecosistema (que) ultrapasan, sin duda, las fronteras de Brasil y el continente "(Documento "En defensa de la vida en la Amazonía").

Nuevamente reunidos en Icoaraci, Pará en 2016, los obispos de la Amazonía dirigieron una carta al Papa Francisco pidiendo un Sínodo para la Amazonía. Acogiendo el deseo de la Iglesia en los nueve países amazónicos, el Papa convocó el 15 de octubre de 2017 la "Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la Pan-Amazonía", con el tema "Amazonía: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral".

La Iglesia Católica desde el siglo XVII ha estado presente en la Amazonía, preocupándose por la evangelización y promoción humana al mismo tiempo. Cuántas escuelas, hospitales, talleres, obras sociales se construyeron y fueron mantenidas durante siglos en todos los rincones de la Amazonía. Pueblos y ciudades se edificaron a partir de las "misiones" de nuestra Iglesia. Cuanta sangre, sudor y lágrimas fueron derramados en defensa de los derechos humanos y la dignidad, especialmente de los más pobres y excluidos de la sociedad, de los pueblos originarios y del medio ambiente tan amenazados. Lamentamos mucho que hoy, en lugar de ser apoyados y alentados, nuestros líderes son criminalizados como enemigos de Patria.

Junto con el Papa Francisco, defendemos firmemente la Amazonía y exigimos medidas urgentes de los Gobiernos ante agresiones violentas e irracionales contra la naturaleza, la destrucción sin escrúpulos del bosque que mata la flora y fauna milenarias con incendios provocados criminalmente.

Estamos angustiados y denunciamos el envenenamiento de ríos y lagos, la contaminación del aire por el humo que causa envenenamiento peligroso, especialmente de los niños, la pesca predatoria, invasión de tierras indígenas por la empresas mineras, buscadores de oro y madereras, el comercio ilegal de productos de biodiversidad.

La violencia, que recientemente ha aumentado de manera alarmante, nos causa horrores y también exige el compromiso de nuestra Iglesia para que la paz y el respeto, la fraternidad y el amor prevalezcan.

Defendemos vigorosamente la Amazonía, que cubre casi el 60% de nuestro Brasil. La soberanía brasileña sobre esta parte de la Amazonía es incuestionable para nosotros. Entendemos, sin embargo, y apoyamos la preocupación mundial por este macro bioma que desempeña una función reguladora del clima planetario muy importante. Todas las naciones están llamadas a colaborar con los países amazónicos y con las organizaciones locales que se comprometen a preservar la Amazonía porque de esta macrorregión depende la supervivencia de los pueblos y el ecosistema en otras partes de Brasil y el continente.

El Sínodo, convocado por el Papa Francisco, llega en un momento crucial de nuestra historia. Queremos Identificar nuevos caminos de evangelización de los pueblos que habitan la Amazonía. Al mismo tiempo, la Iglesia se compromete a defender este terreno sagrado que Dios ha creado en su generosidad y que debemos cuidar y cultivar para las generaciones presentes y futuras.

Un agradecimiento especial a la Red Eclesial Pan-Amazónica / REPAM por todos su esfuerzo dedicado en el importante proceso de escucha de las comunidades, con la participación de los diversos segmentos de la Pueblo de Dios, especialmente mujeres y con fuerte participación de los jóvenes y de los pueblos originarios.

Pedimos que rezem por nós, irmãs e irmãos, para que a caminhada sinodal reflita “as alegrias e as esperanças, as tristezas e as angústias dos homens e das mulheres de hoje, sobretudo dos pobres e de todos aqueles que sofrem” (GS 1). Que Maria de Nazaré, expressão da face materna de Deus no meio de nosso povo, por sua intercessão, acompanhe os passos da Igreja de seu Filho nas terras e águas amazônicas para que ela seja sinal e presença do Reino de Deus. Que ajude, com sua missão evangelizadora e humanizadora, a dignificar cada vez mais a vida em nossa região. Participantes do Encontro de Estudo do Instrumento de Trabalho do Sínodo da Amazônia

Les pedimos que recen por nosotros, hermanas y hermanos, para que el camino sinodal refleje "las alegrías y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres y mujeres de hoy, especialmente los pobres y todos los que sufren” (GS 1).

Que María de Nazaret, expresión del rostro maternal de Dios entre nuestro pueblo, a través de su intercesión, acompañe los pasos de la Iglesia de su Hijo en las tierras y aguas amazónicas para que sea signo y presencia del Reino de Dios. Que ayude, con su misión evangelizadora y humanizadora, a dignificar cada vez más la vida en nuestra región.

Participantes del Encuentro de Estudio del Instrumento de trabajo del Sínodo de la Amazonía

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